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Sala de espera. Salud y enfermedad
detrás de cámaras de Carol Ann Figueroa, editorial
El Malpensante, es el resultado de una investigación
exhaustiva que duró tres años para el documental
Paciente. Este libro de crónicas retrata el dolor, la
desesperación y sobre todo el cansancio prolongado al
que se ve sometido el paciente de una enfermedad terminal y
su cuidador en el sistema médico colombiano, pero también
pone de plano a los médicos y especialistas que se esfuerzan
por comprender lo que le pasa a una persona más allá
del síntoma. |
Acercarnos a la definición
de paciente implica un reconocimiento como seres vulnerables
y finitos, y esto no es fácil de aceptar además
cuando el paciente no es únicamente quien tiene que soportar
la enfermedad, sino también su cuidador y ambos esperan
una solución para el problema de salud. |
Carol Ann Figueroa
nos ubica en la sala de espera y ésta a su vez se convierte
en el escenario donde el paciente, sobre todo el que ya no tiene
cura, pasa la mayoría del tiempo enfrentando su problema
de salud, con él mismo, con otros, pero también
con una burocracia a la que no le interesa el sufrimiento.
El prólogo, escrito por médico salubrista Samuel
Andrés Arias, nos revela esta incómoda realidad:
Quienes administran y defienden nuestro sistema sostienen
que su mayor logro es una amplia cobertura, sin considerar la
alta cuota de sufrimiento necesaria para lograr un acceso efectivo
a los servicios.
La autora narra esta investigación en primera persona,
y nos muestra con sus palabras a manera de cámara cómo
en un principio se centró en hallar al protagonista ideal
del documental que contara el trasegar hacia la muerte, pero
el paso del tiempo y las historias de otros personajes que enriquecieron
la realidad, cambió su mirada.
Sala de espera, es una reflexión de las condiciones actuales
de un sistema de salud y de las formas de vivir, como la escritora
lo manifiesta es un intento por exorcizar una experiencia
intensa con la enfermedad y la muerte, un homenaje a quienes
quisieron dejar su rastro al contarme su historia con la esperanza
de ser parte del documental y un intento por generar conciencia
tanto de la fugacidad de la vida, como de las injusticias que
padecemos al soportar un sistema de salud tan inhumano como
el colombiano.
La sala de espera nos recuerda nuestra autonomía para
asumir la vida, nos recuerda que todos somos pacientes, que
la muerte es un hecho y que nunca se está lo suficientemente
preparado para lo impredecible de las circunstancias que dan
su particularidad a nuestra propia historia. Todos en algún
momento somos los que esperaron, esperan y esperarán. |
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