Medimás es el nuevo nombre de Cafesalud. Prestasalud,
como se conoció hasta hace pocos días, fue
la entidad compradora de la mayor aseguradora pública
del país, con casi 5.6 millones de afiliados tanto
en el régimen contributivo como en el subsidiado.
La generación de sinergias entre 198 entidades con
experiencia en el sector, pretende superar las condiciones
en las que se encontraba Cafesalud en el momento de la venta:
un evidente y grave deterioro financiero debido a que su
modelo en salud no logró los resultados esperados,
lo que se reflejó en un desgaste institucional con
profundos efectos para su red de prestadores de servicios
(IPS), proveedores y afiliados.
Prestasalud ofreció $1 billón por el régimen
contributivo, $200.000 millones por el subsidiado y $250.000
millones por la red ESIMED. Sanitas, por su parte, pujó
por el modelo de atención y ofreció $270.000
millones. No obstante, de manera posterior a la puja, se
conoció que el Gobierno Nacional tenía fijado
un piso de $430.000 millones, cabe preguntar ¿cómo
fueron los procesos evaluativos de parte y parte si terminan
tan disímiles?, ¿es esto el resultado de los
ejercicios de valoración de empresa y proyecciones
financieras a la luz de las capacidades empresariales reales
y las expectativas propias del negocio del aseguramiento
en el país?. Ello advertiría que en esta operación
comercial en donde el Gobierno no fue capaz de contribuir
en la fijación previa de precios generará
la asimetría entre las propuestas económicas
y los elementos valorativos. Lo que se ha traducido en preguntarse
si evidentemente hubo una puja real o no. Respuesta que
sigue pendiente.
Una integración bajo el esquema de consorcio puede
resultar hasta en una buena práctica con algunas
regulaciones, por cuanto se pueden transferir eficiencias
técnicas, sociales y operacionales. Al evitarse la
contratación entre las partes, se elimina la intermediación
subrepticia, donde es posible que se generen incentivos
en la eficiencia del gasto en salud, se agilice la oportunidad
en la atención y se evite la judicialización
de los servicios de salud, en el entendido de que no habría
lugar a las acciones de tutela para acceder a los servicios
de salud. A todas luces, una revolución en el modelo
de aseguramiento, que pocos presagiaban, pero que la misma
mano invisible del mercado ha ido modelando y configurando.
A la postre, esto podría resultar en la verdadera
respuesta que todos estábamos esperando.
Es de anotar que los ingresos por UPC mensual que tiene
esta aseguradora son cerca de $400.000 millones mensuales,
es decir el 50% de la deuda total. Con solo dos meses de
ingresos operacionales se alcanzaría a cubrir la
totalidad de la deuda y Prestasalud tendría el resto
del tiempo para generar las eficiencias del nuevo modelo
y obtener una tasa interna de retorno, que le asegure la
viabilidad.
Pero considerando que puede ser un buen negocio para vendedores
y compradores, también lo puede ser para el sistema
de salud, por cuanto se despuntan futuras movidas similares,
habida cuenta que no hay restricción alguna para
que esta y otras empresas, puedan incursionar en nuevos
modelos de negocios en el subsector salud donde las alianzas
entre entidades se utilicen para aprovechar todos los recursos
médicos y administrativos que tienen disponibles
y así mejorar las prácticas, construir acuerdos
de prestación, optimizar los recursos y procurar
una mejor relación con los afiliados, buscando finalmente
su satisfacción y preservarle la salud.
Esta 'nueva piel' en el aseguramiento, abre el camino para
la creación de modelos más eficientes para
el sistema. Este, mientras tanto y tal como en la película
en La piel que habito, se ha transformado desde los aspectos
fenotípicos o externos del sistema, hasta su naturaleza,
estructura y carácter en cuanto al acceso, solidaridad
y eficiencia, lo que todos los actores del sistema reclaman
para el sector de la salud.
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