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El Hospital: Un modelo
administrativo y empresarial
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A sus 30 años de edad,
el médico Julio Ernesto Toro Restrepo asumió
en 1981 la subdirección del Hospital, siendo director
el doctor Oscar Bermúdez. Ocupó la dirección
general entre 1983 y 1990, pasó a la gerencia de Susalud
EPS, volvió a la dirección del Hospital en 1995,
y ahí sigue. Para el doctor Toro, varias cosas le permiten
al Hospital mantenerse y crecer en medio de la tormenta: Una,
modestia aparte, es la honestidad; dos, la firme determinación
que tomó el Hospital de no seguir siendo miserable,
sino una persona jurídica digna y merecedora de la
confianza que los pacientes le entregaban. Por mucho tiempo
fue paupérrimo y todos estaban conformes: los trabajadores,
la dirigencia, la misma gente del Hospital aceptaba que no
pagara oportunamente los salarios y demás obligaciones.
Por mucho tiempo no tuvimos cómo responder a esa confianza,
había buena voluntad pero no era suficiente.
El director defendió la decisión de San Vicente
de brindar, legal, justa y oportunamente, la seguridad del
paciente, medicamentos e insumos, pagos a trabajadores, seguridad
social, etc. Indicó el doctor Toro: Orden, ha
sido la palabra del éxito.
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Al Hospital lo salvamos todos
los hombres que tuvimos que ver con él, y la fidelidad
a las creencias. Si la Ley 100 es para todos, ¿cómo
otros no sobrevivieron? No es de milagros: yo creo que sí
existen, pero no reemplazan el trabajo, ni la constancia,
ni la voluntad, ni los credos; los milagros no hacen lo que
uno no es capaz de hacer. Dr. Julio Ernesto Toro. Foto:
Rodrigo Peláez
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Alguien dijo que
el amor es el orden de las cosas, y encaja bien aquí;
no es sólo el rigor en los hechos, sino lo que se hace
con agrado, con dedicación y generosidad, en suma, con
amor. Así como Bolívar fue 'el hombre de las dificultades',
en su campo ésta es 'la institución de las dificultades',
que fueron también el pie amigo para grandes soluciones,
contaminados un poco por el amor propio, pues nadie quiere ser
pobre, feo o maluco, sino todo lo bueno. Cualquiera quisiera
ser director de un gran hospital, pero hay que hacerlo primero,
irlo construyendo.
Cuenta el director: Una vez dije que me reía de
los gerentes, hablaba de los que se dan ínfulas, se creen
dueños de las soluciones y la verdad, y caminan con aire
de suficiencia delante de todo el mundo, sabiendo que todas
las organizaciones están llenas de conflictos y uno es
partícipe de ellos, por los que genera y por los que
le toca sufrir; nadie es inocente de todo, también uno
tiene culpa en las equivocaciones ajenas. Si hay un problema
con los insumos que se dan a los pacientes, yo también
tengo responsabilidad, así no sea yo el que compre y
pague. Darse ínfulas como super-gerente es ridículo.
Cuando discutíamos en 1993 el futuro del Hospital, decían:
'Se acabó el Hospital porque llegó la Ley 100'.
Yo decía: 'Siempre habrá necesitados, de afecto,
salud o de condiciones de vida, de nuestro apoyo para cumplir
su sueño de estar sano, así tenga dinero o su
EPS lo apoye'. Siempre creí que el futuro del Hospital
no llegaba hasta la Ley 100, sino que empezaba ahí con
más fuerza, y fue así. Nos adaptamos a las coyunturas
de la facturación, la Ley 50, cesantías, etc.
¿Qué habría sido de nosotros, de mí
en especial que estudié aquí, si no hubiera sido
por este Hospital y por la Universidad de Antioquia?.
Ante la idea de que la Ley 100 salvó al Hospital, afirmó:
Si fuera así, la Segunda Guerra Mundial no se habría
acabado y tantas otras cosas; la Ley 100 es un tecnicismo de
los que nunca faltan, una coyuntura. Al Hospital lo salvamos
todos los hombres que tuvimos que ver con él, y la fidelidad
a las creencias. Y si la Ley 100 es para todos, ¿cómo
otros no sobrevivieron? No es de milagros: yo creo que sí
existen, pero no reemplazan el trabajo, ni la constancia, ni
la voluntad, ni los credos; los milagros no hacen lo que uno
no es capaz de hacer; uno los menciona como símbolo de
la magia de este logro fantástico.
¿Qué cosas no puede perder el Hospital San
Vicente? Se pregunta su director, y responde: Seguir
haciendo todo lo que ha hecho bien, no cambiar por cambiar,
sólo lo que no funciona; lo que funciona, conservarlo.
Verbigracia, nos ha funcionado prestar un servicio generosamente
durante cien años. Es lealtad a lo que generó
este Hospital porque, modestia aparte, hay cosas que se han
hecho muy bien; no las hice yo, nunca he hecho un trasplante,
pero este Hospital los hace muy bien. Y hay que seguir al lado
de los principios fundamentales. El Hospital nunca se sentirá
sólo: siempre habrá un necesitado que lo encontrará.
Eso tiene su embrujo. |
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Bernardo Chica, el director
que hizo del Hospital una empresa
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El doctor Bernardo
Chica Molina trabajó 26 años en el Hospital San
Vicente: en una época ocupó a la vez las jefaturas
de Consulta Externa, Policlínica y Residentes. Fue director
entre 1961 y 1968, y le tocó abrir camino a la nueva
visión auto-gestora: En 1958 me fui a Michigan
(Estados Unidos) a estudiar administración hospitalaria
dos años; muy raro un médico estudiando eso, se
burlaron de mí, que cómo se me ocurría,
siendo profesor e internista destacado. Pero los hospitales
eran mal manejados, nombraban al médico más buena
persona, pero que no sabía administración. |
Con el Máster,
vine en 1960 a dirigir el Hospital, una época de transición
muy dura, su situación era crítica como la de
casi todos los hospitales del país: en déficit,
se gastaba la plata y al fin de cada año llamaban al
papá Gobierno a que lo sostuviera. Mi objetivo fue manejarlo
como empresa, pero al decir eso, todo el comunismo alborotado
en el Hospital se me vino encima, dijeron que venía a
implantar metodología norteamericana, que era de la burguesía.
Por querer adoptar un sistema administrativo y financiero distinto,
me tocaron 5 o 6 huelgas.
Refiere como una lucha la construcción del Hospital Infantil.
Y prosiguió: Cuando llegué a introducir
la historia clínica para cada paciente, mis viejos profesores
me decían: '¿Vino usted a dañarnos la vida?
¡Qué cuento de historias clínicas! Eso no
se usa. Nosotros vemos pacientes y que se vayan'. Traté
de iniciar la facturación, pero faltó cooperación
del personal, pues el concepto era que el Hospital no tenía
por qué cobrarle a nadie. Dijo que el avance administrativo,
científico y tecnológico de San Vicente es ejemplo
para el mundo, más con los Centros Especializados, y
calificó la gestión del doctor Julio Ernesto Toro
como excelente, como nunca el Hospital tuvo.
Y refirió: Coltejer nos ayudó mucho a construir
la Consulta Externa. Hay que ver lo que era antes en el sótano
del Pensionado, la gente cogía turno desde la una o dos
de la mañana, al sol y al agua hasta el amanecer, a ver
si la atendían. Con ayuda de la señora Tulia Uribe,
asistente social, y del doctor Darío Londoño quien
fue alcalde de Medellín, empezamos a construir la 'Casa
del Buen Dios' para alojar esa gente mientras se le conseguía
hospitalización. Como se acabó la plata, compré
4 pedazos de la Lotería de Medellín, se la encomendé
a San Martín de Porres, y dije: Si me la gano,
le doy gran parte a la Casa del Buen Dios para terminarla.
Me la gané, como $60.000 que hace 50 y tantos años
era mucha plata, y buena parte la di para la Casa. |
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Oscar Bermúdez luchó
contra
un terremoto y una crisis financiera
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Llegado de la dirección
del Hospital Mental de Antioquia, el médico Oscar Bermúdez
entre 1977 y 1981 fue director del Hospital San Vicente, entonces
sumido en una profunda crisis financiera y laboral, a la cual
se sumaron las averías dejadas por el terremoto del 23
de noviembre de 1979.
El doctor Bermúdez -fallecido recientemente- incidió
en la modernización administrativa, materializada en
la creación de los departamentos de Arquitectura, Planeación
y de Comunicaciones; al frente de éste quedó la
comunicadora social Beatriz Elena Saldarriaga, vital en la consolidación
de la imagen institucional y en campañas publicitarias
en busca de recursos para aliviar la bancarrota del centro asistencial.
Fue una gran cruzada que sensibilizó a empresarios, dirigentes
políticos y gubernamentales y a la comunidad; todos aportaron
su óbolo para salvar su Hospital. |
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El doctor Bermúdez
propició la clasificación socioeconómica
para racionalizar los cobros a los pacientes acorde con sus
condiciones de vida, modelo señalado como pionero en
Colombia y luego adoptado por otros hospitales. El balance del
doctor Bermúdez consigna, además de la restauración
de las áreas deterioradas por el sismo, con el valor
agregado de los preciosos murales artísticos, un considerable
saneamiento de las deudas con el personal hospitalario y otros
estamentos, la actualización de varias unidades, renovación
de equipos médicos y una inversión productiva
de $500 millones. |
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