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Quien no quiera al Hospital de San Vicente Fundación
que levante la mano. Durante cien años, ha sido el norte
de los afectos, la señal dejada en el tiempo por don
Alejandro Echavarría Isaza y sus compañeros fundadores
es ese amor común al hospital que borra fronteras sociales.
Ustedes tienen que hacerse perdonar las ventajas que tienen,
decía a sus hijos don Guillermo Echavarría Misas,
hijo de don Alejandro y uno de los prohombres de la centenaria
institución. Como quien dice -señala doña
Margarita |
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| Echavarría
de Uribe, hija de Guillermo- que como nosotros teníamos
tantas posibilidades de vida, debíamos hacérnoslas
perdonar ayudando a quienes no las tenían. Y 100
años de amor al prójimo, limaron diferencias entre
políticos y empresarios, y unieron aportaciones filantrópicas
de ricos tan disímiles como Carlos Coroliano Amador y
Pepe Sierra. |
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De gran tradición
científica y humanista
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Componente
esencial de la buena imagen del Hospital Universitario de San
Vicente Fundación en el imaginario público, es
su vocación científica. El historiador Gabriel
Poveda Ramos, señaló a EL PULSO: El Hospital
ha recorrido una trayectoria ejemplar de salud pública,
de solidaridad cristiana y humana en Colombia, por el espíritu
de servicio que le imprimieron desde su fundación Alejandro
Echavarría y quienes lo acompañaron hace 100 años,
y por el altísimo nivel profesional que mantiene.
Mencionó entre las innovaciones científicas que
introdujo el Hospital, las soluciones de electrólitos
para niños recién nacidos y los trasplantes de
riñones; y lo ponderó como educador de muchas
generaciones de médicos que perpetúan la tradición
de servicio y ciencia.
Sobre su modelo francés de atención humanista,
indicó: Eso corresponde a la trayectoria histórica
de una visión de la medicina, llamada en la época
anatomo-clínica; con el paso del tiempo absorbió
una influencia tecnologista de Estados Unidos; en otras partes
se llegó al extremo de olvidar el espíritu humanista
francés, pero en el San Vicente, pese a la corriente
norteamericana, nunca se abandonó del todo esa medicina
y menos el concepto humanista, inspirado también en un
sentido cristiano del servicio a los demás.
Elogió el manejo económico y la eficiencia empresarial
de San Vicente Fundación: Esto no es común
en los hospitales de Colombia. Y recordó que en
Medellín y otras poblaciones de Antioquia, existe desde
mediados del siglo XIX una tradición de médicos
estudiosos y serviciales encabezados por Manuel Uribe Ángel,
no replicada en otras partes del país, ni siquiera en
Bogotá: Con muy pocos recursos de diagnóstico
y tratamiento, hicieron prodigios en bien de la salud de sus
conciudadanos. |
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| Los Echavarría,
lección de vida |
| En noviembre de 1955,
el periódico El Bisturí registró
paso a paso los episodios de la gesta filantrópica, como
la primera Junta de Señoras presidida por doña
Alicia Merizalde de Echavarría, que militó más
de 20 años allegando plata para la construcción. |
| En una
sola ocasión, doña Alicia entregó a Alejandro
Echavarría $11.000 pesos, una fortuna en esa época
(primeras décadas del siglo XX). Y fue famoso El
Centavo de Navidad, iniciativa de la señorita Marichú
Mejía en esa junta. Refiere doña Margarita: Al
principio del Hospital, las hermanas de mi abuelo: Aquilina,
María y Carmen Rosa, recogían entre las casas
conocidas el Centavo de Navidad, los que podían daban
más; y Luisa, mi tía, se encargó de la
capilla, consiguió los vitrales y colaboró mucho
para la hechura. |
Don Alejandro y doña Margarita Echavarría, nietos
de don Alejandro Echavarría, fundador del Hospital.
Foto: Rodrigo Peláez.
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Don Alejandro Echavarría
Restrepo, sobrino nieto del fundador, resalta la vieja filantropía:
Muchos parientes cercanos y lejanos de mi abuelo eran
industriales y siempre al final de los períodos, en el
balance destinaban un porcentaje para el Hospital, toda la ciudadanía
de Medellín lo quería mucho; todo eso hizo que
el Hospital creciera hasta llegar a los actuales avances científicos.
Mi abuelo, en su testamento le dejó al Hospital una décima
parte como hijo. Y luego de que me atendieran de un cáncer
en Estados Unidos, un grupo de médicos me dijo: Aquí
no hay Liga del Cáncer; nos juntamos y se fundó
Medicáncer, y el San Vicente nos colaboró mucho
para su montaje hace 37 años.
Recuerda también Don Alejandro: Germán Echavarría,
otro hijo de mi abuelo, donó el Banco de Sangre al San
Vicente. No había antibióticos todavía,
pero sí mucha ciencia y se trabajaba con desinfectantes
exteriores. Ese Banco, dice El Bisturí,
se dio al servicio en 1950, bajo la dirección del doctor
José Ignacio Escobar, con dineros obtenidos mediante
fiestas por la Junta de Señoras, entre ellas doña
Luz Castro de Gutiérrez, quienes también obtuvieron
auxilios, una ambulancia, mucha ropa y la planta de sueros. |
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| Patrimonio natural
y arquitectónico |
| El Hospital Universitario
de San Vicente Fundación fue declarado Monumento Nacional
el 5 de noviembre de 1996 y desde el 15 de noviembre de 1988
hace parte del Patrimonio Histórico y Artístico
de la Nación, considerando el valor arquitectónico
de sus edificaciones, el conjunto formado por ellas y las espléndidas
áreas verdes que las circundan. En el libro Historia
de la arquitectura en Colombia, de Silvia Arango, se reseña
que por su diseño, detalles en ladrillo y jardines, el
Hospital está considerado como el mejor conjunto hospitalario
de la arquitectura republicana en el país. |
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La
arquitectura
al servicio de la salud
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| Ser
el mejor conjunto hospitalario de la arquitectura republicana
en Colombia, no significa simplemente poseer una ciudadela bonita
o agradable. Esta consideración habla de la funcionalidad
del entorno constructivo, acorde con la concepción humanista
de la medicina que se sigue practicando allí, y con una
vocación de grandeza en lo artístico y en lo social.
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No otra cosa se propuso
el arquitecto francés Augusto Gavet con ésta y
sus demás aportaciones al patrimonio cultural y arquitectónico
de Medellín.
Según la propuesta de sustentación que llevó
al Hospital a la categoría de Monumento Nacional, sus
detalles generan una identidad arquitectónica particular
y concreta, con caracteres muy especiales, no sólo desde
el punto de vista técnico, sino también estético.
Estas virtudes, junto con la funcionalidad del espacio, permiten
al Hospital un protagonismo más allá de la labor
asistencial: en 1932 fue escenario de la Gran Feria Exposición
Nacional, que mostró el avance empresarial y social de
Antioquia. Y hoy, la ciudadela hospitalaria ha sido locación
de producciones cinematográficas y televisivas.
En su tesis Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
Patrimonio arquitectónico, el arquitecto Carlos
Mario Jaramillo exalta: Al hablar del Hospital San Vicente
no sólo nos podemos referir a él por su gran riqueza
arquitectónica y como referente de épocas pasadas,
sino también por su gran valor como símbolo social
en donde se conjugan aspectos comunitarios que lo referencian
como parte de ese patrimonio que promueve la habitabilidad y
el encuentro del hombre con su ámbito humano, natural
y cultural. |
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Cómo conjugar
amor,
ecología y cultura en un Hospital |
| La cara caritativa
del Hospital San Vicente la plasmaron las Hermanas de la Caridad
lideradas por la Madre Seraphin, y los Padres Camilos, a tono
con la medicina francesa centrada en el enfermo, no en la enfermedad;
aún los hospitales eran tenidos como sitios piadosos
para el buen morir. Y la imagen de belleza, orden y limpieza
del Hospital que perdura en las mentes, es herencia del rigor
casi militar de las monjas. Los componentes estéticos,
asépticos y ecológicos se ratifican al inscribir
al centro en el patrimonio histórico y artístico
de la Nación en 1988, y al ser declarado Monumento Nacional
en 1996. |
| Parte
vital de su imagen -para muchos un hospital dentro de un parque-,
es el reencuentro armónico con la naturaleza como parte
del proceso curativo. Más que adornos son los caobos,
especie casi extinguida y madera más preciosa de América
tropical, las palmas reales, jobos de la India, urapanes, caracolíes,
tulipanes africanos, ciruelos, ceibas, etc., hábitat
de pericos, ardillas, guacamayas y otros animales. |
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El Hospital se inserta
en un amplio entorno cultural, con el barrio Prado, Museo Cementerio
de San Pedro, Campus de la Universidad de Antioquia y su Facultad
de Medicina y complejo de ciencias de la salud, IPS Universitaria,
parques Norte, Explora y de los Deseos, Planetario, Ruta-N,
Parque de la Vida, Jardín Botánico, Centro Cultural
de Moravia y Casa Museo Pedro Nel Gómez. Y la erección
de la capilla en Vicaría Perpetua en 1960 y la rectoría
del templo por los Ministros de los Enfermos (Padres Camilos)
desde 1965, acrecienta el papel de centro espiritual que sigue
siendo para muchas familias.
Al San Vicente todo el mundo lo identifica y lo nombra como
El Hospital, y muchos creen que es un hospital público.
Hasta la violencia tiene otro rostro cuando toca las puertas
del Hospital: la ciudadanía lo percibe como centro que
atiende a todos sin distingo, donde es normal ver al soldado
en una cama al lado del guerrillero o del delincuente común
o de víctimas de minas anti-persona. Y para procedimientos
delicados y complejos, todos quieren ser atendidos en el Hospital:
Allá es donde está la ciencia, es
frase recurrente. Los prodigiosos trasplantes son el mejor ejemplo:
alguien los llamó milagros en equipo y han
estimulado la cultura de trasplantes y de donación de
órganos. Otra expresión muy de Antioquia ha sido:
Herido de corazón que llega a Policlínica
no se muere. En suma, son sólo 100 años,
pero miles de razones para ser una vida entera por la
vida.
Estudio Polifónico de Medellín
nació en el Hospital
El Estudio Polifónico de Medellín, primera
agrupación sinfónico-coral en Colombia, surgió
como coro mixto en el Hospital. Así narra su gestación
el maestro y médico Alberto Correa Cadavid, su fundador:
El Estudio Polifónico de Medellín surgió
como coro de cámara masculino en 1966. En 1970 convertí
el coro en mixto, con personas del área de la salud.
El Polifónico tiene muchísimo que ver con el Hospital:
en abril de 1970 una comisión de médicos me invitó
a dirigir un coro de estudiantes de medicina, médicos
y enfermeras, seleccioné el coro entre 100 personas y
los invité a integrar el Estudio Polifónico de
Medellín. Ensayábamos en el segundo piso del pabellón
infantil y un año después en la ONU -Ortopedia,
Neurología y Urología-, en el hospital grande.
Entró un grupo de no-médicos del coro de la Universidad
Nacional y otro de la Universidad de Antioquia: ya éramos
unas 80 personas y decidimos estudiar El Mesías. Los
pacientes no tenían problema: terminada la visita, iban
a escuchar nuestros ensayos. Antes, cuando empecé mis
actividades de musicoterapia,
decidimos ponerle música a los partos de primerizas,
sin anestesia, y esto sólo se podía con un pequeño
coro, un quinteto: lo aceptaron algunos gineco-obstetras, a
otros no les gustó, que eso contaminaba las salas...
Hicimos algunos partos con música, cantábamos
madrigales renacentistas, motetes y villancicos de Francisco
Guerrero. Entre coristas y amigos impulsores del Polifónico,
el maestro recordó a los doctores Ignacio Tobón,
Caiafa, Ramón y Darío Córdoba, Alberto
Betancur y otros gineco-obstetras, el cardiólogo Gilberto
Martínez, el doctor Restrepo Domenech, guitarrista, Consuelo
Roldán, y muchos otros. |
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La pinacoteca hospitalaria
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La Madre, del maestro Aníbal
Gil, mural ubicado en Neurocirugía. Foto: Rodrigo Peláez
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El
terremoto del 23 de noviembre de 1979 permitió un renacer
artístico al hospital. Parte de la restauración
de las salas deterioradas se hizo con pinturas murales de los
maestros Jorge Cárdenas, Ramón Vásquez,
Teresa De la Cruz, Camilo Isaza, Aníbal Gil, Bayron Vásquez,
Marco Aurelio Sáenz, Luis Fernando Bocanumenth y Francisco
Valderrama. La restauración de la Capilla realzó
su valioso patrimonio, a saber: los murales del español
José Claró y Claver Ramírez, los vitrales
belgas y nacionales, el altar tallado en madera de Cristóbal
Reyes, las gárgolas externas y la noble arquitectura
neo-románica
Los murales artísticos, el entorno natural, las remodelaciones
y el paisajismo han embellecido el conjunto, contribuyendo a
la creación de un clima estético y mental amable,
propicio a la rehabilitación de los enfermos y al bienestar
de toda la comunidad hospitalaria, del personal médico
-asistencial y administrativo-, familiares de los pacientes
y visitantes. Ese ambiente, que hace de San Vicente un hospital
distinto, es realzado con realizaciones culturales y artísticas
dignas de encomio, como la Coral del Hospital que bajo la dirección
de la maestra Haydé Marín, lleva 15 años
en fructífera labor que promueve el desarrollo musical
de sus miembros, solemniza la Misa Institucional y otras celebraciones,
y brinda solaz con villancicos navideños; y el grupo
musical Allegro, otro vehículo de cultura y diversión,
con interpretaciones de varios géneros populares, en
festividades del Hospital. Además, una abundante producción
bibliográfica del personal hospitalario en lo científico
y cultural, es otra fortaleza del Hospital. |
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