Los profesionales
de la salud debemos mejorar la salud de los pacientes, no empeorarla
con nuestros errores. Sir Liam Donaldson, presidente de
la nueva Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente.
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Las instituciones que prestan servicios de salud son cada vez
más conscientes de la necesidad de garantizar la seguridad
del paciente que está bajo su cuidado, ya que a veces
por su misma condición es más vulnerable a sufrir
algún daño, bien sea como consecuencia de un error
humano, de un sistema o de la tecnología. Algunos estudios
realizados en Estados Unidos demostraron que los errores médicos
ocasionan más muertes que entidades tan comunes como
el cáncer de mama, los accidentes automovilísticos
o el sida. Y un estudio en Gran Bretaña encontró
que uno de cada 10 pacientes sufre un efecto adverso mientras
está hospitalizado.
Este problema no sólo tiene un grave impacto en la salud
y en la calidad de vida de las personas, sino que también
tiene grandes repercusiones económicas, relacionadas
con el manejo de las complicaciones y la mayor estancia hospitalaria
que usualmente generan. Esto motivó a que en el año
2004, la Organización Mundial de la Salud pusiera en
marcha la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, cuya
meta era consolidar y coordinar las iniciativas mundiales y
nacionales para mejorar la seguridad del paciente en todo el
mundo, con miras a reducir las enfermedades, lesiones y muertes,
causadas por problemas en la atención médica.
Muchos son los factores que pueden ocasionar daño al
paciente, pero uno de los más importantes es el relacionado
con medicamentos: el medicamento que no se prescribe o no se
suministra, a pesar de que el paciente lo requiere; el medicamento
que se prescribe, sin que el paciente lo requiera; el medicamento
que se da en una dosis inadecuada, en la concentración
inadecuada o por la vía inadecuada; el medicamento que
se suministra al paciente a pesar de su antecedente de alergia
al mismo. Todo lo anterior sin contar con que al paciente se
le dispensa un medicamento equivocado porque la letra del médico
es poco clara, y ni que decir de los medicamentos falsificados,
que cada vez son más frecuentes, especialmente en países
en vía de desarrollo.
Uno de los elementos más importantes para impactar dicho
factor de riesgo, es el de disponer de un programa de vigilancia
de Problemas Relacionadas con Medicamentos en la institución,
cuyo propósito principal sea evitarlos. Tradicionalmente,
los programas existentes tienen dos problemas fundamentales:
en primer lugar son en su esencia reactivos, y en segundo lugar
están orientados a buscar un culpable. Lo que ahora se
propone es que los mismos sean más proactivos y que en
lugar de buscar un culpable, se mire qué problema hay
en el proceso que induce a que el evento se presente, y corregirlo
para evitar su reincidencia. Sólo de esta manera se logrará
una participación más activa del personal asistencial,
no solo en su detección y notificación, sino en
su prevención.
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