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El
Vigía
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Las prioridades reflejan
una situación de acumulación epidemiológica
en donde se conjugan problemas que históricamente nos
han afectado como malaria e infecciones de transmisión
sexual, enfermedades desatendidas, enfermedades emergentes
y re-emergentes como las arbovirosis, y los impactos que sobre
la salud de las poblaciones tienen los desastres.
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La Organización
Panamericana de la Salud (OPS) en la sesión 68 de su
55º Consejo Directivo del 26 al 30 de septiembre pasado,
analizó las prioridades de salud en las Américas
y sus 35 miembros estuvieron de acuerdo en las siguientes estrategias
y planes que resumo a continuación:
Acelerar las medidas de prevención y tratamiento para
poner fin al sida y las infecciones de transmisión sexual
para 2030.
Intensificar la lucha contra el paludismo, ya que esta enfermedad
sigue siendo una grave amenaza en la región
de las Américas.
Una estrategia para controlar los arbovirus, un grupo de virus
transmitidos por los mosquitos, incluyendo el Zika, el dengue,
el Chikungunya y la fiebre amarilla. |
Tal vez lo que merece
una mayor prioridad es el
acceso a los medicamentos y
a las tecnologías diagnósticas,
ya que son el pilar fundamental
tanto para establecer los diagnósticos como
para tratar adecuadamente
las enfermedades.
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Un nuevo marco para
poner en marcha iniciativas integradas a fin de que los sistemas
de salud sean más resilientes en futuras emergencias
de salud.
Un plan de acción para eliminar 8 enfermedades infecciosas
desatendidas, y prevenir, controlar y reducir la carga de otras
5 en los próximos 6 años.
Mitigar el impacto de los desastres en la salud, a través
de una mejora de la capacidad del sector de la salud de dar
respuesta a estos eventos y de recuperarse rápida y eficazmente.
Mejorar el acceso y el uso de los medicamentos y otras tecnologías
de alto costo.
Generar políticas y programas de salud que aborden las
inequidades de salud que afectan a los migrantes y a fortalecer
los sistemas de salud para que puedan atender las necesidades
de salud de esta población.
Como puede apreciarse, las prioridades reflejan una situación
de acumulación epidemiológica en donde
se conjugan problemas que históricamente nos han afectado
como la malaria y las infecciones de transmisión sexual,
las enfermedades desatendidas que ojalá ahora merezcan
la atención del mundo científico y de los gobiernos,
el fenómeno de las migraciones como consecuencia de otra
cantidad de problemas no resueltos como la pobreza y la guerra,
enfermedades emergentes y re-emergentes como las arbovirosis,
y los impactos que sobre la salud de las poblaciones tienen
los desastres.
Pero talvez lo que merece una mayor prioridad es el acceso a
los medicamentos y a las tecnologías diagnósticas,
ya que son el pilar fundamental tanto para establecer los diagnósticos
como para tratar adecuadamente las enfermedades. Se plantea,
y esto es solo a manera de ejemplo, que aún muchos pacientes
con infección VIH/sida no tienen acceso a una carga viral
o a un recuento de linfocitos, y mucho menos al tratamiento
antirretroviral.
Sin duda son muy buenos propósitos, pero entre todos
debemos velar porque se cumplan y también ayudar a que
se cumplan cuando nos corresponde.
soox@sanvicentefundacion.com
Fuente:
http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_con tent&view=article&id=12561&Itemid=135&lang=es
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