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El Vigía
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Influenza A (H1N1)...
un año después
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| Al hablar
de una pandemia un año después de su inicio, se
pensaría en un panorama desolador donde el número
de enfermos y de muertos desbordaría cualquier cálculo.
Afortunadamente no fue así en el caso de la infección
por el virus de la Influenza A (H1N1). Mucho se especuló
recientemente en el sentido de que la Organización Mundial
de la Salud exageró en su alerta y que detrás
de esto había un beneficio para la industria farmacéutica.
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Sin tomar partido
en la discusión, no se pueden desconocer unos hechos
contundentes:
No hay ninguna duda de que se estaba frente a un nuevo virus
con características especiales respecto de su génesis,
que hacían pensar en un efecto altamente nocivo para
una población no inmune.
La rápida diseminación del virus, a su vez reflejo
de su alta transmisibilidad de humano a humano, hacía
preveer una alta morbilidad con consecuencias impredecibles.
El 29 de abril de 2009, a un mes de detectados los primeros
casos, el virus había afectado a 9 países, el
11 de junio fue reportado en 74 países y en ese momento
se declaró la pandemia; y el 1 de julio ya reportaban
120 países y territorios. |
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Las proporciones
de incidencia y en especial la mortalidad por esta causa no
fueron despreciables, en especial si se tiene en cuenta que
se trata principalmente de población laboralmente activa
y mujeres embarazadas.
Aún más significativo que lo anteriormente expuesto,
son las lecciones aprendidas:
Pese a que se venía en preparación para una potencial
pandemia por influenza aviar, la llegada de la influenza H1N1
mostró que si bien había cierto nivel de preparación,
éste era insuficiente y hubo que hacer muchas cosas contra
el tiempo y con inversión de nuevos recursos para enfrentar
el problema; aún hoy, un año después, hay
cosas pendientes por ajustar.
El diagnóstico etiológico de las infecciones virales
del tracto respiratorio era escaso y había poco personal
entrenado. Hoy el panorama es diferente: se dispone de pruebas
tipo inmuno-ensayo, inmuno-fluorescencia y biología molecular
en organismos de salud pública del Estado y en un mayor
número de laboratorios públicos y privados.
Se dispuso de una vacuna en un tiempo corto, que hoy empieza
a llegar a las poblaciones más susceptibles.
Se reaprendieron aspectos relacionados con la transmisión
de micro-organismos y normas de aislamiento y protección,
tanto a nivel institucional como en comunidad. Fue una gran
oportunidad para recordar que la higiene de manos es la medida
más costo-efectiva para el control de infecciones.
El virus aún no ha desaparecido, incluso logró
desplazar al estacional, así que lo peor que podría
pasar en este momento es bajar la guardia y asumir que simplemente
fue una falsa alarma. ¿Y no será que todas las
acciones realizadas, que no fueron pocas y que requirieron altas
inversiones y mucho compromiso de todos, sí contribuyeron
a impactar significativamente el problema?.
soox@elhospital.org.co |
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