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Habilidades
para la vida
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El poder invisible
de
las preguntas esenciales
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No
es posible ser alguien que piensa bien y hace preguntas pobres
La calidad de nuestro pensamiento está en la calidad
de nuestras preguntas |
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¿Se
ha detenido alguna vez a preguntarse por la calidad de sus preguntas?
Según expertos, la calidad de nuestros pensamientos está
determinada por la calidad de las preguntas que formulamos,
pues éstas son la maquinaria que impulsa el pensamiento.
Podemos preguntarnos todo tipo de cosas, importantes y no importantes;
sin embargo, si |
nos interesa tener coherencia en nuestra
existencia y alcanzar una vida plena de bienestar, es importante
cuidar la calidad de nuestras preguntas, porque sólo
lograremos orientarnos hacia lo fundamental si aprendemos
a formular preguntas esenciales.
Como pocas personas dominan el arte de hacer preguntas esenciales,
podemos practicar hacerlas, buscando convertirlo en un hábito
en nuestras vidas. Las preguntas esenciales deben hacerse
al leer, al escribir, al hablar; cuando salimos de compras,
cuando trabajamos, cuando compartimos con amigos y compañeros
de oficina, cuando elegimos pareja o candidato a las elecciones
locales. Al formular preguntas, considere lo siguiente:
1. Cuestione metas y propósitos: ¿Cuál
es el propósito de esta reunión? ¿Qué
trato de lograr con esto?
2. Cuestione las preguntas, presuma que usted no comprende
del todo una idea: ¿Puede explicarme mejor su pregunta?
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3. Cuestione la información,
los datos y la experiencia: ¿Cómo sé
que esta información es precisa? ¿Mi conclusión
está basada en hechos sólidos o datos inciertos?
4. Cuestione inferencias y conclusiones. Todo pensamiento
necesita inferencia, crear significados, sacar conclusiones.
Presuma que usted no comprende del todo un pensamiento, hasta
que comprenda las inferencias que lo han formado: ¿Cómo
llegué a esa conclusión? ¿Existe una
conclusión alterna que sea posible? Dados los hechos,
¿cuál es la mejor conclusión posible?
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5. Cuestione
conceptos e ideas. Presuma que usted no comprende del todo un
pensamiento, hasta que comprenda los conceptos que lo definen
y le dan forma: ¿Necesito repensar los hechos? ¿Estoy
usando el concepto apropiado o necesito reconceptualizar el
problema?
6. Cuestione suposiciones. Todo pensamiento se apoya en suposiciones.
Presuma que no comprende un pensamiento hasta que comprenda
qué está dando por hecho: Exactamente, ¿qué
estoy dando por hecho aquí? ¿Por qué presumo
eso? ¿Existe otra presunción alterna?
7. Cuestione implicaciones y consecuencias. Es útil presumir
que usted no comprende del todo un pensamiento hasta comprender
las implicaciones y consecuencias más importantes que
le siguen: ¿Si hago esto, cuál es el resultado
más probable?
8. Cuestione puntos de vista y perspectivas. Todo pensamiento
surge dentro de un marco de referencia. Presuma que usted no
comprende por completo un pensamiento, hasta tanto no comprenda
el marco de referencia que lo sustenta: ¿Existe otro
punto de vista que debo considerar? ¿Cuál de estos
puntos de vista tiene más sentido? |
Debemos cuestionar
el absolutismo
dogmático y el relativismo subjetivo.
Ninguna de las dos posturas deja lugar
al juicio razonado, un elemento crucial
para el éxito de la vida humana.
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Cuando
las preguntas que requieren juicio razonado se reducen a asuntos
de preferencias subjetivas ocurre un falso pensamiento crítico
y con frecuencia a las personas les cuesta trabajo reconocer
la diferencia. Por esto si deseamos ser personas intelectualmente
responsables, debemos reconocer el tipo de pregunta que se nos
plantea: ¿Existen hechos relevantes que debemos considerar?
Si es así, tenemos una pregunta de procedimiento. Si
los hechos se pueden interpretar, la pregunta es debatible.
Si no hay hechos para considerar, entonces es asunto de preferencia
personal. Recuerde, si un asunto no es de preferencia personal,
existen hechos que influyen en la pregunta; si los hechos contestan
la pregunta, entonces es una pregunta de procedimiento.
Finalmente debemos cuestionar el absolutismo dogmático
y el relativismo subjetivo. Ninguna de las dos posturas deja
lugar al juicio razonado, un elemento crucial para el éxito
de la vida humana. Es tan nocivo pensar que una pregunta tiene
una y solo una respuesta correcta, como pensar que ninguna pregunta
tiene una respuesta correcta o incorrecta, sino que todas son
un asunto de opinión: Yo tengo mi opinión
y usted tiene la suya, la mía está bien para mí
y la suya está bien para usted.
La meta es lograr con la práctica, que hacer preguntas
se convierta en algo natural, intuitivo. De esta forma, formular
preguntas correctas, preguntas esenciales, nos ayudará
de forma sustancial a lograr control de las emociones, de los
pensamientos y finalmente de la vida misma.
Fuente: Elder L. y Richard P. Conceptos de pensamiento
crítico y principios socráticos. Foundation
for Critical Thinking, 2002. |
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Tipos de preguntas esenciales
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Las
preguntas pueden clasificarse de acuerdo al propósito
del análisis.
Preguntas de procedimiento: Estas preguntas se resuelven con
hechos y/o definiciones. Predominan en las matemáticas,
física, ciencias biológicas. Algunos ejemplos
son: ¿Cuál es el punto de ebullición del
hierro? ¿Cómo funciona el motor de un aeroplano?
¿Cuántos cromosomas tiene un ser humano?
Preguntas de preferencia (sin sistema): Estas preguntas tienen
tantas respuestas como preferencias, aquí domina lo subjetivo.
Por ejemplo: ¿prefieres llevar el pelo corto o largo?
¿Cuál es tu color favorito?
Preguntas de juicio (sistemas en conflicto): Estas son preguntas
que exigen razonar, pero implican más de una respuesta
posible. Estas preguntas tienen mejores y peores respuestas,
o respuestas mejor sustentadas y razonadas, y respuestas peor
sustentadas y razonadas. Por ejemplo: ¿Cómo puede
Colombia acabar con la violencia? ¿Se debe aprobar el
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos? |
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