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1848-1902
Tomás Quevedo Restrepo
Apuntes para un capítulo
memorable de la medicina
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Busto del médico Tomás Quevedo Restrepo (1848-1902),
pionero de la neurocirugía en Latinoamérica, de
la escultora Luz María Piedrahíta, Facultad de
Medicina de la Universidad de Antioquia. |
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Las siguientes son las palabras del doctor
Tomás Quevedo Gómez, nieto del doctor Tomás
Quevedo Restrepo, pronunciadas en reciente homenaje organizado,
entre otros, por la Asociación Colombiana de Neurocirugía
y que tuvo lugar en el histórico Hospital Universitario
San Vicente de Paúl de Medellín.
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Soy Tomás Quevedo Gómez, nieto de Tomás
Quevedo Restrepo. Primero que todo debo dar los agradecimientos
al neurocirujano Luis Carlos Cadavid quien, con su gran interés
por la historia médica de Antioquia, se dedicó
con tesón a hacer posible este homenaje; a la Asociación
Colombiana de Neurocrugía quien generosamente contribuyó
a ello, en cabeza de su presidente el doctor Edwin Ruiz; al
Jefe del Hospital Universitario San Vicente de Paúl
de Medellín donde se ha hecho la erección del
busto, doctor Julio Ernesto Toro y a la magnífica escultora,
doña Luz María Piedrahita, quien logró
modelarlo maravillosamente, a partir de unas viejas fotografías.
Estoy aquí en representación de la Academia de
Medicina de Medellín, a la cual pertenezco, ya que Tomás
Quevedo Restrepo fue uno de sus miembros fundadores, junto
con su padre José Ignacio Quevedo Amaya, quien fue su
Presidente Honorario Perpetuo. Este era un médico bogotano
que emigró a Medellín en 1843 a la muerte de su
mecenas el general Francisco de Paula Santander, de quien fue
uno de sus médicos de cabecera. En esta ciudad casó
con una Antioqueña, doña Rafaela Restrepo Obeso,
nieta de don José Félix de Restrepo y tuvieron
10 hijos, el tercero de ellos fue Tomás.
Represento también a la familia Quevedo de Antioquia,
cuya cabeza es José Ignacio, y a los 28 médicos
de dicha familia, once de los cuales somos descendientes directos
de Tomás Quevedo Restrepo. Este nació en Medellín
el 25 de abril de 1848 y murió en esta ciudad a los 54
años de edad el 1 de mayo de 1902. Estudió medicina
en Bogotá, donde vivió en casa de sus tías,
pues no funcionaba aún la Escuela de Medicina de la Universidad
de Antioquia, y se graduó en 1869 a los 21 años
en el Colegio Central del Estado. Regresó a Medellín
donde trabajó al lado de su padre hasta finales de 1871
cuando viajó a París donde permaneció hasta
1874 estudiando especialmente oftalmología. Trajo de
allí el primer oftalmoscopio que llegó a Colombia,
marca Landolt, que yo conservo, y que había sido inventado
en 1851 por Helmoltz y se instaló nuevamente a ejercer
en Medellín. Se casó con doña Lorenza Alvarez
Lalinde y tuvieron también 10 hijos de los cuales Tomás
y Emilio fueron médicos muy conspicuos.
La primera operación de tumor cerebral en Latinoamérica
En 1874, recién llegado de París, cuando tenía
26 años, operó por primera vez en Colombia, las
cataratas por el método de extracción, ya que
antes se hacía por abajamiento. En 1877 en asocio de
doña María de Jesús Upegui, fundó
la primera "Casa de Huérfanos" y el primer
"Hospital de Enajenados" llamado después manicomio
y que hoy es Hospital Mental. En 1879 hizo parte con los doctores
Manuel Uribe Angel y Aureliano Posada del Comité de Sanidad,
que se formó con motivo de una epidemia de viruela,
y fijó las normas que se debían seguir en esos
casos. Entre 1881 y 1894 fue profesor, en diferentes años,
de anatomía, patología general, patología
interna, fisiología, obstetricia, clínica general,
física y filosofía. El doctor Obdulio Toro, en
su tesis de grado de 1898, informa que a finales de 1893 le
consultó al doctor Quevedo el señor J.V.A. de
35 años, enfermo que tenía un cuadro clínico
de ataques cortos pero repetitivos de pérdida del conocimiento,
no convulsivos, que había sido tratado, sin ningún
resultado, por diferentes médicos con cuatro diagnósticos
diferentes, entre ellos epilepsia. El doctor Quevedo, simplemente
por el examen clínico, pues entonces no existía
ningún otro medio, le hizo el diagnóstico de un
tumor cerebral izquierdo, que clasificó como posible
glioma, describió su localización precisa en la
zona cerebral correspondiente y pronosticó que tendría
afasia y parálisis diversas si no era operado de inmediato.
Es posible, aunque no consta en su historia, que con sus conocimientos
de oftalmología descubriera con el oftalmoscopio los
cambios en la papila y que una campimetría por confrontación
lo orientara hacia la localización del tumor.
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Su padre en 1844 -dos años después
de la aparición en el mundo de la anestesia general-
practicó en Medellín la primera cesárea
con feto y madre vivos en Latinoamérica.
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Como
en esa época la cirugía era muy riesgosa y no
había seguridad de poder extraer el tumor, y los demás
médicos dudaron del diagnóstico del doctor Quevedo,
el enfermo y la familia no se decidieron a la operación
sino cuando se presentaron los síntomas que él
había predicho y ya el enfermo estaba afásico,
luego inconsciente y con una parálisis braquial. Operó
entonces con los doctores Juan B Londoño y Antonio J.
Peláez. El enfermo recuperó la conciencia y la
palabra y desapareció la parálisis. Se comprobó
así el diagnóstico que había sido muy controvertido
por los demás médicos. El mérito del doctor
Quevedo es que ésta fue la primera operación
para tumor cerebral, previamente diagnosticado, que se practicó
en Colombia y, hasta donde se conoce, en Latinoamérica.
Porque trepanaciones para trauma o heridas se habían
hecho algunas pocas en el país desde que en 1875 el doctor
Samuel Fajardo practicó la primera, en Bogotá,
y los indígenas suramericanos ya las practicaban en
la época precolombina.
En mayo de 1897 operó el doctor Quevedo con los doctores
Leopoldo Hincapié, Jorge E. Delgado y Francisco Arango,
por primera vez en Colombia con diagnóstico correcto
previo, la apendicitis cuya comprobación anatomopatológica
verificó el doctor Juan Bautista Montoya y Flórez.
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Homenaje y descubrimiento del busto
del doctor Tomás Quevedo Restrepo (1848-1902), levantado
en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl. En
la foto la escultora luz María Piedrahíta, el
doctor Tomás Quevedo Gómez y el doctor Luis Carlos
Cadavid. |
El libre pensador.
Fuera de las actividades médicas el doctor Quevedo tuvo
otras varias. Intervino en política, militó en
la fracción del partido liberal llamada Olimpo Radical.
Fue agnóstico y librepensador. Publicó multitud
de artículos periodísticos y varios opúsculos
de economía política a la que llamaba medicina
social. Su correspondencia sobre estos temas con el entonces
presidente Rafael Núñez fue muy prolífica.
Lo defendió por la reorganización del Banco Nacional,
pero luego lo atacó cuando Núñez invadió
al país de papel moneda. |
| En 1888 perteneció al Consejo
electoral, y en 1896 formó parte de la junta consultiva
del Ferrocarril de Antioquia. Fue presidente del Concejo de
Medellín de 1892 a 1894. Allí llevó a cabo
los contratos para el alumbrado eléctrico y para la conducción
del agua para la ciudad por tubería de hierro, con el
fin de evitar las frecuentes epidemias de fiebre tifoidea que
azotaban a Medellín. Creó las "Cocinas Económicas"
para los menesterosos. Inauguró el 23 de junio de 1893
la Plaza de Mercado Cubierta de Guayaquil. Un poco tardío,
como siempre en este país, el homenaje que hoy se le
rinde al doctor Tomás, después de 99 años
de muerto. Pero no tan tardo como el que le debe Colombia a
su padre José Ignacio, quien en 1844, dos años
de la aparición en el mundo de la anestesia general,
por Morton, y de la antisepsia por Lister, practicó en
Medellín, en el barrio La América, a la Señora
Ana Joaquina Echavarría de T., la primera cesárea
con feto y madre vivos en Latinoamérica y quien fuera,
según Manuel Uribe Angel, el padre legítimo de
la medicina antioqueña. Es cierto que aún estando
vivo, el 14 de junio de 1884, la Asamblea del Estado Soberano
de Antioquia, emitió el decreto que ordenaba darle dos
mil pesos para reconstruir el techo de su casa que se estaba
cayendo y él no tenía con qué hacerlo.
Además, se colocaría por cuenta de los fondos
públicos su retrato al óleo en la Escuela de Medicina
con una inscripción que dijera: "José Ignacio
Quevedo, honra de la medicina y sacerdote de la caridad. La
Asamblea de 1844", pero esto último nunca se cumplió.
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