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Dos semanas después de recibir un riñón
y un páncreas nuevos, a Norma Lucía Montoya
Castaño le cuesta creer que las sesiones de diálisis
y la preocupación constante por sus niveles de glicemia
que la acompañaron durante 15 años, terminaron.
La decisión de someterse a un trasplante simultáneo
no tuvo tiempo de ser muy analizada, era la única opción.
A sus 25 años, Norma ya había perdido la visión
por un ojo y tenía insuficiencia renal.
Proveniente del municipio de Rionegro en Antioquia, de una
familia de escasos recursos, suspendió sus estudios
primarios en vista de los síntomas incapacitantes de
su diabetes. Sin más perspectiva de futuro que la que
veía en su hermano mayor, también diabético
y quien a sus 27 años está completamente ciego,
resolvió aceptar la ayuda del Grupo de Trasplantes
del Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín
- Universidad de Antioquia. Pero la decisión tuvo un
inconveniente quizá mayor al de encontrar un donante
compatible: la cobertura de los costos de la cirugía
por parte de la EPS a la que está afiliada Norma Montoya.
La negativa del Seguro Social para reconocer el monto del
trasplante la llevaron a presentar una tutela contra esa institución,
a través de la cual sólo logró la cobertura
del riñón. La gravedad de su estado de salud,
sumada a otros factores específicos del caso, motivaron
al Hospital a donarle el trasplante del páncreas, retomando
el programa de trasplante simultáneo de riñón
y páncreas, suspendido desde 1990.
Equipo vital
Desde finales de 1960, el Grupo de Trasplantes del Hospital
Universitario San Vicente de Paúl y de la Universidad
de Antioquia, lidera diferentes programas, convirtiéndose
en punto de referencia en investigaciones en el país
y entre instituciones internacionales. Actualmente está
conformado por los doctores Mario Arbeláez Gómez,
Edison Duque, Jaime Duque, Gonzalo Mejía, Jorge Luis
Arango, Inge Elena Arroyave, Jorge Henao, Álvaro García,
José Nelson Carvajal, Jorge Iván Gutiérrez
y Álvaro Velásquez Ospina. En opinión
del doctor Jorge Iván Gutiérrez Montoya, el
trasplante combinado es una gran alternativa para los pacientes
diabéticos que requieren insulina y presentan insuficiencia
renal. Entre las ventajas, destaca la necesidad de un solo
donante, reduciendo la posibilidad de rechazar el órgano.
Tras una cirugía de cuatro a cinco horas donde se ubican
el riñón y el páncreas en la parte inferior
del abdomen, la persona recupera notablemente su calidad de
vida aunque deba tomar medicamentos inmunosupresores para
siempre. La insuficiencia renal se manifiesta aproximadamente
en el 30% de las personas que han padecido diabetes durante
20 años o más y suele estar acompañada
de otras complicaciones. Aunque es poco factible que un trasplante
de páncreas exitoso mejore una retinopatía avanzada,
puede eliminar la necesidad de inyectarse insulina y aliviar
en gran medida los problemas cotidianos de atención
médica para las personas que han perdido la vista en
forma considerable.
Un trasplante de páncreas exitoso junto con uno de
riñón puede evitar que la diabetes vuelva a
dañar el riñón. De hecho, constituye
el mejor tratamiento en pacientes que son lo suficientemente
jóvenes y saludables para someterse a un trasplante
de páncreas cuando presentan enfermedades renales terminales
como resultado de la diabetes del Tipo I.
Donar, acto generoso
A pesar de que los índices de donantes en Colombia
son mayores que en algunos países desarrollados, existen
prejuicios que impiden salvar otras vidas. Las razones más
frecuentes son: creencias religiosas, pensar que los órganos
se utilizarían para negocio, considerar que el fallecido
no lo quisiera en vida, no asimilar el concepto de muerte
encefálica, ni elaborar el duelo por dicha pérdida.
La mayoría de las religiones del mundo están
a favor de la donación de órganos y tejidos.
La exaltan como un acto de máxima generosidad, en un
momento de profundo dolor para la familia del donante. El
Papa Juan Pablo II ha publicado numerosos documentos y pronunciado
alocuciones en congresos y audiencias, en los que respalda
abiertamente la donación de órganos: "Es
un gran gesto de amor, el amor de quien da vida a otros."
Bajo ninguna circunstancia los órganos son vendidos
en Colombia. Estos se trasplantan a los receptores más
compatibles. En ningún momento quien recibe el órgano
debe pagar a cambio. Y aunque la donación se solicita
en un momento de inmenso dolor para la familia del donante,
cuando éste es declarado en estado de muerte encefálica,
se busca que esa muerte no sea en vano, y que muchas personas
recuperen la salud gracias a la donación y el trasplante.
Según el Grupo de Transplantes, otro asunto que influiría
positivamente sobre la posibilidad de ofrecer a muchas personas
el trasplante como alternativa terapéutica, es el personal
médico y paramédico que labora en unidades de
cuidados intensivos y servicios de urgencias. Es necesario
que se sensibilicen y consideren la posibilidad de dar los
avisos oportunos a los grupos de trasplantes, cuando algún
paciente a su cargo desarrolle muerte encefálica o
esté próximo a padecerla. Profesionales médicos
entrenados, pueden hablar a las familias para que conozcan
sobre el proceso de donación.
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