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Ver
más allá de la superficie
Julián
Humberto Ramírez Urrea, MD Internista, Hospital Universitario
San Vicente Fundación - Docente, Universidad de Antioquia
-
elpulso@sanvicentefundacion.com
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| La enfermedad no
depende solo de sus aspectos biológicos, sino también
de una intrincada relación entre los Determinantes Sociales
de la Salud y el sentido de vida de la persona. |
En una de las rotaciones
académicas en las que acompaño a los jóvenes
estudiantes de octavo semestre de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Antioquia, tuve la oportunidad de ver una
paciente con graves complicaciones hepáticas. En medio
de aquella práctica, solicité a los estudiantes
un análisis clínico tratando de precisar las causas
fisio-patológicas de la alteración que tratábamos
de comprender.
Luego de conversar durante un tiempo acerca de las alteraciones
biológicas que daban cuenta de la alteración de
la salud de nuestra paciente, pregunté: "¿Cuál
es la raíz de la enfermedad en este caso?". |
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Uno de los estudiantes
respondió: "La pérdida del sentido de vida
llevó a la paciente a una depresión que provocó
un consumo excesivo de alcohol y esto a su vez la condujo a
una cirrosis hepática".
Me quedé sorprendido con la respuesta de mis estudiantes.
Posiblemente algunos de ellos ya conocían que las enfermedades
no son solamente fruto de eventos fisio-patológicos,
sino que en su génesis están implicados los denominados
"Determinantes Sociales de la Salud". Según
la organización Mundial de la Salud (OMS), estos Determinantes
son "las circunstancias en que las personas nacen, crecen,
trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud". En
este sentido, las condiciones higiénicas, nutricionales
y la pobreza influyen decisivamente en la génesis y evolución
de las enfermedades. |
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La enfermedad no depende
solo de
sus aspectos biológicos, sino también de una
intrincada relación entre los Determinantes Sociales
de la Salud y el sentido de vida de la persona.
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Pero más allá
de los Determinantes Sociales de la Salud está la dimensión
trascendental del ser humano y su espiritualidad. Si estos aspectos
del sentido de vida (como ya lo mencionamos en otras ocasiones)
no están firmes, surgirán las condiciones para
que se generen dolencias crónicas que terminan arrebatando
la vida de nuestros pacientes y que pueden empeorar incluso
con situaciones sociales adversas. Así que podríamos
agregar que la enfermedad no depende solo de sus aspectos biológicos,
sino también de una intrincada relación entre
Determinantes Sociales de la Salud y sentido de vida de la persona.
Mi invitación es a comprender la enfermedad no sólo
como un conjunto de alteraciones biológicas, psicológicas
o incluso sociales; desarrollemos la capacidad de ver más
allá de lo obvio, lo material y lo evidente. No nos quedemos
en la "punta del iceberg": profundicemos también
en la parte sumergida que a menudo es el origen de los trastornos
que vemos día a día.
De una mirada más profunda del clínico o de aquél
que se relaciona día a día con los pacientes,
depende muchas veces el éxito de las intervenciones y
los tratamientos que propongamos. Recuerde: la pérdida
del sentido de la existencia es la más grave de las dolencias
que puede aquejar a un ser humano.
julian.ramirez.md@gmail.com |
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