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Conscientemente y con convicción prometo que día
a día con mi trabajo contribuiré hasta cuando
Dios lo permita, a construir otros 100 años de existencia
de mi hospital. En su favor, practicaré:
La generosidad
aunque el mundo ya no crea en ella.
Haré caridad aunque la gente mire de reojo cuando la
mencione.
Seré valiente y persistente en mi credo aunque todo
lo impida.
Tendré y mantendré mis principios en medio de
un mundo que cree que todo es negociable.
Mi norma será la honradez aún sabiendo que todos
la reclaman, pero no la dan.
Cultivaré mis ilusiones, atenderé con ellas
a los demás aunque no lo entienda el racionalismo.
Sembraré la esperanza aún cuando la ciencia
y la tecnología sentencien lo contrario.
Seré solidario con el sentimiento y el sufrimiento
del otro en un silencio callado sin pretensiones.
Mantendré la voluntad para vencer imposibles, y así
como el Hospital, mi vida será un acto de fe en el
hombre.
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