MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 10    No. 107  AGOSTO DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


La tuberculosis:
¿ayer, hoy, y siempre?
Sigifredo Ospina O., MD - Microbiólogo, Epidemiólogo - elpulso@elhospital.org.co
Desde 5.000 años antes de Cristo, se tiene evidencia de los daños causados por la tuberculosis, al identificar lesiones de mal de Pott dorsal, en un esqueleto encontrado por Barthel cerca de Heidelberg en 1907. Similares hallazgos se observan en momias egipcias.
Hipócrates describió la “tisis” como la enfermedad más diseminada de todos los tiempos, y notó que era casi siempre fatal. En la Era Hipocrática se le da mucha importancia a la tuberculosis y aunque aún no era muy clara la transmisibilidad de las enfermedades infecciosas, ya se empezaba a especular sobre la posible transmisión de la tuberculosis por vía aérea. Galeno consideraba que “era muy peligroso vivir con un tísico porque este producía una alteración del aire”. Aún a mediados del siglo XIX predominaba la teoría hereditaria, pero ya existía una fuerte corriente a favor de la “Teoría del contagio”.
Se planteaba en la era anterior a los gérmenes, por Herman Pidoux, que “si se llegara a demostrar la contagiosidad de la tuberculosis, se auguraban desgracias que afectarían la economía social, la higiene pública y privada, la medicina y a los pacientes, que serían segregados, y a quienes se tendría que ocultar para evitar que fueran abandonados por la sociedad y por sus familiares”.
Pasados unos años y aceptada la causa básica de la enfermedad, se inician las campañas orientadas a su prevención y control. Las autoridades francesas, por ejemplo, iniciaron una campaña que se denominó "Guerra al esputo” y planteaban lo siguiente: “Si la tuberculosis está tan generalizada es porque se propaga por los esputos de los enfermos. Se evita la tuberculosis haciendo la guerra a los esputos. El enfermo a domicilio no debe escupir más que en una escupidera, provista de cierta cantidad de líquido; fuera de la casa si no tiene escupidera, debe escupir siempre en un pañuelo. Todo esputo que cae al suelo (pavimento, alfombras, felpudos, aceras, carruajes, coches, camas, etc.) difunde la tuberculosis. Tantos esputos destruidos, tantos casos de tuberculosis evitados”.
La tuberculosis es hoy el problema de salud pública
deorigen infeccioso más preocupante, por su forma de
transmisión, la población que afecta, lo prolongado y
tóxico desu tratamiento, los casos de resistencia,
y el impacto social y económico.
En Colombia, la Ley 15 de 1925 expedida bajo la presidencia de Pedro Nel Ospina, decía: “Por lo menos en uno de los hospitales que funcionan en cada una de las capitales de departamento... habrá un pabellón destinado a la hospitalización de tuberculosos incurables... Habrá también en las ciudades de que habla el artículo anterior y en las demás que determine el poder Ejecutivo, un sanatorio para tuberculosis en donde se prestará a los enfermos todos los cuidados necesarios para su curación”.
Todo lo anterior parece, y es, una historia de siglos pasados, pero tiene tantas coincidencias con el presente que es como si ésta volviera a repetirse. Hoy seguimos insistiendo en el impacto social y económico de la tuberculosis, en el aumento del número de casos, en las medidas de higiene necesarias para evitar su transmisión, y en el problema de la multirresistencia. Para agravar la situación aparece una combinación letal, la tuberculosis y el virus de la inmunodeficiencia humana, cada una acelerando el progreso de la otra, y contribuyendo a una mayor morbilidad y mortalidad.
Pero, ¿qué es lo que impide controlar la tuberculosis? Si se acepta que estamos frente a una enfermedad con un alto contenido social y que son las inequidades del mundo actual los factores más predisponentes para su presentación y permanencia en el tiempo, debemos aceptar también que el reto es supremamente grande. La literatura está llena de frases como las siguientes:
- “Los pobres se hacen aún más pobres por causa de la tuberculosis”.
- “No podría esperase que una persona con hambre y sed, prefiera tomar medicamentos”.
- “Es vergonzoso que con un tratamiento disponible, tan efectivo y tan barato, tantas personas continúen muriendo de tuberculosis”.
- “Los programas de tuberculosis mal manejados están amenazando con hacer la tuberculosis incurable”.
- “La magnitud de sufrimiento y muerte causado por la tuberculosis es alarmante e inaceptable”.
- “El problema de la tuberculosis no es cuestión de desarrollo social, es cuestión de justicia social”.
- “La tuberculosis atrapa las personas en un círculo vicioso de pobreza y enfermedad”.
En Colombia el actual Sistema de Seguridad Social en Salud generó un impacto negativo en los problemas de salud pública con altas externalidades, como es el caso de la tuberculosis. Desapareció la estructura de programas verticales que funcionaban en el anterior sistema, y paralelamente la notificación, la vigilancia, la búsqueda activa, las estadísticas, y en el papel, hasta los pacientes. De cuando en cuando hay problemas con el suministro oportuno de los medicamentos básicos, y aún se buscan evasivas para asumir por parte de los responsables, el manejo del paciente con tuberculosis multirresistente.
No hay duda que la tuberculosis es hoy el problema de salud pública de origen infeccioso más preocupante, por su forma de transmisión, la población que afecta, lo prolongado y tóxico de su tratamiento, los casos de resistencia, y el impacto social y económico. Pero, ¿todos lo sentimos como tal? ¿Desde el Estado con su compromiso constitucional del cuidado de la salud de la población, hasta el paciente con su responsabilidad de ser adherente al tratamiento y evitar contagiar a otros?
Esta enfermedad de ayer, sigue vigente hoy, y, ¿permanecerá por siempre?
Fuente: Infectio, 2001;5 (4): 241-250.
soox@elhospital.org.co
 
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