MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 72    SEPTIEMBRE DEL AÑO 2004    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

INFORME PARA EL SECTOR SALUD
Deficiencias en evaluación de
tecnología en salud en Colombia
Francisco de Paula Gómez depaula@netcard.net.co
Los conceptos de tecnología de salud que hemos aplicado en Colombia durante los últimos 10 años son claramente inadecuados, tanto porque carecemos de instrumentos, investigación e información para tomar decisiones inapelables, como porque se muestran cada vez más insuficientes para nuestras necesidades. El Plan Obligatorio de Salud (POS) como definición de servicios de salud que aspira a lograr una cobertura universal y como perfil de tecnología médica del país, está estancado, arrastrando a la comunidad médica, la investigación científica y la industria especializada a niveles de congelamiento.
Las decisiones en tecnología de salud no se improvisan: la valoración de cada servicio, de cada estudio de costo-efectividad, de cada dispositivo, de cada procedimiento o intervención, requieren de expertos y equipos que investiguen de forma permanente y metódica; que consultando fuentes de información primarias y secundarias, desarrollen pilotos de estudio y comprobación, de manera que logren formularse adecuadamente lineamientos de tecnología sanitaria. Los modelos para edificación del plan de beneficios del POS no se presentan y la experiencia hasta ahora muestra, que cuando de hacer modificaciones en tecnología en salud se refiere, se levantan infranqueables muros, como lo comprueba el hecho de que sólo hasta fines del año pasado se haya incorporado la carga viral para tratamiento del VIH-sida y el stent coronario.

A la par de los rápidos cambios sociales, culturales, demográficos y de desarrollo que se han venido dando en el mundo, también se han operado cambios en las formas de atención en salud. Lejos estamos de aquellas intervenciones médicas en las que primaba la simple creencia en humores y espíritus malignos que sometía a mortificantes “tratamientos” con sanguijuelas, abluciones y aplicaciones arsenicales. También hemos hecho progresos significativos en la forma como revisamos tratamientos, instrumentos y armamentario terapéutico, desarrollándose herramientas de evaluación para verificar efectividad, eficiencia, eficacia, costos y sus respectivas relaciones, aplicabilidad, evidencia, seguridad, oportunidad y grados de aceptación de cada una de las intervenciones orientadas a servir de solución a los problemas de salud.
Pero al tiempo que se han hecho progresos en tecnología médica, también es cierto que se ha encarecido de forma significativa la atención en salud, debido fundamentalmente a los costos que trae aparejados la incorporación de nuevas técnicas de atención médica, al envejecimiento de la población, a los tratamientos de las denominadas enfermedades de alto costo y a dificultades de carácter administrativo como la inadecuada focalización, los modelos ineficientes de atención en salud o la elección incorrecta de la tecnología disponible.
Esta situación plantea para quienes planifican y proveen servicios de salud a amplios grupos poblacionales, el ser cuidadosos a la hora de incorporar tecnología en salud, el hacer los estudios que les indiquen su conveniencia, y el asegurarse que con los recursos con que cuentan, efectivamente se puede costear la tecnología elegida.
Modelos y conceptos
La Office of Technology Assessment (OTA) de Estados Unidos en los años 70s, propuso una definición para el concepto de tecnología en salud o tecnología sanitaria, que en la actualidad es aceptada universalmente. Según esta definición, el concepto de tecnología sanitaria engloba “medicamentos, aparatos(1) , procedimientos médicos y quirúrgicos usados en atención médica, así como los sistemas organizativos con los que esta atención en salud se presta”, es decir, toda la práctica clínica y el modo en que se organiza. Este concepto supera la forma fragmentaria como se han considerado los diferentes aspectos involucrados con la atención de salud, pues cuando se hablaba de “tecnologías en salud”, todos creíamos que se hacía referencia solo a equipos de diagnóstico, de tratamiento o a “máquinas de alta tecnología”. A los medicamentos se los consideraba un capítulo aparte, y cuando de desarrollo de procedimientos de diagnóstico y tratamientos médicos se trataba, ni siquiera se consideraba una evaluación hecha por profesionales diferentes a médicos o profesionales de salud afines.
Igualmente, la OTA definió la evaluación de tecnologías como una "forma de investigación que examina las consecuencias técnicas, sociales, económicas, éticas y legales derivadas del uso de la tecnología, que se producen a corto y largo plazo y que pueden ser tanto directas como indirectas y tanto sobre los efectos deseados como sobre los indeseados"(2) .
La Evaluación de Tecnología en Salud pasó a ser tan relevante, que se constituyó en una rama específica de la Economía de la Salud y la Epidemiología Sanitaria. Hoy se ofrecen programas especializados de evaluación de tecnología en salud para profesionales que se desempeñarán en diferentes organismos de gobierno o en instituciones especializadas de servicios de salud del mundo. Pero lo más importante, es la constitución de entidades especializadas en evaluación de tecnología sanitaria en casi todos los países que se precian de tener sistemas de salud eficientes y con altos estándares de calidad. Entidades que son usualmente de carácter independiente, con presupuesto propio, con staff administrativo y técnico-científico idóneo de dedicación exclusiva, y que hacen su trabajo de forma continua, metódica, neutral, eficiente y sobre todo, buscando la conveniencia de su sistema de salud y las mejores condiciones de vida de sus ciudadanos.

Recomendación no atendida
Para el caso colombiano, donde se implantó una ambiciosa reforma de salud, la Comisión de Harvard (3) contratada para asesorar su puesta en marcha, dice textualmente: “Recomendamos que el gobierno colombiano establezca una Comisión de Revisión de Tecnología para supervisar el proceso de vigilancia y reglamentación de adopción de tecnología”. Más adelante agrega: “Para apoyar el trabajo de la Comisión se necesita más información acerca de la distribución e instalación de tecnología médica costosa en Colombia”. Esta recomendación que contiene elementos de lógica formal no fue tenida en cuenta a la hora de implementar los contenidos de la Ley 100/93, y el resultado fue la incapacidad de lograr una formulación adecuada de políticas y controles, consultando procesos de evaluación de tecnología acordes con la realidad del país. Se suponía que cada 2 años serían revisados los contenidos del POS, que se incorporarían nuevas moléculas y saldrían otras, que se adoptarían nuevos procedimientos o dispositivos médicos una vez salieran los que ya no representaban una intervención pertinente, y que se implementarían planes de intervención integral que responderían a los imperativos dados por los perfiles epidemiológico y demográfico y las realidades de salud pública.
Evaluar y ajustar
No tenemos una idea muy clara de las condiciones existentes de tecnología de salud en las que se encuentra el país y cada uno de sus actores. Se evidencia que para las instituciones de carácter hospitalario es cada vez más difícil reponer tecnología y que cuando se sale del país a visitar otros países supuestamente “más atrasados” que nosotros nos llevamos un palmo de nariz, al comprobar que hace rato han abandonado tecnologías que aquí son de rutina o aún de única elección. También padecemos dificultades manifiestas, pues la tecnología se ha concentrado de manera inadecuada en lugares donde hay sobreoferta, o se han adoptado estándares, medicamentos y dispositivos médicos inoperantes y costosos, que no aportan nada diferente al incremento de los precios en la prestación de servicios de salud. En cuanto a los procedimientos médicos, debemos hacer una valoración muy juiciosa del MAPIPOS, que luego de varios años de aplicación, no resiste en algunos de sus apartes comparación acorde con avances que en el mundo son aceptados como de primera elección, no solo porque han mostrado ser más costo-efectivos, sino que comportan menos riesgos y complicaciones.
En conclusión, la Comisión de Evaluación de Tecnología, anexa al Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, tiene una misión gigantesca, pues ha llegado la hora de ajustar los estándares de tecnología en salud incorporados al Sistema General de Seguridad Social en Salud, de acuerdo con parámetros de racionalidad económica, evidencia científica y calidad, preservando el equilibrio financiero del Sistema y de sus agentes.
Notas:
1- El concepto de “aparato médico” ha evolucionado y hoy se le denomina DISPOSITIVO MÉDICO, el cual engloba tanto los diferentes equipos de diagnóstico y de tratamiento, como los elementos e insumos que se utilizan para la realización de tratamientos médico-quirúrgicos. Dispositivo médico es una acepción de carácter amplio.
2- Ministerio de Sanidad y Consumo - Instituto de Salud “Carlos III” - Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS). Evaluación Epidemiológica de tecnologías de salud. Edita AETS - Instituto de Salud Carlos III, Madrid: Abril de 1995.
3- HARVARD UNIVERSITY SCHOOL OF PUBLIC HEALTH. Puesta en marcha del Plan Maestro para la Reforma de la Salud Pública. Programa de financiación de la Salud Pública. 1995.
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