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Reflexión del mes
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Invocación
"Dios,
llena mi alma de amor por el arte y por todas las criaturas.
Aparta de mí la tentación de que la sed
de lucro
y la búsqueda de la gloria me influencien en el
ejercicio de mi profesión. Sostén la fuerza
de mi corazón
para que esté siempre dispuesto a servir al pobre y
al
rico, al amigo y al enemigo, al justo y al injusto.
Haz que no vea más que al hombre en aquel que
sufre.
Haz que mi espíritu permanezca claro en toda circunstancia:
pues grande y sublime es la ciencia que tiene por objeto conservar
la salud y la vida de todas las criaturas.
Haz que mis enfermos tengan confianza en mí y en mi
arte y que sigan mis consejos y prescripciones.
Aleja de sus lechos a los charlatanes, al ejército
de parientes con sus mil consejos y a los vigilantes que siempre
lo saben todo; es una casta peligrosa que hace fracasar por
vanidad las mejores intenciones.
Concédeme, Dios mío, indulgencia y paciencia
con los enfermos obstinados y groseros.
Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por
la ciencia. Aleja de mí la idea de que lo puedo
todo.
Dame la fuerza la voluntad y la oportunidad de ampliar cada
vez más mis conocimientos, a fin de que pueda procurar
mayores beneficios a quienes sufren.
Amén!
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Moisés
Ben-Maimónides, el Español (Córdoba, España,
1135 - El Cairo 1240)
El pensador judío cordobés más universal.
Su obra es amplia y variada, con escritos en árabe y
en hebreo (tratados médicos, escritos teológicos
y filosóficos). Fue llamado El señor de
los perplejos, por su obra "Guía de los perplejos".
Traducida a muchos idiomas, es una obra cumbre de la filosofía
medieval, en la que se sintetizan y concilian la fe religiosa
y la teología con el pensamiento de Aristóteles.
Se le atribuye esta sentencia:
"Si Doctores más sabios que yo quieren ayudarme
a entender, concédeme Señor el deseo de aprender
de ellos, pues el conocimiento para curar no tiene límites".
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El utilitarismo y la Ley
100
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Ramón
Córdoba Palacio, MD elpulso@elhospital.org.co |
Uno de los conceptos fundamentales del utilitarismo
es el que lo propuesto tenga algún elemento de eficacia,
y aunque intrínsecamente las acciones que impliquen su
puesta en marcha carezcan de sentido ético, dicho proyecto
debe llevarse a cabo, pues el aparente progreso no puede detenerse
ante principios éticos antiguos, ante tradiciones
pasadas que deben dar paso a las innovaciones que abren
caminos de avanzada. De esta aparente racionalidad y justicia
está impregnada la Ley 100 de 1993 que hoy rige la atención
médica en nuestro desorientado país.
¿Y es que tiene alguna utilidad verdadera para los pacientes,
para el común de los colombianos, la tan pregonada Ley
100? Lo que proclaman a los cuatro vientos sus creadores y defensores
es que el cubrimiento en salud se acrecentó
para un considerable número de personas que no tenían
acceso al sistema de salud -y hace poco anunciaban el incremento
en cerca de dos millones más- pero ocultan las deficiencias
que dicho cubrimiento trae consigo y cómo, en última
instancia, sólo contribuye a que unos pocos dueños
de las instituciones comerciales que la misma Ley creó
y protege, acrecienten los ingresos a sus arcas particulares.
Son entidades comerciales, no entes de salud, y su función
primordial es producir ganancias económicas y no salud,
contrasentido lógico de la Ley que las creó, pero
que enmascaró sagazmente con la apariencia de igualdad
y solidaridad en la prestación del cuidado de la salud,
por lo tanto en la salvaguardia de la existencia de los colombianos.
Es una de las tácticas del utilitarismo: crear sutilmente
apariencias de racionalidad y solidaridad.
No, no es útil para el paciente, porque quienes dirigen
estos comercios de salud han fijado arbitrariamente tiempo a
la duración del acto médico -15 minutos por paciente-desvirtuando
así la esencial misión del profesional de la medicina;
porque limitan también arbitrariamente las posibilidades
del honesto empleo de exámenes para-clínicos que
orienten la labor de éste; porque fijan precio a los
tratamientos adecuados, porque en las puertas de estos comercios
de atención médica fallecen enfermos, porque el
Sisbén no es de este municipio, o porque no aparece
su nombre en pantalla o porque no fue debidamente remitido,
etc. Pero esto se calla en el despliegue propagandístico
del sistema de salud.
Entonces, ¿para quién o para quiénes sí
es útil la malhadada Ley 100? Es útil, y muy útil,
para los políticos demagogos, populacheros, que con el
ánimo de conseguir votos muestran la aparente pero falsa
bondad de una ley que desconoce la dignidad del paciente y lo
convierte en simple objeto de explotación comercial,
que se inspira en el capitalismo salvaje -como lo denominó
Juan Pablo II-, en el cual el contenido ético de las
acciones debe ceder al progreso económico, sin importar
que la mercancía sea el ser humano. Es útil para
los orientadores del gobierno estatal que en forma engañosa
se liberaron de la obligación inherente a su misión
de cuidar de la vida, de la salud, de la honra y de los bienes
de todos los colombianos. Es útil, y muy útil,
para quienes con la protección de la ley explotan comercialmente
la existencia y la salud de sus conciudadanos, acrecentando
en forma ostensible sus ganancias económicas, meta de
su actividad. Es útil también para los doctores
que hicieron de las estadísticas y de los lucros en dinero
la meta de su actividad, olvidando las reales situaciones de
la salud de cada paciente.
Una vez más, insisto, es necesario no olvidar que la
misión esencial del profesional de la medicina es el
bien del paciente, y que de esta misión no debe desviarlo
ninguna otra consideración. Además, para ser fieles
a los pacientes y a nuestra profesión, debemos informarlos
sin ambigüedades de los nefandos engaños que oculta
la Ley 100 tras la apariencia de igualdad, solidaridad y libertad
en el área de la salud. |
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Bioética
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¿De cuál
perspectiva bioética se habla?
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Carlos
Alberto Gómez Fajardo, MD - elpulso@elhospital.org.co
Existen diversas corrientes de pensamiento
que ejercen su influencia en el modo de afrontar los problemas
bioéticos. La bioética propone una metodología
sobre el actuar concreto del hombre en lo que atañe
a la salud y la vida. A fin de cuentas, la ética explica
las acciones libres del hombre, con lo que se pone en operación
un determinado sistema axiológico para la calificación
de los actos humanos como buenos y deseables, o desacertados,
injustos o censurables. Y no siempre coinciden aquellos sistemas
de valor.
Cada una de las perspectivas contiene su arquitectura conceptual-filosófica,
y tiene una mayor o menor incidencia en los campos académicos,
políticos o prácticos, de las diversas profesiones.
Por supuesto, no faltan aquellos que disfrutan de un cierto
renombre en la disciplina y que sostienen, con mayor o menor
habilidad racional, que es lo mismo lo malo que lo bueno,
que todo da igual, que nadie tiene derecho a calificar
o a juzgar nada, que todo es relativo, como los retóricos
a quienes Sócrates incomodó. Hay variedad en
este bosque urbano de inicios de siglo, incluyendo los agnosticismos
de las edades presocráticas, hoy también comunes.
Tiene utilidad, para quien quiera aproximarse de modo ordenado
al estudio de la bioética, un intento de organización
de estos diversos modos de afrontar la problemática.
A modo de resumen, va esta referencia a una nota de valor
didáctico fundamental: Las seis versiones de
la Bioética, (J. Núñez García,
revista Persona y Bioética, No. 4 Junio-Septiembre
1998 pp. 1-61). Para este autor, puede hablarse de seis versiones:
1. Utilitarismo, 2. Enciclopedismo, 3. Ética kantiana,
4. Nietszche, 5. Opción fundamental y 6. Antropología
filosófica. Unas breves palabras sobre ellas:
- Utilitarismo: Se propone un nivel de igualdad entre los
conceptos felicidad, utilidad y placer. Lo útil, que
constituye el sumo bien, se reduce a lo sensible, a lo material.
Tendencia a la matematización y maximización
de lo útil. De acuerdo con empirismo, materialismo
y positivismo. J. Stuart Mill y J. Bentham. Eticas de la calidad
de vida.
- Enciclopedia: Pensamiento ilustrado, liberalismo francés
del siglo XVIII; autonomía de la razón, supervaloración
de la libertad individual. La razón es fundamento del
hombre, de sí mismo y de todo. Antecedentes: Voltaire,
Rousseau. La verdad dialógica de la democracia es la
fuente de los valores; propuestas de éticas de mínimos.
- Ética Kantiana: Se funda en la razón y el
deber; defiende la validez universal de los imperativos categóricos.
La autonomía es exigencia de la dignidad del hombre.
- Nietzsche: Aniquilación de la moral. El ultra-hombre,
creador de valores, después de la muerte de Dios. La
vida es voluntad de poder.
- Opción Fundamental: Proporcionalismo, consecuencialismo.
Advertencia sobre el carácter deshumanizante de los
nuevos dioses que aparecen en escena: el bienestar y el trabajo.
Reflexión sobre el problema antropológico, con
consecuencias y autores muy divergentes.
- Antropología Filosófica (Realismo Personalista):
Afirmación del valor digno de toda vida humana. La
conciencia no crea, sino que descubre las normas objetivas
de moralidad. Afirmación de la persona humana, centro
de decisión, y a la vez, responsable. Relación
estrecha entre Libertad y Responsabilidad. El ser humano,
ser corpóreo, es unidad cuerpo-espíritu, con
apertura a la trascendencia. Principios de la autonomía
justa y de la solidaridad-subsidiariedad. Algunos antecedentes:
Kierkegaard, Marcel, Scheler; Mounier, Maritain, Marías.
Pues bien. Hay expertos en la disciplina de la bioética
que sostienen las más encontradas concepciones, teorías
y afirmaciones; algunas de ellas, disparates; otras que llegan
a ser tragedias e injusticias aprobadas por ley. Puede tener
valor didáctico para el lector en estos temas estar
alerta y reconocer una realidad: algunas de ellas tienen solidez
en sus procesos de raciocinio y fundamentación, otras
con evidentes puntos débiles e intenciones ideológicas
muy específicas, tanto en su fundamentación
filosófica como en sus salidas a problemas concretos.
En este tema se requiere sindéresis, según el
diccionario: discreción, capacidad natural para juzgar
rectamente; y se exige también conocimiento de los
antecedentes histórico-filosóficos. Sin ellos
es difícil decir algo coherente, y se corren además,
grandes peligros, sobre los cuales, por lo menos, hay que
estar al tanto 6
Nota: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano
de Bioética -Cecolbe-
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