Hoy es frecuente observar
buses que cruzan la frontera en tours organizados
para ir a la farmacia canadiense o mejicana o dialogar con pacientes
que por internet ordenan sus medicamentos a farmacias canadienses
que hacen entrega de la medicación puerta a puerta.
A favor
Últimamente alcaldes y gobernaciones en la gran nación
americana, decidieron intervenir en este aspecto. Cualquiera
podría pensar que hay oposición a este sistema,
pero está sucediendo todo lo contrario. Gobiernos locales
están abriendo sus fronteras para que el acceso a medicamentos
venidos de países fronterizos como Canadá y Méjico
sea una realidad.
Podemos citar ejemplos como gobernadores de Minnesota, Alabama,
Massachu-ssets, Illinois, que no reservan sus pretensiones de
facilitar este proceso y así aliviar la carga económica
del estado. El gobernador demócrata por Illinois, Rod
Blagojevich, declaró: Nosotros no nos vamos a quedar
con los brazos cruzados y mirar como las grandes compañías
farmacéuticas utilizan sus influencias políticas
y su control del mercado para forzar al pueblo a continuar pagando
por medicamentos más de lo que cualquier otro país
del mundo.
La idea principal es que el estado ayude así a subsidiar
la compra de medicamentos a miles de ciudadanos. Un ejemplo
notorio se vive actualmente en la ciudad de Springfield, en
el estado de Massachussets, donde el mismo alcalde decidió
negociar con farmacias canadienses para disminuir el déficit
fiscal de su ciudad. El plan consiste en que 3.000 empleados
de la ciudad compren medicamentos en Canadá, lo que representa
entre US$4 y 9 millones en alivio para la ciudad, monto que
será reinvertido en otros aspectos tales como educación,
vivienda y seguridad, indispensables para la ciudad. Al ser
cuestionado por su acción, el alcalde respondió:
Esto enviará un mensaje claro a los grandes conglomerados
farmacéuticos para que se den cuenta de que sus ganancias
a través del consumidor americano son absurdas. Ellos
claramente están abusando del sistema. Son como un 'cartel',
igual que el del petróleo o las drogas ilegales. Así
es como ellos manejan el mercado y controlan los precios.
En contra
Estos métodos de compra de medicamentos son técnicamente
ilegales, pero hasta hoy el gobierno no ha tomado iniciativas
para juzgar este intercambio en el cual ciudadanos particulares,
farmacias canadienses y gobernaciones están envueltos.
Un gran enemigo de esta reimportación es la FDA (Food
and Drug Administration), entidad que regula la aprobación
de medicamentos en los Estados Unidos, en asociación
con las grandes compañías farmacéuticas.
Estas emprendieron una campaña en contra de la importación
de medicamentos desde el exterior, en especial desde Canadá
y Méjico. Por una parte argumentan que el uso de medicamentos
canadienses puede ser inseguro, ya que ni se sabe de donde vienen
estas medicaciones o como logran llegar a territorio estadounidense.
Por otra, expresan la necesidad de cubrir los gastos para investigación
y desarrollo de nuevas medicaciones. A juicio de muchos, éste
es un argumento poco válido.
Desde 1999 la industria farmacéutica ha donado mas de
US$45 millones en contribuciones políticas y unos cuantos
millones haciendo lobby para la obtención
de pro-tección en sus productos. En la reciente aprobación
del nuevo plan de salud para Medicare (programa federal que
cubre en gran parte la población de la tercera edad)
por parte del gobierno Bush, que iniciará en el ano 2006,
está específicamente prohibido que el gobierno
federal negocie precios con las compañías farmacéuticas.
Esto da vía libre a que el costo de medicamentos sea
regido por las grandes compañías.
Recientemente, la ex editora ejecutiva del New England Journal
of Medicine, Marcia Angell, quien estuvo en esta posición
por 11 años, concedió una entrevista al canal
publico de T.V. (PBS), refutando las teorías creadas
a nivel de la FDA y de los grandes conglomerados farmacéuticos:
La gente que dice estar preocupada por la seguridad de
los medicamentos que vienen del Canadá están imaginado
lo que pasaba años atrás, de que los medicamentos
que se venden en USA son producidos solo por compañías
americanas y en Estados Unidos. Una muestra de esto se resume
en un simple ejemplo: Pfizer tiene 60 sitios de producción
en 32 países, por lo tanto las medicaciones son producidas
y vendidas alrededor del mundo.
Por ejemplo, Pfizer produce el Lipitor, medicamento útil
en el control del colesterol, y la mayoría de su producción
se lleva a cabo en Irlanda. El mismo Lipitor se vende en farmacias
canadienses y americanas. Otros como Zocor, Nexium y Prevacid
son de iguales características, y son mucho más
baratas en Canadá, puesto que el gobierno tiene control
en sus precios.
Qué hacer
Los Estados Unidos son el único país industrializado
sin ningún estatuto para la regulación de precios
en los medicamentos. Tan solo este país aporta más
de la mitad de las ganancias producidas por la industria farmacéutica.
Esto es en gran medida propiciado por un mercado en donde las
compañías farmacéuticas pueden anunciar
sus productos en cualquier medio publicitario a diferencia de
otros países donde hay más restricciones. En la
publicidad no se exige enfatizar los riesgos o efectos secundarios
de la medicación, y se limita a un remítase
a su doctor en caso de alguna pregunta.Con esto se propicia
que el paciente o consumidor identifique el medicamento
comercial como único, sin dar cabida a la
elección de un medicamento genérico más
barato e igualmente efectivo. Las compañías farmacéuticas
encontraron que la mejor manera de hacer dinero a bajo costo
es produciendo medicamentos que se asemejan a una medicación
blockbuster (término utilizado para describir
aquellas medicaciones que venden mas de U$1 billón al
año). Con esto se muestran muchas opciones, pero pocas
innovaciones a nivel farmacéutico. En un análisis
hecho por la Dra. Angell en el año 2001, de 66 medicaciones
que fueron aprobadas por la FDA, solo 10 fueron clasificadas
como innovación o una medicación mejor sobre las
ya existentes. Las otras 56 fueron similares a la ya existentes.
La meta de muchos: tomar como ejemplo la experiencia europea,
canadiense o australiana, en donde el común denominador
es la regulación de precios y la promoción de
una competencia legal y equitativa entre los proveedores. Por
ahora yacen tres propuestas para autorizar la reimportación
de medicamentos en el Congreso norteamericano. Cabe solo esperar
que los legisladores se pongan de acuerdo, proceso que puede
tomar años en su debate y aprobación.
Mientras tanto, buses a ciudades fronterizas de Méjico
y Canadá seguirán cruzando, y el paciente estadounidense
esperando que sus acciones repercutan en una solución
a largo plazo para sus necesidades. La reimportación
de medicamentos seria el primer paso para contrarrestar el costo
de un derecho fundamental: la salud. |