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Uno de los grandes méritos
del Acuerdo 245 es que si uno compara con otros países
donde se dan situaciones semejantes de concentración
de riesgos y de costos entre el sector privado y público,
hay muchos países en donde el poder de los grupos económicos
y la decisión del gobierno nunca se ha dado para que
exista ese tipo de redistribuciones. En Colombia se tomó
una decisión muy valerosa, que es insólita y
digamos admirable en el contexto mundial de redistribuir;
eso tiene un mérito muy grande. Es una decisión
que muy pocos países han tomado, porque la selección
o concentración de riesgo a cargo del Estado es muy
difícil de resolver y las empresas privadas en muchos
países, por ejemplo en Chile, tienen una fuerza muy
grande y no permiten que haya medidas de corrección.
Que en un momento dado las EPS privadas colombianas hayan
reconocido que sí había una concentración
de enfermos de alto costo que debía corregirse y asumir
un costo por asumir esos afiliados enfermos es algo importante,
porque además de demostrar voluntad política
de solución a un problema, es una medida mejor que
el Acuerdo 217, que desvirtuaba el concepto de la UPC y convertía
un sistema de capitación en un sistema de reembolsos,
lo que rompía la filosofía de financiación
del sistema. En cambio, con el Acuerdo 245 y su redistribución
de pacientes se dispersa el riesgo, y las EPS van a estar
asumiendo estos costos de manera más solidaria, aunque
en mi opinión todavía la concentración
del riesgo es muy alta y no se va a resolver con el Acuerdo.
En eso es muy importante el papel de la universidad y centros
de investigación, para que entiendan que en este momento
el principal motivo de necesidades en el país es la
selección de riesgo. Esta es la apreciación
del doctor Conrado Gómez Vélez, director de
aseguramiento del Instituto de los Seguros Sociales (ISS),
la entidad que permanece en medio del debate del alto costo,
ya mientras algunos consideran que salió beneficiada
con el Acuerdo 245 porque entregará parte de sus enfermos
de alto costo a otras EPS en el transcurso de este año,
otros más indican que al entregarlos, la entidad pierde
su razón de ser y una de sus más grandes fortalezas,
porque la atención que el ISS le ha dado desde su fundación
a las enfermedades de alto costo, es lo que legitima la existencia
del Instituto.
Como el ISS fue durante muchos años la más grande
aseguradora del país, al llegar la Ley 100 en 1993
traía de entrada toda la carga acumulada de pacientes
de alto costo y nunca tuvo mecanismos para evitar que se afiliaran
nuevos enfermos, mientras las EPS privadas hacían selección
de riesgo para evitarlos como afiliados. Además, la
población del ISS es de una edad mucho mayor que la
de las EPS privadas. Nosotros tenemos cerca del 45%
de la población mayor de 45 años, personas que
por su edad y condiciones tienen mayor incidencia de cáncer
y de enfermedades cardíacas, indicó el
doctor Gómez.
Como el problema del alto costo estuvo inadvertido varios
años luego de la Ley 100 y ante la falta de estudios
que evaluaran la selección de riesgo, el ISS hizo investigaciones
para demostrar que tenía costos de la UPC superiores
al 30% en pacientes de alto costo, y así evidenciar
la gravedad del problema. En el Instituto puede haber unos
14.000 enfermos de alto costo, número que cambia cada
mes u oscila alrededor de ese promedio. El peso mayor son
los casi 4.900 pacientes de Insuficiencia Renal Crónica
(IRC), porque requieren diálisis. También hay
unos 4.500 infectados por el VIH y el resto de enfermos está
repartido en otras patologías. Para racionalizar costos
en el manejo interno de las enfermedades de alto costo, el
ISS hace compras de insumos y contrataciones a gran escala,
y obtiene descuentos en los servicios.
En cuanto a la extensión de los mecanismos del Acuerdo
245 a otras enfermedades, el doctor Gómez indicó
que eso sería deseable antes de julio de 2004, porque
se podría corregir la UPC por edades y por regiones,
para corregir a su vez el problema en esas patologías.
También agregó que el país necesita un
centro de vigilancia de enfermedades crónicas, porque
el número de pacientes crónicos está
creciendo aceleradamente. En Cundinamarca por ejemplo, hace
2 años el ISS tenía un presupuesto de unos $450.000
millones para todo el año y para un millón de
afiliados. De esa plata, $120.000 millones se los gastaron
5.000 enfermos crónicos, o sea una tercera parte del
presupuesto.
Además, sin la suficiente prevención, muchos
diabéticos e hipertensos mal atendidos se convierten
en pacientes de IRC. Sin programas de prevención,
nos seguiremos llenando de pacientes de alto costo, el cáncer
de cérvix y de mamas sigue siendo el primer caso de
muerte en mujeres mayores de 40 años y eso no debería
ser así, indicó Gómez Vélez.
El director de aseguramiento del ISS también manifestó
que la hemofilia y enfermedades congénitas e inmunológicas
podrían catalogarse de alto costo, y agregó
que el VIH debería manejarse como la tuberculosis,
donde el gobierno asegure el tratamiento para todas las personas,
porque una serie de problemas interrumpen los tratamientos
y originan recurrencias, resistencias o malas mezclas de retrovirales.
En materia de trasplantes consideró que son suficientes
los autorizados, pero opinó que se deberían
hacer más renales, con un programa de transplantes
más riguroso y planes de financiación del gobierno
a largo plazo para EPS o afiliados, con inversión mayor
los 2 primeros años postrasplante. También valdría
la pena incorporar el trasplante de córnea, cuando
la ceguera es la segunda causa de discapacidad en el país
por causa de la violencia, indicó.
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