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Costos de la
calidad en los servicios de salud basados en la evidencia
Luz
Jannet Bojanini García, Odontóloga
Laura Raquel Castellanos Montealegre, Odontóloga
Ana María Ortiz Correa, Médica
Medellín ~ elpulso@elhospital.org.co
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Las
entidades públicas o privadas del mundo, cuyo objeto
social sea la prestación de los servicios de salud, no
pueden estar ajenas a dos aspectos relevantes. Uno es la calidad,
donde los servicios de salud se deben manejar como un
conjunto armónico e integrado de todos los componentes
de la calidad. El segundo, los costos de los servicios
en salud deben ir encaminados a la justa administración
de los recursos, así como a la sostenibilidad y viabilidad
de las diferentes empresas e instituciones que prestan los servicios.
El objetivo de este trabajo es hacer una revisión bibliográfica
encaminada a clarificar elementos de juicio y criterios para
la toma de decisiones, sobre todo en la forma como la Alta Gerencia
deberá incorporar los parámetros de calidad al
área financiera de los servicios de salud.
Existen varias formas de definir la calidad de los servicios
de salud, como lo señala Donabedian: cualquier
cosa que uno quiere que sean. Sin embargo, normalmente
reflejan los valores y objetivos del sistema de salud y de la
sociedad de las cuales forma parte. La manera más práctica
de definir calidad es a través de la división
de sus componentes o variables como son: Efectividad, Eficiencia,
Adecuación, Calidad científico-técnica,
Satisfacción del consumidor y del profesional, Accesibilidad
y Continuidad.
Relación coste monetario y calidad
La elección pertinente a la relación entre costo
y calidad no es la búsqueda de la máxima mejoría
en la salud (efectividad máxima), sino de aquella que
bajo un criterio u otro es económicamente accesible.
Esto último enfrenta a diario a médicos e instituciones
en un dilema ético, pues se enfrentan las necesidades
individuales del paciente con la racionalización de la
atención de acuerdo con lo que la sociedad considera
económicamente accesible. En la relación coste
y calidad se presentan varias opciones:
1) Máxima mejora posible en salud sin tener en cuenta
los costos: Asistencia derrochadora: Si la asistencia
es excesiva aunque no vaya en detrimento de la salud de la persona
pero tampoco apunta a su curación, se considerará
como de mala calidad porque supone falta de cuidado del médico
y despilfarra recursos que sí pueden ser útiles
en otros pacientes o situaciones.
2) Máxima mejora posible en salud pero al coste más
bajo posible: Asistencia eficiente, la cual tiene
tres componentes a su vez: Efectividad, Eficacia, y Eficiencia.
3) El coste del tratamiento más eficiente no debe superar
el valor del correspondiente al grado de salud obtenido: Nivel
de asistencia sufragable, equilibrio coste-calidad: Comprende
una efectividad óptima y por lo tanto su calidad también
lo es. El problema es que las definiciones sociales de lo que
es sufragable entran en un conflicto de muy difícil solución
con los valores individuales y puede verse afectado por los
intereses de las instituciones, del médico o por intereses
sociales orientados más al beneficio de algunos grupos
sociales o etáreos.
En la asistencia médica es común afirmar: solo
lo mejor es suficientemente bueno para mis pacientes y
todo el mundo tiene derecho a la mejor asistencia posible.
Pero estas afirmaciones conllevan a un error de lógica
y a una imposibilidad práctica. La falacia lógica
consiste en ignorar que la calidad es una variable continua
con una distribución especial. En esta distribución
hay partes de alta y baja calidad y es el control de calidad
el que se encarga de empujar la producción hacia la alta
calidad y de reducir la baja calidad. La falsedad práctica
en estas afirmaciones es que existen límites económicos
para mejorar la calidad.
Nivel óptimo de calidad
En la producción de bienes y servicios, la selección
del nivel óptimo de calidad es uno de los problemas más
difíciles de resolver. Los factores que determinan el
nivel óptimo de calidad son el coste de calidad de los
servicios y los beneficios obtenidos.
La relación entre calidad y coste probablemente sigue
una distribución de U invertida como se observa
en la Figura 1. Las mejoras cualitativas son relativamente baratas,
pero gradualmente su coste marginal se incrementa hasta un punto
tras el cual el aumento de los recursos puede disminuir la calidad.
Esta disminución puede obedecer, por ejemplo, a poca
comunicación y cooperación entre los profesionales,
a los riesgos iatrogénicos asociados al incremento en
el uso de tecnología sofisticada y al tiempo perdido
por los clientes. |
| Figura
1. El coste de mejorar la calidad (Vouri) |
Figura
2. Utilidad de los servicios
en función de su calidad (Vouri) |
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Entretanto, la relación
entre los beneficios obtenidos (utilidad) y la calidad, se
comporta de forma algo diferente (ver Figura 2). La calidad
muy deficiente puede llevar a problemas iatrogénicos,
pérdida de confianza en el sistema sanitario y retrasos
en acudir al sistema. Cuando la calidad mejora, se alcanza
un punto tras el cual modestos incrementos en calidad producen
grandes beneficios. Esto se observa en los países desarrollados
donde grandes mejoras en la salud de la población pueden
no resultar costosas dado que los recursos se invierten acertadamente.
Gradualmente, la ley de rendimientos decrecientes se hace
operativa, es decir, la utilidad marginal del servicio decrece
más y más para cada incremento sucesivo en la
calidad. Por ejemplo, el incremento de la utilidad marginal
para la confiabilidad de un diagnóstico del 70% al
90% por el uso de más ayudas diagnósticas puede
ser mayor, mientras que un incremento del 90% al 95% puede
ser excesivo, si esta diferencia no cambia el tratamiento
a utilizar en ningún caso.
Los profesionales de la salud pueden unirse al consumidor
para reclamar una alta calidad más que una calidad
óptima. Esto es especialmente cierto si los profesionales
de la salud no son empresarios privados, sino que trabajan
para un sistema que les ayuda a olvidarse de los costes. En
resumen, desde del punto de vista económico, es posible
definir un área dentro de la cual puede asentarse la
calidad de los servicios de salud. Esta área es donde
la utilidad marginal excede al coste marginal.
Grupos Relacionados
con el Diagnóstico GDR
Constituyen un modelo de contratación y de costos con
base en la evidencia. Los GDR son un método de clasificación
de pacientes. El objetivo fundamental de la creación
de estos sistemas de medida del casemix era poder reflejar
o predecir el consumo homogéneo de recursos hospitalarios
de cada agrupación de pacientes.
Los GDR se convirtieron en el modelo estándar de definición
del producto hospitalario, lo que facilita la comparación
entre hospitales, gestionar por línea de producto y
evaluar la actividad, productividad, calidad y eficacia hospitalaria.
Otras aplicaciones son comprobar la necesidad médica
del ingreso, estancias y servicios proporcionados al paciente,
establecimiento de protocolos de tratamiento médico,
índice del casemix hospitalario y la gestión
por línea de producto (permite evaluar la calidad,
controlar el gasto y medir actividad).
Limitaciones de los GDR: 1)Falta de capacidad para detectar
las variaciones de la complejidad de los procesos y por lo
tanto, de los costos (podría darse la situación
que un paciente ingresara a un hospital clasificado con un
diagnóstico y luego a medida que su enfermedad avanza
su diagnóstico puede variar, afectando esta situación
los costos y los recursos hospitalarios). 2)Falta de evaluación
de las acciones terapéuticas o diagnósticas,
o ambas, que han sido incorrectamente identificadas en la
clasificación del paciente.
3)Sensibilidad a las diferentes prácticas médicas
utilizadas en enfermedades similares, incluso se considera
que los GDR pueden incentivar negativamente ciertas prácticas
al ser discriminadas por ser poco rentables.
Conclusiones
Según Miguel A. González Los países
en desarrollo han emprendido reformas en salud impulsados
por la expectativa de movilizar recursos, controlar costos
y lograr mayor eficiencia, así como servicios equitativos
y aceptables capaces de responder oportunamente a los acelerados
cambios en las necesidades. La relación calidad-costos
en los servicios de salud en los sistemas de salud se hace
necesaria para que el tema de la salud se haga viable en cualquier
país. El resultado natural de una falta de conciencia
en el coste de los servicios de salud es que tanto los profesionales
como los consumidores reclamen la calidad máxima de
los servicios. Esta actitud, que prevalece en algunos países,
ha sido una de las causas de la explosión del coste
en la atención sanitaria, y ésta ha creado inevitablemente
conflictos entre los consumidores, los profesionales, los
administradores y los gerentes.
Vuori concluye que para tener éxito con el manejo de
costo de los servicios de salud hace falta realizar una gran
tarea de educación en el sector de la salud, tanto
en los programas de pregrado y postgrado, como las capacitaciones
continuas que se ofrecen en los distintos hospitales y clínicas,
para poder trabajar en equipo administradores, gerentes y
los profesionales de la salud. Adicionalmente, sería
importante fomentar las investigaciones que demuestren que
la elección pertinente de la relación entre
costo y calidad no es la búsqueda de la mayor mejoría
posible en la salud (efectividad máxima), sino de aquella
mejoría que bajo un criterio u otro es económicamente
accesible. Un sistema de costes de la no calidad es una de
las muchas herramientas de la gestión de la calidad,
pero no es sólo una herramienta más de carácter
financiero. Su objetivo es hallar oportunidades que faciliten
los esfuerzos de mejora de la calidad y que conduzcan a una
reducción de los costes operativos.
Se pretende evitar que los hospitales asuman un riesgo
financiero excesivo. Por esto han surgido los GDR... El pago
por ingreso incentiva la minimización de la estancia
hospitalaria. En este sentido, promueve una eficiente asistencia
de cada uno de los pacientes ingresados. Sin embargo, desde
el punto de vista macroeconómico, implica problemas
de eficiencia en el gasto en salud, ya que premia la actividad
hospitalaria independientemente de su necesidad Bergoña
Álvarez et al. No obstante, los GDRs no necesariamente
tienen que ser un mecanismo única y exclusivamente
de pago, pueden ser un mecanismo de contratación en
el cual se encuentren actores del financiador y del proveedor
trabajando conjuntamente, a través de auditores externos
e internos que regulen los procesos. El concepto de calidad
y costos se integra en los GDR porque el proveedor entenderá
que sus ingresos marginales están linealmente relacionados
con el número de pacientes ingresados y no con el número
de servicios ni de días estancia por caso ingresado.
En este caso, los incentivos pro-eficiencia están relacionados
con un concepto de producto igual al ingreso hospitalario
y un concepto de insumos igual al coste por ingreso (intensidad
de la utilización de los recursos hospitalarios) .
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GÓMEZ DE LEÓN,
Patricia. y PINTO, Diana. Incentivos para calidad en salud,
En: Vía Salud. Bogotá. N°17 (2001); p. 413.
DONABEDIAN, Avedis citado en: VUORI., H. V. El Control
de Calidad en los Servicios Sanitarios. Conceptos y Metodología.
Barcelona: Masson, S.A. 1996. p.142.
VUORI., H. V. El Control de Calidad en los Servicios
Sanitarios. Conceptos y Metodología. Ibídem
p.142.
VUORI., H. V. El control de calidad en los servicios sanitarios.
conceptos y metodología. Barcelona: Masson, 1996. p.142.
BERGOÑA Álvarez. y et al. Sistema de pago Proveedores
de Servicios de Sanitarios en países Latinoamericanos
y de la OCDE, En: Organización y gestión de
sistemas y servicios de salud. Madrid: OPS, 1998. 57p.
Este artículo tiene como fuente la monografía
de las autoras, para optar por el título de Gerente
en Economía y Finanzas de la Salud. Universidad Pontificia
Bolivariana, Medellín
Asesor: Doctor José Humberto Duque. Médico y
Cirujano de la Universidad de Antioquia, Maestría en
Administración en Salud de la Pontificia Universidad
Javeriana.
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