El acatamiento al ordenamiento jurídico depende
en primera instancia de la aceptación que del mismo
hagan los ciudadanos, y para ello se requiere que recoja
de manera adecuada los intereses de la sociedad, compilando
todo lo que ello implica: su cultura, su historia, sus creencias
religiosas y morales. En resumen, el Derecho para que sea
aceptado por el colectivo como contrato social, debe recoger
los sentimientos de esa comunidad como Nación, y
la verdad es que el común de los ciudadanos cumple
la normatividad vigente en el país de manera natural,
casi sin darse cuenta que en su actuar se están ejerciendo
derechos y cum-pliendo obligaciones.
Esto sucede cada día. Así por ejemplo, al
tomar el transporte público, donde de manera imperceptible
se celebra el contrato de transporte, en ese instante nacen
derechos y obligaciones para el pasajero, el conductor y
la empresa transportadora, que se cumplen durante el trayecto
de viaje; este contrato ampliamente reglamentado por la
legislación comercial, se celebra y ejecuta de manera
natural, y así como este son múltiples las
situaciones diarias donde sucede lo mismo.
Pero para llegar a esa aceptación de la juridicidad,
es necesario además que exista un proceso de conocimiento
de las mínimas normas de comportamiento en comunidad,
que se imparte tanto en el hogar con el ejemplo del grupo
familiar, y más tarde en las aulas escolares; de
ello depende que el cumplimiento de esas normas básicas
permitan la convivencia en armonía.
Precisamente en consonancia con esto, actualmente se tramita
en la Comisión Sexta de la Cámara de Representantes,
un proyecto de ley que pretende que todos los establecimientos
escolares en los niveles preescolar, básica primaria
y media vocacional impartan a sus alumnos cátedra
de educación cívica; de esta manera se dará
desarrollo legal al artículo 41 de la Carta Política,
que dispone además de la enseñanza de la Constitución
y su divulgación, la enseñanza de estos temas
fundamentales para la construcción de la paz.
No podemos negar que las experiencias democráticas
en las instituciones escolares con las elecciones de sus
representantes ante las autoridades de los planteles, ha
generado una cultura del voto, y la importancia de la participación
de los escolares como candidatos y electores redundará
en una mayor participación en el futuro de quienes
hoy se forman, cuando como ciudadanos deban decidir sobre
quienes han de dirigir el país, fundamento esencial
para el mantenimiento de la democracia.
Pueda ser que esta ley logre sembrar las semillas de paz
que requiere nuestra patria y no sea de aquellas normas
que se expiden para que no se cumplan.