Desde diciembre de 2016 se viene
reportando un brote epidémico de casos de fiebre amarilla
en Brasil, en especial en el estado de Mina Gerais y con menor
intensidad en Espíritu Santo, Bahía y Sao Paulo,
con proporciones de letalidad que van del 33% al 7%.
Simultáneamente se han presentado varias epizootias,
es decir infecciones en monos, en los estados descritos y en
otros, correspondientes a la forma selvática de la enfermedad,
y que pueden ser la fuente para infecciones humanas, al invadir
dichas zonas, principalmente por razones de tipo laboral. |
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Hasta el momento no se ha determinado que A. aegypti haya
jugado algún papel en la transmisión, pero existe
el riesgo latente de que la enfermedad se urbanice a través
de este vector, o que a partir de casos procedentes de Brasil
llegue a otras países donde el vector está siempre
presente, como es el caso de Colombia.
Este es un signo de alerta en el sentido de no olvidarnos
de enfermedades de baja prevalencia, pero cuyas condiciones
de transmisión se mantienen, y que por lo tanto se
tiene el riesgo permanente de que puedan reemerger y causar
grandes epidemias acompañadas de una alta letalidad,
como ha sucedido en el pasado con ésta y otras enfermedades
transmitidas por vectores.
La Organización Panamericana de la Salud y la Organización
Mundial de la Salud han llamado la atención sobre el
riesgo de diseminación de la fiebre amarilla a otros
países y ha invitado a sus miembros a revisar medidas
de prevención y coberturas de vacunación. Podríamos
decir que la fiebre amarilla es un enemigo oculto si tenemos
en cuenta que el ciclo selvático se mantiene y se mantendrá
siempre, ya que es prácticamente imposible de erradicar,
y en la medida en que el hombre invada estos ambientes sin
protección siempre estará el riesgo de adquirir
la infección y propiciar su urbanización a través
de los vectores ya mencionados.
Fuente: OPS, OMS. Actualización Epidemiológica,
Fiebre Amarilla, 9 de febrero de 2017.
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