¿Qué es lo que nos hace sentir tan incómodos
con nosotros mismos, tan frágiles, tan llenos de miedo,
tan llenos de incertidumbre?
¡Qué tan necesario es en el día a día,
pasar un tiempo a solas, reconociendo nuestros logros y motivándonos
a continuar! ¡Qué momentos inolvidables se viven
cuando levantamos la cabeza del teléfono móvil
y observamos auténticos milagros - aquella "Belleza
Colateral", como lo diría aquella buena película
-. Estamos rodeados de bellas estampas, de lindas fotografías
que solamente pueden ser grabadas en la retina del que mira
en un único momento, en un instante inolvidable que
quizás nunca jamás se repita.
Conectarse con la interioridad, con lo más profundo,
con lo más sublime, con lo más excelso para
reencontrarnos es reconocer el camino que recorremos, quizá
para saber cuánto hemos caminado o cuál camino
hemos tomado, porque al fin y al cabo, hemos avanzado a la
velocidad de nuestras posibilidades, nuestras vicisitudes
y muy a pesar de nuestras heridas.
Tengamos más en cuenta nuestra propia opinión,
escuchemos lo que nuestro cuerpo tiene que decirnos, lo que
el brillo de los ojos trata de ayudarnos a entender para no
tener que escuchar el grito de alarma que generan las dolencias
y las enfermedades, que al sentirse ignoradas, aprenden a
gritar cada vez más fuerte hasta incapacitarnos, así
sea temporalmente.
Escúchate, quizá tengas algo que decirte.
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