MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 15    No. 175  ABRIL DEL AÑO 2013    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

 

Reforma a la salud puede ser
necesaria pero no debería ser urgente

Primeras reflexiones sobre la propuesta del gobierno
Jairo Humberto Restrepo Zea - Coordinador, Grupo de Economía de la Salud -GES- Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Antioquia - jairoudea@gmail.com
Los dos proyectos de ley (ordinaria y estatutaria), que en un hecho histórico el presidente Santos radicó en el Congreso el 18 de marzo pasado, constituyen señal inequívoca del compromiso que tiene el gobierno de introducir cambios al sistema de salud para mejorar su desempeño y recuperar la confianza de los ciudadanos en el mismo. El proyecto de ley ordinaria, que tiene por objeto redefinir el sistema, corresponde a la propuesta anunciada por el ministro hace meses, así que él estará al frente de su defensa y de acordar o presenciar en el Congreso los cambios al articulado.
Y el proyecto de ley estatutaria no parece propio del Ministerio y por tanto su futuro es más incierto (el ministro comentó horas antes de su radicación, que un proyecto de esa naturaleza no se presentaría).
A continuación, las primeras reflexiones del proyecto de ley ordinaria a partir de la lectura de la exposición de motivos, en la cual se presentan algunas bases técnicas de la reforma y la descripción del articulado. Por su extensión (67 artículos) y por la variedad de temas que comprende, para iniciar el estudio y debate del proyecto, selecciono unos temas de mayor impacto o que están asociados directamente con la estructura del sistema.
Pensar y actuar más, y legislar menos
Al dar a conocer el contenido del proyecto es fundamental ahondar en argumentos sólidos y conocer detalles y evaluación de escenarios alternativos de reforma, por lo que lejos de buscar su trámite con urgencia, el ministro haría una gran contribución si propone un plazo para construir una propuesta que de verdad resuelva los problemas de fondo y precise las acciones a emprender con normas vigentes, buscando fortalecer la legitimidad que él reconoce se encuentra perdida. Es bueno tener presente que en estos dos años se viene introduciendo una reforma a pedazos, como sucedió con la reforma tributaria que eliminó los aportes de las empresas al sistema, o con el cuestionado decreto que liquidó la Comisión de Regulación en Salud, así que un nuevo proyecto debe ser integrador y convincente en su justificación y alcance. Mención especial merece la Ley 1438/11, promesa de campaña del presidente Santos, que abordó varios puntos para atender la problemática del sistema pero sobre cuya implementación se guarda silencio oficial.
Visión general sobre el proyecto de ley
El ministro encara la problemática del sistema con valor, buscando rigor técnico, y con propuestas aparentemente atractivas que en parte recogen la opinión de expertos y el clamor de algunos actores; de igual modo, algunas propuestas causan alarma al ir en contravía de la tradición en seguridad social, o porque talvez no signifiquen cambios de fondo sino modificaciones de términos o ajustes formales, o porque no apunten a resolver los problemas reales y hasta los puedan exacerbar. En cuanto al diagnóstico, en estos meses se aprecia cómo el gobierno ha caído atrapado en la visión fatalista de quienes le apuestan al fracaso del sistema, y desconocen sus logros y potencialidades. De hecho, en la exposición de motivos se sacan a relucir los logros con información objetiva respaldados por análisis y estudios, pero luego éstos pasan a segundo plano y se da mayor peso a la percepción y evolución de indicadores cuya determinación no necesariamente o no exclusivamente depende del sistema de salud. Esto obliga a mejorar el diagnóstico y a encarar un debate franco y profundo sobre los problemas del sistema y sus causas, pues aún hay confusión y a veces la discusión está signada por ideologías e intereses gremiales, sin hacer explícitos valores o teorías.
No es admisible que al sustituir Fosyga
por Salud-Mía, con presupuesto de $30 billones, su
juntala conformen2 ministros y otro representante del presidente.
Se necesita un organismo colegiado de concertación y una
junta que represente a los actores del sistema.
En términos generales, la propuesta va en la dirección de procurar un nuevo balance en la mezcla público-privado, dando mayor relevancia al Estado en aspectos como el recaudo, la administración y el pago de recursos, la afiliación de la población y la territorialidad del sistema y de las políticas de salud. Adicionalmente, reconociendo las dificultades que trajo la intermediación y los problemas de acceso a los servicios, el proyecto plantea como objetivo del sistema el lograr el mejor estado de salud posible, cuando antes parecía centrado en el aseguramiento o en últimas en el acceso, y busca superar las barreras de acceso e integrar de una vez por todas la salud pública como parte del sistema.
Se abre así una ventana de oportunidades para alcanzar un acuerdo que pueda dar lugar a una síntesis entre visiones extremas sobre la seguridad social que quieren los colombianos, y se proyecte al futuro un sistema más legítimo y estable. Sin embargo, para llegar a un ideal como éste es necesario detallar uno a uno los temas propuestos y resolver si se trata de redefinir el sistema o de crear uno nuevo; valga señalar que en la exposición de motivos se menciona un nuevo sistema. Conviene también enmarcar la discusión en la tradición que tiene el país en seguridad social, y articularla con la discusión que avanza en pensiones, pues ambos temas son parte de un sistema integral.
Rectoría y gobernanza: temas olvidados
Aunque en el proyecto se reconocen problemas de legitimidad y se mencionan entre sus propósitos la recuperación de la capacidad de rectoría del gobierno (que no del Estado), en realidad es muy poco lo propuesto sobre el tema y no aborda aspectos más relevantes como la forma de gobernar o dirigir el sistema y dar participación a los diferentes actores. Sorprende que de manera más bien forzada, se asuma como parte de mejor rectoría la designación de gerentes de hospitales públicos mediante libre nombramiento y remoción por alcaldes o gobernadores, sin ofrecer un diagnóstico ni justificación sobre el particular.
Una ley seria, con los antecedentes que se tienen y dadas las necesidades del país, requiere de un capítulo especial sobre gobernanza como expresión clara y concreta de querer remediar la falta de legitimidad y confianza que predomina en el sistema, además de recuperar la forma de gobierno que históricamente ha tenido la seguridad social en el país, y que establezca un sistema de pesos y contrapesos. No es admisible, por ejemplo, que al sustituir al Fosyga por la entidad Salud-Mía, con un presupuesto cercano a $30 billones, su junta directiva esté conformada sólo y exclusivamente por dos ministros y otro representante del presidente; y resulta curioso que al director de esta entidad lo nombre el presidente a partir de la terna que presente tal junta. Es necesario establecer un organismo colegiado de concertación y una junta directiva que represente a los actores del sistema, además de los consejos de salud en los entes territoriales y de otros aspectos orientados al buen gobierno del sistema y a poner freno a la corrupción .
 
Del Fosyga a Salud-Mía: pasos adelante con incertidumbre
La propuesta de crear la entidad Salud-Mía, constituye parte central de la redefinición que lidera el gobierno y planteada de tiempo atrás por expertos y actores del sistema. Se trata de una versión mejorada del Fosyga que se encargaría de la afiliación, el recaudo, la administración de recursos y los pagos o giros por la gestión y prestación de servicios de salud. Esta adopción daría más claridad sobre el carácter público del sistema y podría contribuir a mejorar la eficiencia macro al contar con un recaudador y pagador único, y controlar los fenómenos de selección adversa y selección de riesgos.
Coherente con esta propuesta, el proyecto mantiene la intencionalidad de ofrecer un plan de beneficios igual para toda la población (Mi-Plan), y busca que el fondo reciba o contabilice la totalidad de recursos del sistema, estimados en $30 billones anuales. Sin embargo, además de las observaciones sobre las capacidades que requiere esta entidad y las reglas que deben definirse para garantizar su blindaje ante malos manejos e intereses políticos y económicos, varios aspectos llaman la atención para conocer escenarios sobre la sostenibilidad financiera.
Es preocupante que tras la reforma tributaria aprobada de manera flash y sin participación del Ministerio de Salud, en el proyecto se reconoce que producto de dicha reforma el recaudo de cotizaciones se reduciría en $6 billones, cuando en documentos que presentó el Ministerio de Hacienda se hablaba primero de $3,8 billones y luego de $4,8 billones, frente a un ingreso esperado producto del impuesto CREE de $5,3 billones. Se empieza a confirmar así lo que advertimos algunos, que la reforma tributaria provocaría un déficit en el sistema de salud, eso sin tener en cuenta la posible volatilidad y el menor crecimiento a que estaría sometida la base de este impuesto en comparación con la base de salarios.
También debe mencionarse en este tema que la propuesta de “trastear” la UPC hacia la medicina prepagada puede provocar mayores problemas financieros en el mediano y largo plazo, generando una mayor diferenciación entre el sistema y los servicios privados, los cuales podrían ser adquiridos por quienes en uso de esta gabela se verían motivados a incrementar la cobertura de los planes privados y se retirarían del sistema al menos mientras su gasto esperado es bajo. Esta propuesta, que el ministro basa en razones de justicia, realmente constituye una amenaza a la sostenibilidad del sistema en un sentido integral, no sólo financiera, pues a la postre se daría un descreme y una división de la población según su nivel de ingresos y riesgos en salud, con un sistema empobrecido para los más pobres o enfermos, y un sistema más confortable para el resto.
La definición que trae el artículo 42 del proyecto de ley es un exabrupto que ojalá pueda aclararse en el Congreso, pues además es una muestra de que el diablo está en los detalles: “La cotización en salud pertenece al Sistema General de Seguridad Social en Salud y el valor percápita a cada usuario”. Esto no es más que una declaración de privatización o de desintegración del sistema, pues cada uno tendría la libertad de solicitar o migrar su UPC; además, es una contradicción frente al deseo de evitar la fragmentación y de establecer la mancomunación de riesgos.
 
Otros artículos...
Hospital San Vicente: una historia de servicio desde su fundación
Mejor conjunto hospitalario de arquitectura republicana en Colombia
En el Hospital Universitario de San Vicente Fundación - Cirugía cardíaca mínimamente invasiva, una operación de corazón a corazón
Salud financiera de aseguradoras en salud: no sale de cuidados intensivos
OES - Organización para la Excelencia de la Salud
CORPAUL 40 años aportando a la salud
Reforma a la salud puede ser necesaria pero no debería ser urgente - Primeras reflexiones sobre la propuesta del gobierno
En la reforma, de las EPS a los GSS: ¿Qué tan diferentes?
2012: año de rediseño organizacional en Supersalud
Debate de la reforma pide Movimiento Nacional por la Salud
Supersalud en 2012: medidas de vigilancia y nuevas normas
Congregación Mariana evoluciona a la marca VID
ESE Hospital del Sur, de Itagüí, recibe galardón de calidad
El vigía: “Vuelve el dengue y mata al hombre...”
Situación de la tuberculosis en Colombia
 

 



Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved