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Colombia debe apostar
por una política social integral e intersectorial para
enfrentar las inequidades en salud presentes en el país.
Con la conformación de la Comisión sobre Determinantes
Sociales de la Salud (CDSS) de la OMS en marzo de 2005, se retoma
globalmente la perspectiva de la determinación para la
comprensión y el enfrentamiento a las enormes desigualdades
e inequidades sanitarias presentes en el mundo. Esta perspectiva
no es nueva: de esto se ha hablado desde tiempos antiguos, pero
gana fuerza desde mediados del siglo XVIII en Europa, en cabeza
del patólogo Rudolph Virchow, quien relacionó
claramente la epidemia de tifus que se vivía en ese momento
en la antigua Alemania con causas sociales y económicas
fuertemente vinculadas con la pobreza, y el remedio que propuso
para contener la epidemia fue mejorar las condiciones de vida,
educación y libertad de la población.
En América Latina y en Colombia esta perspectiva fue
ampliamente desarrollada por las corrientes de pensamiento de
la medicina social y la salud colectiva, que han logrado incidir
en la formación de talento humano en salud y en menor
medida en el diseño de políticas públicas.
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De nada sirve un
buen tratamiento médico para las personas enfermas si
ellas vuelven a las condiciones que generaron su enfermedad.
Son necesarios los esfuerzos institucionales y sociales para
afectar las causas que generan enfermedad, discapacidad y muerte,
desigualdades e inequidades en la distribución de la
salud. Por lo tanto, para alcanzar y mantener condiciones óptimas
de salud de las poblaciones no basta con asistencia sanitaria
(hospitales, médicos y medicamentos): se requiere acceso
a alimentación sana y segura, vivienda con condiciones
sanitarias básicas y suministro de agua potable, educación
de calidad, empleo con ingresos adecuados y con condiciones
de trabajo segura, participación democrática para
el ejercicio auténtico de ciudadanía, entre los
aspectos más importantes.
De esta mirada surge la pregunta: ¿qué explica
que haya grupos de población que puedan acceder a condiciones
de vida digna y otras no? Se habla entonces de las causas (determinantes
de la salud), las razones de estas enormes diferencias ,y en
general tienen que ver con el modelo de desarrollo social y
económico, con el modelo de Estado y con la distribución
de la riqueza económica y el capital cultural. Si se
quiere realmente afectar los determinantes estructurales de
las inequidades en salud, se debe intervenir integralmente en
el modelo de desarrollo para que sea sustentable y garante de
los derechos sociales; generar un modelo de Estado que garantice
seguridad alimentaria, con reforma agraria que asegure el acceso,
uso y propiedad de la tierra; reforma urbana que promueva una
mejor distribución del suelo urbano y la construcción
de ciudades socialmente justas y ambientalmente sustentables;
democratización del capital cultural de la humanidad
a través del acceso universal a la educación;
concreción de la democracia participativa; desarrollo
de políticas públicas intersectoriales y configuración
de un sistema de salud público universal, integral, equitativo,
participativo, no fragmentado ni privatizado.
Colombia históricamente ha desarrollado políticas
de salud de corte asistencialista, que no han apuntado a afectar
los determinantes de la salud. El actual sistema de seguridad
social en salud es un modelo centrado en un mecanismo de mercado
del aseguramiento y de la prestación de servicios de
salud, que no contempla un abordaje de las causas fundamentales
que determinan los perfiles epidemiológicos de la población,
centra su atención en la atención individual a
la enfermedad y resta enorme importancia incluso a los aspectos
tradicionales de la promoción de la salud y la prevención
de la enfermedad, y debilita la salud pública al reducirla
a un paquete (Plan de Atención Básica -PAB-) y
al romper con el abordaje territorial y poblacional tan fundamental
en lo sanitario.
Diversos estudios evidencian que este modelo actual de salud
acentúa inequidades propias de la lógica de mercado:
salud para ricos (medicina prepagada), medicina para clase media
(régimen contributivo), medicina para pobres (régimen
subsidiado) y negación de acceso (población sanduche,
sin capacidad de pago y sin condiciones para demostrar derecho
a subsidio) y no atiende a las necesidades sanitarias sentidas
de la población. Los recientes hechos del Chocó
develan en el país sectores importantes padeciendo hambre,
asunto del cual no se quiere hablar abiertamente. Igualmente
se puede hablar de las frágiles condiciones en que viven
miles de colombianos tanto por sus condiciones riesgosas como
por las deficiencias de saneamiento básico; la disminución
de los ingresos y la precarización de las condiciones
laborales, que han aumentado la pobreza y con ello la inseguridad
y las diversas violencias. Para concretarse, la perspectiva
de los determinantes sociales de la salud, requiere una ciudadanía
radicalmente activa, unos movimientos y partidos políticos
comprometidos con la superación de las inequidades y
un Estado e instituciones con voluntad política para
producir este tipo de intervenciones. Ojalá que la iniciativa
de la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud
de la OMS logre al menos abrir este importante debate en el
país y superar la visión unanimista: que como
vamos, vamos bien. |
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