 |
|
|
 |
En Programa de Epilesia de
El Hospital
Implantan estimulador del
nervio vago a paciente infantil
Patricia
Cárdenas Maya - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
|
 |
Para mejorar la calidad
de vida de una paciente de 12 años, los especialistas
del Grupo de Epilepsia del Hospital Universitario San Vicente
de Paúl le implantaron un estimulador del nervio
vago, dispositivo similar a un marcapasos que le permitirá
a la paciente reducir el número y la frecuencia de las
crisis de epilepsia, su duración y el malestar que se
genera después de una crisis.
Se trata de la primera cirugía de este tipo que se realiza
en Colombia: En 1997 la Administración de Alimentos y
Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó esta técnica,
se aplicó por primera vez en 1998 y desde entonces se
ha practicado en más de 46.000 personas en el mundo (entre
ellos 18.000 niños), en pacientes desde 4 años
de edad hasta adultos de 65 que sufren de epilepsia refractaria
que no responde a las cirugías ni a los medicamentos. |
 |
El Grupo de Epilepsia
del Hospital venía contemplando desde hace 2 años
la posibilidad de aplicar esta tecnología aprobada por
la Academia Americana de Neurología. La estimulación
del nervio vago excepcionalmente curará la epilepsia:
se trata de una técnica para mejorar mucho la calidad
de vida de los pacientes epilépticos, dado que los pacientes
y los estudios reportan una mejoría en su atención,
en su memoria, en su bienestar general y anímico; por
ello, la expectativa con este procedimiento es facilitar la
reinserción a su vida normal.
|
Según la
literatura sobre el tema, el 2% de los pacientes quedan libres
de crisis de epilepsia: La gran ventaja del estimulador consiste
en reducir la duración de las crisis, la cantidad y frecuencia
de las mismas y el malestar posterior. El 50% de los pacientes
pueden reducir las crisis en más del 50% y según
estudios de costo-efectividad realizados en Suecia y Estados
Unidos, se recupera la inversión a los 18 meses de la
intervención.
Manejo de la epilepsia en El Hospital
La epilepsia, un trastorno cerebral caracterizado por
convulsiones recurrentes, en cuyos ataques se altera la función
cerebral y se producen cambios en la atención o el comportamiento
por una excitación eléctrica anómala del
cerebro, puede ser hereditaria, secundaria a una lesión
cerebral, o temporal a causa de la exposición a algunos
medicamentos o niveles anormales de sodio o glucosa en la sangre.
Para tratar a los pacientes afectados, el Grupo de Epilepsia
del Hospital Universitario San Vicente de Paúl creado
hace 7 años trabaja con 3 grupos: uno de pacientes con
epilepsia controlable, otro de pacientes resistentes al tratamiento
farmacológico y que pueden ser candidatos para cirugía
y un tercer grupo de pacientes que no tienen alternativa quirúrgica
o no pueden ser candidatos a la misma.
En el primer grupo, con diagnóstico adecuado y tratamiento
oportuno, se logró un muy buen control de las crisis
e incluso se pudo suspender el uso de medicamentos después
de 2 o 3 años libres de crisis, con un 70% de éxito
en la suspensión de la medicación; esto redunda
en mejor calidad de vida, reducción de la estigmatización
que sufren muchas veces estos pacientes y en la sensación
de alivio y curación.
Entre los pacientes del grupo 2, desde hace 4 años se
han realizado 52 cirugías (30 de ellas en El Hospital),
con una muy buena respuesta: aproximadamente el 75% de ellos
libres de crisis, pero con medicación. Estos pacientes
renuevan sus actividades de la vida diaria normal, académicas,
sociales y/o laborales. También se redujeron los días
de hospitalización y los medicamentos.
Y con el último grupo de pacientes se trabaja combinación
de medicamentos nuevos, no baratos, que con frecuencia no superan
el 15% de efectividad en el tratamiento de las crisis; por estas
condiciones, son candidatos a la técnica de la estimulación
del nervio vago, la adecuación de tratamientos anticonvulsivantes
nuevos o la dieta setogénica (con base en grasas, útil
en algunos pacientes con epilepsia refractaria, requiere control
estricto de nutricionista y es de difícil adherencia).
Para determinar el tratamiento más adecuado para cada
paciente, éstos son evaluados por un grupo multidisciplinario,
integrado por clínicos, neurólogos dedicados a
epilepsia, neuro-radiólogo, electro-fisiólogo,
neuropsicóloga y trabajadora social. El grupo recomienda
la cirugía o tratamientos alternativos como la estimulación
del nervio vago.
Técnica alternativa
Cuando la epilepsia se muestra resistente a los tratamientos
farmacológicos y altera de modo importante la calidad
de vida del paciente, se recomienda acudir a la cirugía.
Sin embargo, algunos casos no se pueden beneficiar de una intervención
al ser demasiado amplia la zona cerebral responsable de las
crisis.
En estos casos se plantea la opción de estimulación
del nervio vago, cuando no hay ninguna lesión cerebral
evidenciable, ni zona epiléptica que se pueda operar
con la técnica clásica de resección; el
nervio vago transmite la información al cerebro y mediante
su estimulación se puede provocar una disminución
gradual de las crisis. La implantación se realiza en
el cuello y el generador se coloca debajo de la clavícula
como si fuera un marcapaso cardíaco. Una vez instalado,
el especialista programa el dispositivo para que genere automáticamente
un estímulo periódico durante todo el día.
El Grupo de Epilepsia del Hospital contemplaba desde hace dos
años la posibilidad de aplicar esta técnica, y
en abril pasado implantó el estimulador del nervio vago
en una niña que ya logró reducir la duración
de sus crisis de 12 a 7 minutos y aprendió a manejar
su equipo. Según los estudios sobre el tema, los resultados
positivos empiezan a ser más evidentes a los 3 ó
6 meses de implantado el estimulador, y el efecto se mantiene
por unos 10 años, cuando debe cambiarse. El estimulador
es un aparato con una batería, que se implanta quirúrgicamente
bajo la piel, se conecta al nervio vago y desde allí
envía pequeñas descargas de electricidad al cerebro.
El implante del estimulador es un procedimiento sencillo: La
intervención dura entre 45 minutos a 2 horas, en las
cuales se coloca un estimulador que tiene el tamaño de
una moneda de $500 debajo del pectoral izquierdo y con un cable
se pega al nervio vago. El paciente puede programarse de manera
ambulatoria o puede ser hospitalizado, se dejan pasar dos semanas
para la cicatrización y luego se inicia la programación
del equipo que se hace inicialmente cada 15 días y luego
cada 3 semanas, hasta llegar a los 6 meses después de
implantado. Entre los poco frecuentes efectos secundarios, está
la bradicardia o aumento de la frecuencia respiratoria, y la
sudoración.
Vale anotar que la compañía productora del estimulador
y la Liga Nacional de Lucha contra la Epilepsia, recomiendan
que sólo se coloquen estos dispositivos en pacientes
manejados por Grupos de epilepsia y no en pacientes de forma
individual aislada.
La intervención quirúrgica en El Hospital duró
45 minutos y fue realizada por el neurólogo Jaime Carrizosa
y el neurocirujano Rodrigo Díaz; no fue un procedimiento
invasivo ya que sólo requiere dos pequeñas incisiones
de dos centímetros en el cuello y la axila, evitando
así abrir el cráneo. El dispositivo queda ubicado
a la altura del pecho y los cables que hacen parte de él,
quedan al nivel de la clavícula.
Con el implante del estimulador del nervio vago, el Hospital
Universitario San Vicente de Paúl ofrece así a
los pacientes epilépticos una opción de beneficios
comprobados en el tratamiento de su enfermedad . |
|

|
|
|
|
|