EDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 9    No. 106 JULIO DEL AÑO 2007    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co

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Evitar el desplome
de las EPS-S

A no dudarlo, el régimen subsidiado es la estrategia “consentida” del sistema de salud colombiano: desde sus inicios, los esfuerzos financieros y de reglamentación lo han privilegiado, el mayor número de Acuerdos del Consejo de Seguridad Social en Salud han estado orientados a mejorar su operación y resultados, y en el gobierno actual en sus dos períodos, ha estado bajo su amparo e impulso, al punto de ser elegido como la estrategia que permitirá alcanzar la cobertura universal en salud en 2010.
Sin embargo, pese a que el gobierno ha procurado fortalecerlo, el régimen subsidiado atraviesa uno de sus más difíciles momentos, dada la radicalización de algunas de sus problemáticas más sentidas. Las hoy EPS-S (Entidades Promotoras de Salud del régimen subsidiado, antes ARS o Administradoras del Régimen Subsidiado), hacen un llamado con carácter de urgencia al gobierno nacional, para que entre a resolver temas fundamentales en el régimen, porque sienten amenazada su existencia dentro del sistema. Por ejemplo, se presentan algunas consideraciones y propuestas, como:
- La inclusión en los planes de beneficios de toda clase de servicios, medicamentos y procedimientos, disparó el costo en los servicios de salud: hay entidades cuyo costo técnico del alto costo raya entre 27% y 38%, incluso en Bogotá algunas tienen hasta el 42%, en una situación financiera insostenible. Ante esto, la propuesta es la confluencia en una mesa de aseguradores, IPS y proveedores, para proponer condiciones que permitan atender alto costo.
- En bases de datos, se propone hacer una depuración urgente, establecer una amnistía y comenzar de cero, validar lo contratado y definir variables iguales para todos, para no quebrar las EPS-S con los descuentos retroactivos. Así, construir un adecuado sistema de información con bases de datos consistentes, definir responsabilidades, registros de novedades, entrega y monitoreo, para identificar a los verdaderos beneficiarios en cada contrato.
- Ante la concentración del alto costo en las capitales, que genera una enorme dispersión del riesgo, se propone buscar un mecanismo para atender los enfermos de alto costo en su región. Además, hacer una revisión juiciosa de la atención del alto costo en el subsidiado.
- El gobierno debe velar porque las EPS-S puedan ejercer su función claramente, con una revisión atenta de los planes de beneficios, obligatoriedad en el reporte de información, definición de la UPC ajustada a costos reales.
- Exigir acciones efectivas de promoción y prevención que contribuyan al control del alto costo, con seguimiento estricto del manejo de los recursos.
En el caso de las cajas de compensación, que tienen la doble ventanilla de control de la Supersalud y la Supersubsidio, ésta última expidió hace año y medio una circular que dice que ningún programa puede generar pérdidas en las cajas, porque de lo contrario debe liquidarse. Cumpliendo esa disposición, las cajas de San Andrés y de Nariño tuvieron que cerrar sus programas de régimen subsidiado y ad portas están otras: Cafam presentó la solicitud formal para retirarse en Bogotá a partir del 1° de octubre, Cafesalud se retira del subsidiado en Antioquia, Salud Total se retiró en todo el país. ¿Cuáles son entonces las empresas que van a seguir atendiendo el régimen subsidiado en el país, con todas las dificultades que se han presentado?
En el supuesto extremo de que se retiraran poco a poco las EPS-S que manejan el régimen subsidiado, ¿sería capaz la EPS-S oficial, Caprecom, de manejar todo el régimen subsidiado en el país? O si incluso desapareciese Caprecom, ¿qué pasaría con la atención en salud de la población más pobre y vulnerable del país? Para evitar llegar a ese u otros escenarios parecidos, hay que hacer un alto en el camino, aprovechar la buena voluntad de los actores involucrados, y continuar con los planes, programas y acciones emprendidas en los diferentes frentes, para resolver los problemas que aquejan al régimen subsidiado y muy especialmente a sus EPS. Hay buena disposición del gobierno, hay orientaciones adecuadas, pero debe proveerse de más y mejores herramientas para e “ordenar” el régimen subsidiado.
Hay fe en el régimen subsidiado y en sus bondades, hay consenso en que debe continuar, en que permitirá alcanzar la cobertura universal en salud, pero para ello es necesario revisar la problemática actual de las EPS-S y permitirles que aporten al buen suceso del régimen subsidiado que hoy está al borde de una gran crisis en todos los rincones del país, con situaciones puntuales delicadas, como las de Bogotá y Medellín. De no hacer una intervención oportuna y efectiva, en menos de un año y medio podríamos asistir a la explosión de un régimen que muestra su validez dentro del sistema de salud. De no ser así, los discursos elogiosos del gobierno ante el régimen subsidiado, se quedarán apenas en la ilusión de mucha espuma y poco líquido…

 
 




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