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A no dudarlo, el régimen subsidiado es la estrategia
consentida del sistema de salud colombiano:
desde sus inicios, los esfuerzos financieros y de reglamentación
lo han privilegiado, el mayor número de Acuerdos
del Consejo de Seguridad Social en Salud han estado orientados
a mejorar su operación y resultados, y en el gobierno
actual en sus dos períodos, ha estado bajo su amparo
e impulso, al punto de ser elegido como la estrategia que
permitirá alcanzar la cobertura universal en salud
en 2010.
Sin embargo, pese a que el gobierno ha procurado fortalecerlo,
el régimen subsidiado atraviesa uno de sus más
difíciles momentos, dada la radicalización
de algunas de sus problemáticas más sentidas.
Las hoy EPS-S (Entidades Promotoras de Salud del régimen
subsidiado, antes ARS o Administradoras del Régimen
Subsidiado), hacen un llamado con carácter de urgencia
al gobierno nacional, para que entre a resolver temas fundamentales
en el régimen, porque sienten amenazada su existencia
dentro del sistema. Por ejemplo, se presentan algunas consideraciones
y propuestas, como:
- La inclusión en los planes de beneficios de toda
clase de servicios, medicamentos y procedimientos, disparó
el costo en los servicios de salud: hay entidades cuyo costo
técnico del alto costo raya entre 27% y 38%, incluso
en Bogotá algunas tienen hasta el 42%, en una situación
financiera insostenible. Ante esto, la propuesta es la confluencia
en una mesa de aseguradores, IPS y proveedores, para proponer
condiciones que permitan atender alto costo.
- En bases de datos, se propone hacer una depuración
urgente, establecer una amnistía y comenzar de cero,
validar lo contratado y definir variables iguales para todos,
para no quebrar las EPS-S con los descuentos retroactivos.
Así, construir un adecuado sistema de información
con bases de datos consistentes, definir responsabilidades,
registros de novedades, entrega y monitoreo, para identificar
a los verdaderos beneficiarios en cada contrato.
- Ante la concentración del alto costo en las capitales,
que genera una enorme dispersión del riesgo, se propone
buscar un mecanismo para atender los enfermos de alto costo
en su región. Además, hacer una revisión
juiciosa de la atención del alto costo en el subsidiado.
- El gobierno debe velar porque las EPS-S puedan ejercer
su función claramente, con una revisión atenta
de los planes de beneficios, obligatoriedad en el reporte
de información, definición de la UPC ajustada
a costos reales.
- Exigir acciones efectivas de promoción y prevención
que contribuyan al control del alto costo, con seguimiento
estricto del manejo de los recursos.
En el caso de las cajas de compensación, que tienen
la doble ventanilla de control de la Supersalud y la Supersubsidio,
ésta última expidió hace año
y medio una circular que dice que ningún programa
puede generar pérdidas en las cajas, porque de lo
contrario debe liquidarse. Cumpliendo esa disposición,
las cajas de San Andrés y de Nariño tuvieron
que cerrar sus programas de régimen subsidiado y
ad portas están otras: Cafam presentó la solicitud
formal para retirarse en Bogotá a partir del 1°
de octubre, Cafesalud se retira del subsidiado en Antioquia,
Salud Total se retiró en todo el país. ¿Cuáles
son entonces las empresas que van a seguir atendiendo el
régimen subsidiado en el país, con todas las
dificultades que se han presentado?
En el supuesto extremo de que se retiraran poco a poco las
EPS-S que manejan el régimen subsidiado, ¿sería
capaz la EPS-S oficial, Caprecom, de manejar todo el régimen
subsidiado en el país? O si incluso desapareciese
Caprecom, ¿qué pasaría con la atención
en salud de la población más pobre y vulnerable
del país? Para evitar llegar a ese u otros escenarios
parecidos, hay que hacer un alto en el camino, aprovechar
la buena voluntad de los actores involucrados, y continuar
con los planes, programas y acciones emprendidas en los
diferentes frentes, para resolver los problemas que aquejan
al régimen subsidiado y muy especialmente a sus EPS.
Hay buena disposición del gobierno, hay orientaciones
adecuadas, pero debe proveerse de más y mejores herramientas
para e ordenar el régimen subsidiado.
Hay fe en el régimen subsidiado y en sus bondades,
hay consenso en que debe continuar, en que permitirá
alcanzar la cobertura universal en salud, pero para ello
es necesario revisar la problemática actual de las
EPS-S y permitirles que aporten al buen suceso del régimen
subsidiado que hoy está al borde de una gran crisis
en todos los rincones del país, con situaciones puntuales
delicadas, como las de Bogotá y Medellín.
De no hacer una intervención oportuna y efectiva,
en menos de un año y medio podríamos asistir
a la explosión de un régimen que muestra su
validez dentro del sistema de salud. De no ser así,
los discursos elogiosos del gobierno ante el régimen
subsidiado, se quedarán apenas en la ilusión
de mucha espuma y poco líquido
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