El Vigía
Huracanes: más allá de techos derrumbados y árboles caídos
Sigifredo Ospina O, MD, Microbiólogo Epidemiólogo - elpulso@sanvicentefundacion.com
Los huracanes, más allá del daño ambiental que dejan a su paso, tienen un gran impacto sobre la salud pública que a veces no es suficientemente dimensionado. El solo hecho de que las personas tengan que ser desalojadas de su ambiente natural en donde se garantizan unas adecuadas condiciones de vida a albergues que no han sido concebidos como viviendas y que por lo tanto no cumplen con unos requisitos mínimos, ya de por sí representan un riesgo para que se afecte no solo su salud física sino también su salud mental.
Lo primero en lo que hay que pensar es en el desalojo; a veces se critica duramente a las personas que se resisten a abandonar su residencia sin tener en cuenta que tal vez es lo único que tiene, y existe el temor de perderlo todo, y a lo mejor lo que está reflejando es un “trastorno de pánico”. El sólo hecho de informarle que se avecina un desastre natural y que su vida y la de sus familiares están en grave peligro es suficiente como para que el estado mental de esa persona no sea el mismo y esto puede llevar a trastornos emocionales que favorecen otras situaciones.
Por otro lado está la salud física, pues las personas pueden sufrir desde heridas leves hasta la muerte por traumatismos; pero quizás lo que tiene más impacto es lo relacionado con las enfermedades transmisibles producto de múltiples factores tales como: hacinamiento, falta de electricidad, falta de agua potable, inadecuada preparación y manipulación de alimentos, inadecuada disposición de excretas, proliferación de vectores y roedores, entre otros. No es infrecuente encontrar brotes de infecciones gastrointestinales, entre ellas el cólera y la fiebre tifoidea, infección respiratoria aguda, enfermedades transmitidas por alimentos, afecciones de la piel, con el agravante de que no se disponen de adecuadas medidas de prevención y suficientes medicamentos para controlar la situación.
La falta de electricidad lleva a que las personas tengan que usar generadores de energía que liberan cantidades importantes de monóxido de carbono al medio ambiente, el cual puede causar intoxicaciones. A esto se suman los contaminantes ambientales que son arrastrados por el huracán o a partir de plantas químicas que son destruidas, liberando al ambiente sustancias que son tóxicas para los humanos.
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En general hay un acceso limitado a los servicios de salud, en primer lugar porque muchas instalaciones son destruidas por el huracán y en segundo lugar porque las pocas que quedan son insuficientes para atender la gran demanda. Esto sin contar con los problemas de transporte y de comunicaciones que se generan.
Las consecuencias de los huracanes no son solamente las que muestran los noticieros.
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