MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 229  OCTUBRE DEL AÑO 2017    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Verdades, realidades y mitos financieros de la salud en Colombia

Jaime Alberto Peláez Quintero, especialista en Economía de la Salud UPB - elpulso@sanvicentefundacion.com

La Superintendencia Nacional de Salud acaba de publicar el consolidado de los estados financieros del aseguramiento en salud a diciembre 31 de 2016, a partir del reporte de las 40 aseguradoras que rindieron información, excepto Cafesalud, en proceso de revisión. El informe, al tiempo que ofrece múltiples lecturas y pone en evidencia cambios de paradigmas, perfilan reacomodos, y hasta de los prolegómenos de lo que será la operatividad y funcionamiento del sistema de salud en Colombia en el relacionamiento e integración asegurador-prestador y de reconfiguración patrimonial.

El consolidado de las 40 aseguradoras en salud que rindieron información, 27 del régimen subsidiado (9 públicas y 18 privados), y 13 del régimen contributivo (1 pública y 12 privadas), registraron ingresos operacionales por $34.9 billones, y unos costos de ventas y operación de $34 billones, para un excedente bruto de $908.909 millones, es decir, un margen de 2.6%, o sea que de cada $100 en ingresos a las empresas en conjunto le quedaron $2.6 para cubrir los gastos operacionales, otros gastos y los compromisos financieros. No obstante el leve resultado positivo, no fue posible cubrir los $2.3 billones de gastos operacionales y un margen negativo de 4.1%; que aunque representan el 6.67% de los ingresos, no alcanzan a asumir el porcentaje mínimo que se permite en Colombia como gasto administrativo.

Lo anterior pudiera interpretarse como que el diferencial negativo entre el ingreso operacional y el costo de ventas y operación, solo alcanzó a cubrirse en el valor antes citado del excedente de $908.909 millones, cuando el gasto operacional de $2.3 billones, pudo ser más alto, pero solo fue del 6.67%, como costo de intermediación, es decir que el costo de ventas y operación, que es el acumulado de facturación radicada a las aseguradoras por servicios de salud, comprometieron $1.4 billones, precisamente el valor negativo que arrojó el agregado general del aseguramiento a diciembre 31 de 2016.

Del neto entre otros ingresos operacionales ($971.778 millones) y otros gastos ($620.037 millones) se obtuvo un desempeño negativo de $1billon, para un margen de -3.1%, es decir que no se registra un excedente para los accionistas.

El balance general de estas 40 aseguradoras está estructurado en activos por $9.4 billones, pasivos de $12.4 billones (1.31 veces el activo) y un patrimonio negativo de $3 billones, resultado de la acumulación progresiva de pérdidas contables sucesivas que inician desde el lustro de 2005 a 2010.

Con resultados negativos operacionales y netos, se obtiene una Rentabilidad del Activo ROA o tasa esperada por la empresa de 11.4%, que no alcanza a cubrir al inflación acumulada a diciembre 31 de 2016 de 5.75%, lo mismo sucede con la Rentabilidad del patrimonio ROE, o tasa esperada por el inversionista, que fue de -36.2%, muy inferior a la DTF (6.86%) como tasa de referencia del mercado para análisis de sensibilidad financiera del inversionista. Además, el nivel de endeudamiento fue del 131%, superando las dos terceras partes como estándar máximo aceptado, por lo que se concluye que el negocio del aseguramiento bajo el modelo y esquema actual de prestación y relacionamiento entre los distintos actores, no ofrece condiciones de aceptabilidad para los inversionistas, dejando abierta otras motivaciones o consideraciones para cualquier proceso de enajenación, como la posibilidad de ser adquiridas por su propia red de prestadores, para generar controles directos del costo médico, en atención a tarifas, frecuencias de uso e intensidad, consumo o gasto de la UPC y mayor aplicabilidad del modelo de gestión del riesgo.

El desempeño negativo se refleja en los indicadores de patrimonio adecuado del sector y solvencia o capacidad financiera, que a decir del último informe de la Supersalud registró un defecto patrimonial del sector de 5.190 (cifras en MM$), del cual 8 EPS registraron un valor superavitario de 873, en tanto que 28 EPS tuvieron resultados deficitarios por valor de -6.063. En diciembre 31 de 2015 esta cifra fue superavitaria con 856, y deficitaria de -5.499, para un acumulado negativo de -4.643, y en junio 15 de 2015 de -4.483.

Las EPS del contributivo presentaron patrimonio adecuado por tipo Régimen (Cifras en MM$) a diciembre 31 de 2016, de -1.925, las EPS del régimen contributivo de -3.395, y las EPS con contributivo y subsidiado de -743, para un resultado acumulado de -6.063.

Nota: la medición a diciembre de 2016 no incluye la EPS Ferrocarriles de Colombia, ni a la EPS Cafesalud. Fuente: Información reportada por entidades según Circular Única a junio y diciembre de 2015 y diciembre 2016 - cálculos SNS.

Análisis del costo medio o siniestralidad

Para los 38´523.393 afiliados en estas 40 aseguradoras, con un ingreso promedio por usuario de $906 y un gasto promedio de $882 se obtuvo un resultado de siniestralidad del 97.40%, es decir un exceso de 7.40 puntos porcentuales del contributivo y de 5.40 puntos porcentuales del subsidiado, que es sustentado por el mayor porcentaje del costo médico, o lo que es lo mismo, desde la mayor facturación radicada en las EPS, donde el resultado operacional negativo de $1.4 billones, equivale a un efecto directo del costo médico de 4.09%, que no permite sufragar los gastos operacionales y que al final se traduce en una pérdida del ejercicio para el conjunto de las aseguradoras en salud.

El porcentaje real aplicado del 6.67% es muy inferior a lo que en cualquier otro sector de la economía se pudiera cobrar por los gastos administrativos o de intermediación y que para el caso particular del aseguramiento no explican los desequilibrios financieros de los mercados de la salud, pues siempre habrá la necesidad de un comprador inteligente del mercado que diluya la gestión de los riesgos en salud y la administración financiera, de lo contrario si se hace desde un fondo único, habrían mayores gastos, y si se deja a la voluntad del prestador, se induciría a un sobreconsumo y mayores demandas en servicios, que no necesariamente mejorarían el apoyo terapéutico.

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