MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 80    MAYO DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Enfermedades infecciosas,
¿de nunca acabar?

Paula Andrea Agudelo Roldán - Periodista - elpulso@elhospital.org.co
Las enfermedades infecciosas siguen siendo un grave problema para la salud pública, más ante las pobres acciones del gobierno y del sistema de salud para enfrentarlas: los 15.000 nuevos casos de tuberculosis y 150.000 nuevos casos de paludismo al año dan indicio de ello. Y como si fuera poco, en los últimos años la cobertura en vacunación contra polio disminuyó del 95% al 82.9%, y se calcula que 104 madres en gestación mueren por cada 100.000 niños que nacen vivos.
Ante ese panorama, el senador Luis Guillermo Vélez Trujillo asegura que “en materia de salud pública la Ley 100 es un fracaso, porque como promueve la competencia de las EPS, naturalmente a nadie le
interesa estar ofertando o atendiendo la demanda en salud pública, porque nadie demanda una inyección o una vacuna”.
Lo cierto es que es el Estado el que debe garantizar las condiciones de salud mínimas con el fin de evitar, precisamente, la aparición de enfermedades infecciosas que ponen en riesgo la vida, no sólo de una persona sino de la colectividad. En este punto radica la importancia del tema. Ahora con la puesta en marcha de un proyecto legislativo para reformar la Ley 100, los análisis se suscitan desde diferentes ámbitos.
Para el senador Luis Carlos Avellaneda, el problema de la salud pública en el país radica, básicamente, “en que la Ley 100 divorció la salud pública de acciones colectivas, de una malentendida salud pública de acciones individuales, y el proyecto gubernamental y la ponencia mayoritaria de reforma no atinan a resolver el problema porque dicen: la salud pública colectiva es una responsabilidad del Estado y la salud pública con acciones individuales está a cargo de las EPS y ARS. Y éstas últimas se están “embolsillando” la plata y el gobierno lo sabe. Eso es supremamente grave, sobre todo porque es necesario entender que la salud pública es la clave de la salud individual”.
Los microorganismos que generan las enfermedades infecciosas como virus, bacterias y hongos tienen diferentes mecanismos de transmisión, por lo que no todas pueden prevenirse. Sin embargo, sí existen medidas generales de salud pública que deben ser garantizadas mediante responsabilidad compartida entre la población y el gobierno, como higiene, saneamiento básico, disponibilidad de vacunas, consulta oportuna y tratamientos.
Sin doliente
La realidad de la salud pública es que está huérfana desde hace mucho tiempo y aunque se discute el tema, todavía no hay acciones definitivas ni dolientes que la asuman de manera comprometida. Hace mucho tiempo no se ven campañas efectivas de prevención en temas como vacunación o control de vectores. A eso se suma que desaparecieron las entidades que fabricaban los biológicos indispensables para enfrentar enfermedades infecciosas, siendo una muestra de ello como ante el brote de fiebre amarilla a fines de 2003 y comienzos de 2004, el gobierno tuvo que pedir apoyo a Brasil para traer vacunas.
Las enfermedades infecciosas están presentes hace mucho tiempo en la historia de la humanidad: El cólera y la tuberculosis fueron de las primeras diagnosticadas y continúan siendo un problema. Según la profesora de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, Maria Patricia Arbeláez, “los primeros reportes de muertes en el mundo a causa de enfermedades infecciosas datan de los siglos XVI y XVII”.
Ante la presencia de esa bomba de tiempo, en 1968 la Organización Mundial de la Salud comenzó a definir los criterios para generar normas de vigilancia epidemiológica donde tuvieron prioridad las enfermedades transmisibles que tenían vacunas para ser prevenidas, tales como la difteria, la tosferina, el tétanos y la poliomielitis.
“No toda enfermedad es sujeta a vigilancia epidemiológica, tiene que ser una enfermedad que afecte la salud pública y para la que se disponga de medidas de intervención. Para las enfermedades emergentes, las nuevas, no hay medidas de intervención directa, pero las acciones de vigilancia epidemiológica ayudan a identificar cómo se caracteriza la enfermedad, quién es el afectado y rápidamente a unir esfuerzos para identificar los agentes y desarrollar medidas de intervención”, explicó Arbeláez.
Falta información
Aunque hay una estructura contenida por las secretarías municipales y las direcciones departamentales de salud, que deben reportar semanalmente los casos de enfermedades infecciosas aunque sean sólo sospechas, el sistema de información de la Nación a través del Instituto Nacional de Salud no es suficientemente completo y eso, además de impedir la comprensión del problema con sus verdaderas dimensiones, limita las acciones de prevención y control.
Un aspecto relacionado con lo anterior es la existencia de muchos actores que captan información de salud. “Con la Ley 100 entraron aseguradoras y distintos tipos de laboratorios públicos y privados a hacer el diagnóstico, y esto obligó a que las autoridades de salud de cada municipio articulen la información de vigilancia epidemiológica de muchas entidades. Por eso, aunque hay un sistema montado, tantos actores involucrados entre aseguradores y prestadores, dificultan la coordinación de la información para la vigilancia epidemiológica”, señaló la profesora de epidemiología.
La reforma a la Ley 100 debe dar claridad frente a las acciones de salud pública y las responsabilidades de entes municipales, departamentales y nacionales. La rectoría debe recuperarla el Ministerio de la Protección Social, en especial la capacidad de articular los departamentos en programas de prevención, para evitar acciones duplicadas que implican gasto de más recursos.
Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS) del año 2003, la tendencia del virus del VIH-sida va en aumento, en 2002 hubo unos 165.000 casos de malaria, 76.579 casos de dengue clásico y 5.245 de dengue hemorrágico. Además, se presentaron unos 19 casos de fiebre amarilla y, en diciembre del mismo año hubo más de 250 de sarampión. El director del INS, Rafael Romero Piñeros, afirmó a El Tiempo (abril 12/05): “Es imperdonable que en áreas donde se han realizado programas de vacunación, se presenten enfermedades como fiebre amarilla o tuberculosis”. Agregó que en vacunación, el Plan de Desarrollo se comprometió a llegar a una cobertura del 95%: “El país hace unos años tuvo un bache, y ahora, con excepción de algunos departamentos, ha llegado al 90%. Hay territorios apartados donde no se llega al 50%. Son comunidades aisladas, con problemas de violencia, desconocimiento y en los que la cadena de frío no llega”. Agregó que la meta es buscar la erradicación de esas enfermedades inmunoprevenibles y las transmitidas por vectores, como fiebre amarilla, malaria, chagas, leishmaniasis, y hacer un trabajo con entes en vigilancia y detección de casos, diagnóstico y tratamiento, lo mismo que en erradicación de vectores de los mosquitos, tema complejo por el uso de plaguicidas. En enfermedades tropicales señaló que al año hay 140.000 casos de malaria, dengue 82.000 casos, fiebre amarilla 38 casos, rabia humana 3 casos confirmados; sin embargo, lamentó que se presenten casos de fiebre amarilla, cuando en los últimos años se han vacunado 26 millones de personas contra la enfermedad.
Y en cuanto a la reforma de la Ley 100, concluyó: “Ojalá dé claridad a las acciones de salud pública del INS y diga cuáles son las responsabilidades de los entes municipales, departamentales y nacionales, porque hay vacíos que dificultan la operación entre el nivel nacional y territorial. La rectoría debe recuperarla el Ministerio de Protección, en especial la capacidad de articular a los departamentos, y que cuando se ejecute un programa de vacunación o prevención, haya un nexo fuerte y no acciones duplicadas, que implican gasto de más recursos”.
Tuberculosis pone al descubierto
debilidad del sistema de salud
Un grupo de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia realizó una investigación sobre el funcionamiento de los servicios para prevención y control de la tuberculosis después de la Ley 100. La tuberculosis es una enfermedad infecciosa crónica de larga duración que se presenta sobre todo, en la población pobre y desnutrida; fue elegida por esas características y porque para enfrentarla se requieren muchas acciones. La profesora Arbeláez indica: “es una enfermedad regresiva de salud pública, porque revela las condiciones de vida de la población y pone a prueba el sistema de salud”.
En la investigación se estableció que existe una desarticulación en la atención de los pacientes con tuberculosis, porque cada acción depende de distintos actores. “Por ejemplo: el paciente no puede acudir a cualquier institución de salud, sino a la que tenga contrato con la aseguradora a la que él está afiliado”, explicó la profesora Arbeláez.
Esto según ella, hace que muchas personas abandonen el tratamiento, aún cuando éste debe ser diario y durante 6 meses: “Antes se diagnosticaba en la institución de salud donde se recibía al paciente, inmediatamente se pasaba al laboratorio para el diagnóstico, pero ahora el diagnóstico depende del laboratorio con el que haya una contratación”. Como consecuencia de lo anterior, “hay unos porcentajes de curación bajos y hay abandono del tratamiento en la gente pobre o que viene desplazada”.
 
Uso de antibióticos
Si bien la incidencia de las enfermedades infecciosas, la falta de control y la falta de coordinación de las entidades para desarrollar medidas que mitiguen el impacto o lo prevengan son aspectos preocupantes, también es alarmante la resistencia a los antibióticos.
Según la profesora Arbeláez, “la resistencia a los antibióticos por su uso indiscriminado es uno de los problemas de salud pública que se considera emergente y muy serio, porque nos vamos quedando sin antibióticos adecuados para contrarrestar las infecciones”.
Esa misma opinión la tiene el vicepresidente de la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN), Lázaro Vélez, quien alertó sobre la llegada a Colombia en un futuro cercano de virus que han estado extendiéndose rápidamente por muchos países del mundo como los virus del oeste del Nilo y la gripa aviaria, los cuales son endémicos como la malaria y tuberculosis: “Creemos que el abuso y el mal uso de los antibióticos en casi todas las instituciones hospitalarias y la comunidad, generan un incremento significativo de la resistencia bacteriana a todo nivel, de la resistencia de los virus y de los hongos”.
Aunque los antibióticos son un alivio para muchas personas y se consideran casi como la salvación en medio de una enfermedad infecciosa, que impide a quien la sufre trabajar y desempeñarse normalmente, si no se utilizan de manera adecuada, a largo plazo funcionarán sólo como paños de agua tibia.
El vicepresidente de ACIN manifestó que “la invitación a hacer un uso racional de los antibióticos incluye al Estado, porque estamos convencidos que uno de los principales problemas es la venta de ellos sin ningún tipo de control en las farmacias”. A esa circunstancia se suma que muchos médicos ceden a la presión de los pacientes para que les formulen antibióticos para cualquier enfermedad. “Estamos creyendo que nuestros problemas están restringidos donde hay un uso exagerado de antibióticos como en los hospitales y que es un problema de la gente muy enferma, pero el problema es que los hospitales están dentro de unas comunidades y las personas que entran a estos lugares transportan en su cuerpo las bacterias y las difunden a otros sitios. Este inconveniente se ha extendido a los asilos, a las guarderías y a las casas”, advirtió Lázaro Vélez.
La resistencia a antibióticos
Para entender más la complejidad del asunto, es importante considerar estos ejemplos: actualmente, sólo el 35% de los casos de adultos infectados por neumococo (bacteria que produce enfermedades respiratorias), tienen susceptibilidad definida a la penicilina y el 50% en los casos de niños. “Los niños que tienen infecciones del oído, sinusitis o neumonía pueden estar infectados por bacterias de esas cuya respuesta a la penicilina y a sus derivados va a ser mediocre, y obliga a recurrir a otros antibióticos más fuertes, más tóxicos, más costosos y frecuentemente, con una actividad no tan buena como la de la penicilina en los casos en que el neumococo es susceptible”, señaló Vélez.
La tuberculosis es otra enfermedad en ascenso y lo peor es que ya se presenta multiresistencia. Igualmente, del 10% al 15% de las personas que adquieren el virus del sida son resistentes a alguno de los antiretrovirales. Advierte Lázaro Vélez, que “hace poco hubo una alarma en Estados Unidos por un paciente que adquirió el virus del VIH y era resistente a todas las drogas disponibles hoy en día para su tratamiento”.
Frente a las enfermedades infecciosas, las señales de alerta están encendidas. Colombia no está exenta de ninguna epidemia, de hecho, ningún país. Por eso, el llamado de las autoridades de salud es a reportar cualquier caso de sospecha. Al menos, eso facilita un poco el control, aunque sin acciones integrales que aborden el problema, su solución queda nuevamente en el limbo. En eso influye, particularmente, la participación decidida o no del Estado, que es en últimas el que debe garantizar la salud pública en Colombia.
 
 
Otros artículos...
Cierre del Hospital Universitario de Barranquilla: Crónica de otra muerte anunciada
Sector farmacéutico a la expectativa de una ley de medicamentos magistrales
Para prevenir y tratar úlceras por presión / Programas “Piel Sana” y “Clínica de Úlceras”: líderes y únicos en Colombia
Enfermedades infecciosas, ¿de nunca acabar?
La callada presencia - ¿Qué hacer con los auditores?
Paiz y Niñez - Maltrato infantil, un problema de salud pública
¿Municipios se roban, retienen o desvían recursos de régimen subsidiado? (II)
Riqueza de municipios en Colombia es garantía de casi nada: y menos en salud
Dassalud Córdoba: avances a trasluz
Certificada la Clínica CES
En el Hospital Universitario San Vicente de Paúl - Inauguradas nuevas áreas de Neonatología
III Seminario Nacional de Actualización en Enfermería basada en la Experiencia / Se complica obtención de medicamentos en países subdesarrollados
Libros para consultas pediátricas / Invima alerta ante Enfermedades Transmitidas por Alimentos
Empresas Sociales del Estado, el sistema y la reforma a la Ley 100
Supersalud agilizó desembolso de recursos por $1 billón
Acto Legislativo de Pensiones inició segunda vuelta
La carga de la enfermedad
 

 



Arriba

[ Editorial | Debate | Opinión | Monitoreo | Generales | Columna Jurídica | Cultural | Breves ]

COPYRIGHT © 2001 Periódico El PULSO
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular
. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved