MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 6    NO 80    MAYO DEL AÑO 2005    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

Cierre del Hospital Universitario

de Barranquilla:

Un nuevo golpe bajo a la salud de millones de colombianos de la costa
El gobernador del Atlántico, Carlos Rodado Noriega, con el aval del Ministerio de la Protección Social y el Departamento Nacional de Planeación, cerró el Hospital Universitario de Barranquilla, para ser liquidado y posteriormente reabierto como “Hospital Universitario de Barranquilla”. ¿Y... acaso no es el mismo?
En 1981, cuando nuestro Nóbel Gabriel García Márquez publicaba “Crónica de una muerte anunciada”, no debió haberse imaginado que su novela, 24 años después, sirviera para reseñar la situación de los hospitales públicos en el país. Y es que hace solo dos meses, El Pulso publicó un artículo sobre el cierre del Hospital Universitario Ramón González Valencia de Bucaramanga, bajo la fórmula mágica del gobierno (cierre, liquidación y posterior apertura sin obligaciones financieras).
En el sector salud se conservaba la ilusión de que el gobierno se daría un tiempo prudencial para evaluar el desempeño de su “solución final”, pues ante tantos fracasos continuos en el manejo de la crisis hospitalaria (con o sin Ley 100) lo mejor era esperar. Sin embargo, parece que el Ministerio de la Protección Social no tiene paciencia y mucho menos corazón, y así lo demostró al avalar y aplaudir, bajo la mirada atónita de un pueblo que suplica a gritos que no lo desamparen ni le quiten lo que por derecho le corresponde, el cierre del Hospital Universitario de Barranquilla (HUB), decisión que no debió tomar por sorpresa a nadie, aunque hubiese indignado a todos.
¿Por qué cerrarlo, si hasta hace 7 meses era viable?
En julio de 2004, el gobernador del Atlántico, Carlos Rodado, sorprendido por la noticia de Blanca Elvira Cajigas, funcionaria del Ministerio de la Protección Social, cuando le informó que su departamento había perdido su categoría de elegible, y no podría aspirar a recursos dentro de un paquete de $100.000 millones que el gobierno había obtenido de un crédito con la banca multilateral, prendió las alarmas y de inmediato se reunió con el ministro de la Protección Social, Diego Palacio, para hacerle una radiografía de las acciones que había emprendido su gobierno para sacar de la crisis al sector salud y en especial al Hospital Universitario de Barranquilla. Además, contó en detalles lo que se proponía en esta materia en el marco del Plan de Desarrollo Departamental
“Compromiso para una Vida Digna"
En la reunión, el gobernador recibió del ministro la buena noticia de que el Departamento obtendría $13.000 millones de la Nación para contribuir a la salvación del Universitario de Barranquilla. A esos recursos se le sumaron $8.000 millones que aportó el Departamento, para completar un total de $21.000 millones.
Ante esta situación, surgen varias preguntas: ¿cómo puede explicar o justificar el ministro Palacio que después de entregar $13.000 millones para salvar el HUB, avale ahora la decisión de cerrarlo? ¿Y cómo puede explicar el gobernador que hace 7 meses el HUB era viable y se reunía con el Ministro para demostrarlo, y ahora resulta que no?
El Pulso trató de entrevistar al secretario de salud del Atlántico, Álvaro Villanueva, acerca de estos y otros interrogantes, pero en ningún momento fue posible obtener ninguna comunicación con el funcionario.
El cierre
El gobernador del Atlántico, Carlos Rodado, mediante el decreto 0170 del 6 de abril de 2005, ordenó el cierre del Hospital Universitario de Barranquilla. Si bien es cierto que el HUB presentaba un marcado desequilibrio financiero y severa incapacidad funcional para prestar gran parte de servicios -agravado por elevados pasivos acumulados, embargo en sus cuentas corrientes, retraso en cancelación de obligaciones con sus trabajadores y proveedores, un déficit presupuestal a 2004 de $6.672'550.884 y una deuda acumulada de $19.216'954.817-, tomar la decisión de cerrarlo fue apresurada y completamente lesivo para los habitantes de la costa atlántica, pues luego del cierre del Hospital Universitario de Cartagena hace casi dos años, el Universitario de Barranquilla había quedado como único centro asistencial público que prestaba servicios de tercer y cuarto nivel de complejidad en esta región del país.
El mandatario departamental justificó el cierre argumentando que en el HUB se “presupuestaban ingresos no ceñidos a la realidad para justificar unos mayores gastos, lo que generaba un déficit operacional que se ha venido acumulando en el tiempo, a una tasa de $1.000 millones mensuales. Además, fue detectada una facturación irregular con facturas sin soporte o facturas que se presentaban hasta tres veces para su cobro”. De igual forma, denunció que el desbordamiento de los gastos, evidenciados en una nómina excesiva y rígida de 479 personas, más un exagerado número de contratos que llegó a tener 150 contratistas, asociado a otros costos operativos exorbitantes, llevó a que el costo promedio diario por cama fuera de 350.000 pesos, cinco veces mayor que el costo correspondiente en las instituciones hospitalarias más eficientes del país.
Para enfrentar la crisis sanitaria que genera el cierre del hospital, se planteó un plan de contingencia; pero según el contralor departamental, Roberto Solano, toda la red hospitalaria en el Atlántico está colapsada por falta de recursos financieros, por su incapacidad logística y su deficiente infraestructura para atender a los usuarios.
Por tal motivo, y de acuerdo con el mandatario, se adoptó la solución de evaluar con responsabilidad la situación y reconocerla, para planificar, gestionar y obtener los recursos necesarios que permitan atender el pago de pasivos, especialmente los laborales (El Tiempo, 7 de abril de 2005).
Sin embargo, otra es la versión del presidente del sindicato, Genaro Sánchez, quien sostiene que el único culpable es el Estado, en cabeza del ministro Palacio y el gobernador Rodado, pues afirma que las verdaderas causas del cierre no son financieras, sino políticas. Argumenta además, que “el hospital tenía prácticamente garantizada su viabilidad financiera, atendía un promedio de 34.000 personas y 4.600 cirugías al mes; igualmente, contaba con el recaudo fijo de la estampilla Pro Hospital Universitario de Barranquilla”. También asegura que “si fuera cierto lo que dice el gobernador para justificar la decisión de cerrar el hospital por falta de recursos financieros, ¿cómo explicar ahora que esté contratando con la red privada, dentro del plan de contingencia, aproximadamente $1.500 millones por clínica, mientras era incapaz de pagar la nómina del HUB que ascendía a $1.000 millones mensuales?”.
Mientras el gobernador y el presidente del sindicato se responsabilizan el uno al otro de esta situación, la directora de ProTransparencia Costa Atlántica, Deyana Acosta, sostuvo en la Asamblea Departamental que “en la remodelación del Hospital Universitario de Barranquilla (HUB) con la aplicación de la estampilla que lleva su nombre, no ha existido un manejo eficiente de los fondos. Un ejercicio de periodismo de investigación desarrollado por ProTransparencia, denuncia también improvisación, amiguismo en las contrataciones y deficientes controles. Están sin asignar recursos superiores a los $300.000 millones en los próximos 15 años”.
Responsables
Mientras sigamos asistiendo al cierre de hospitales públicos en el país, con la casi total indiferencia o quizás amnesia que por años nos ha caracterizado, todos tendremos grado de responsabilidad en esta situación; sin embargo, no hay que desconocer que existen algunos actores con mayor responsabilidad que otros.
En el caso del cierre del HUB, el Estado tiene la mayor responsabilidad, pues debe ser el garante de los derechos que otorga la Constitución de 1991, y en cambio es el primer patrocinador de este atentado contra la salud pública de millones de colombianos en la costa atlántica. “Le sigue la incapacidad del Distrito de Barranquilla para cumplir los compromisos pactados por $6.000 millones anuales, aunada a la conformación de 3 nuevos sindicatos en el segundo semestre de 2004, adicionales a los 4 ya existentes”, (La República, 8 de abril de 2005). Y se suma todo esto a la falta de compromiso de la administración departamental con la población del Atlántico y departamentos vecinos.
“Cuando se trata de pacientes terminales, no solo la ciencia sino el sentido común, cuando ya no hay forma de recuperar la vida de una persona, se ordena o se aconseja que el paciente muera dignamente con sus familiares”
Carlos Rodado, gobernador del Atlántico
Plan de contingencia
La gobernación del Atlántico, con el apoyo de la Secretaría de Salud del Distrito de Barranquilla y la Red de Hospitales (Redehospitales), viene ejecutando un plan de contingencia para atender a los 40.000 usuarios que recibían el servicio en el HUB.
Para las autoridades departamentales, el plan de contingencia aparece como la solución a la crisis hospitalaria que genera el cierre del único centro asistencial público de tercer y cuarto nivel de complejidad en la región; no obstante, la visión del contralor departamental, Roberto Solano, es otra. El funcionario afirma que toda la red hospitalaria en el Atlántico se encuentra colapsada y no sólo por falta de recursos financieros, sino por su incapacidad logística y su deficiente infraestructura para atender a los usuarios.
Sostuvo además, que en la auditoría gubernamental de carácter especial, sobre el estado físico y sanitario de las Empresas Sociales del Estado de los municipios del departamento del Atlántico para el sistema de habilitación, “se encontraron una serie de anomalías en las instalaciones hospitalarias de primer nivel de atención, que además de no cumplir con las disposiciones de la normatividad vigente, en relación con la infraestructura y dotación, afectan la calidad del servicio y ponen en riesgo el bienestar de los usuarios”.
No obstante, que la costa atlántica se quede sin hospital de tercer y cuarto nivel, y que además la red de primer y segundo nivel no tengas las condiciones mínimas necesarias para prestar un servicio de buena calidad a la población, parecer importarle poco al gobernador Rodado, quien sostuvo que “cuando se trata de pacientes terminales, no solo la ciencia sino el sentido común, cuando ya no hay forma de recuperar la vida de una persona, se ordena o se aconseja que el paciente muera dignamente con sus familiares. El ejemplo lo tenemos con el Sumo Pontífice que estaba en el Policlínico Gemelli de Roma y cuando ya los médicos se dieron cuenta que no había nada que hacer, recomendaron que fuera a morir a su casa que es la catedral de San Pedro en Roma" (Alexandra de la Hoz, 4 de abril, redactora de la gobernación, en www.gobatl.gov.co)
¿Futuro del HUB?
De acuerdo con el gobernador Rodado, el HUB será reemplazado por un hospital público del orden departamental, de carácter universitario, de tercer y cuarto nivel. Para garantizar los pagos, la gobernación suscribió con los Ministerios de Hacienda y de la Protección Social, un convenio de desempeño que permite obtener recursos para la reestructuración de la red de mediana y alta complejidad. Se consiguieron $44.824 millones, de los cuales $30.300 millones se destinarán para el HUB; el departamento cofinanciará $23.391 millones. El programa de reorganización y modernización de la red departamental, en una primera fase, tiene un valor de $68.215 millones.
Con estos recursos, no sólo se financia la liquidación del HUB sino que se financia la reestructuración de las más importantes Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud o IPS departamentales: CARI, Hospital Departamental de Sabanalarga, CEMINSA, Hospital de Santo Tomás y Hospital de Baranoa (El Tiempo, 7 de abril de 2005).
Y ahora, mientras esperamos por la reapertura del Hospital Universitario de Barranquilla como Hospital Universitario de Barranquilla, liquidado con la “fórmula mágica del gobierno” o “solución final” para los hospitales, cruzaremos entonces los dedos para no tener que volver a escribir sobre el cierre de otro hospital público en el país.
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