|
Con la misión de vigilar 20 billones de pesos en recursos
correspondientes a la salud y las cajas de compensación
familiar, nace la nueva Superintendencia de la Protección
Social, que se espera pueda comenzar plenamente su funcionamiento
a partir del próximo mes de junio, bajo la dirección
de César Augusto López Botero, quien se posesionó
como Superintendente de Salud a mediados del mes de abril
y fue encargado simultáneamente de la Superintendencia
de Subsidio Familiar.
El nuevo Superintendente de Salud se gradúo en 1984
como abogado de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
y adelantó en Manchester (Inglaterra) un posgrado en
Economía y una maestría en Desarrollo Económico.
Durante lo que va de su gestión en el sector público
colombiano, se desempeñó durante 13 años
como Director Jurídico del Ministerio de Hacienda y
su cargo más reciente fue el de Auditor General de
la República, el cual dejó para pasar a la Superintendencia
donde reemplaza a la experta en finanzas Lucía Villate
París, quien presentó su renuncia al cargo el
24 de febrero del presente año pero sólo le
fue aceptada el 19 de marzo anterior.
Una super Superintendencia
La intención del Ministerio de la Protección
Social es fusionar la Superintendencia de Salud con la de
Subsidio Familiar, para que surja de ellas una institución
fuerte al frente de la supervisión de las instituciones
relacionadas con la salud, el subsidio y en general de todo
el sistema de la protección social, con excepción
de lo que ya está manejando la Superintendencia Bancaria,
es decir, pensiones y riesgos profesionales.
Según el último resumen comparativo disponible
de la Superintendencia del Subsidio Familiar, esta entidad
vigila los recursos de las empresas aportantes a las 55 cajas
de compensación familiar del país, cubriendo
así a 3'371.228 trabajadores afiliados. Por su parte,
la Superintendencia Nacional de Salud está encargada
de la supervisión de más de 400.000 entidades,
entre Empresas Promotoras de Salud, Empresas Solidarias de
Salud, EPS Indígenas, entidades adaptadas, empresas
de medicina prepagada, empresas de servicio de ambulancia
prepagada, cajas de compensación familiar, Empresas
Sociales del Estado, Instituciones Prestadoras de Servicios
de Salud, municipios y distritos, compañías
de seguros, licoreras departamentales, productoras de cerveza,
productores privados de licores, concesionarios de licores,
un fondo de cuenta, concesionarios de apuestas permanentes,
loterías y sorteos extraordinarios, administradoras
del régimen subsidiado y empleadores. Lo anterior significa
que la Superintendencia de la Protección Social vigilará
las más de 400.000 entidades, con la diferencia que
ahora, deberá supervisar las actividades de las cajas
de compensación en las actividades diferentes de la
prestación de servicios de salud, es decir vivienda,
educación, ahorros y recreación.
El viceministro Técnico de la Protección Social,
Jairo Núñez Méndez, afirmó que
la fusión de estas dos superintendencias no tiene una
intención de ahorro fiscal sino de fortalecimiento
de unas entidades débiles que no estaban haciendo su
trabajo y que cumplen funciones idénticas, como en
el caso de la supervisión de las cajas de compensación
familiar que también ofrecen los servicios de salud
al régimen subsidiado, que al ser supervisadas por
dos entidades diferentes generan duplicación de funciones.
La debilidad de las superintendencias no significa que fueran
entidades ineficientes sino más bien que, en su estructura
y definición, eran débiles y carecían
de claridad en sus directrices y de autonomía en sus
decisiones. El interés por el mejoramiento en la calidad
del control y la vigilancia, se debe a que esta superintendencia
tiene en sus manos la enorme responsabilidad de proteger las
garantías y la vida de las personas.
Según los encargados de trazar las directrices de funcionamiento
para la nueva Superintendencia, la planta de funcionarios
vigente no necesariamente se va a disminuir, pero el dato
exacto de cuántos empleados saldrán de sus cargos
aún no ha sido establecido; aclaran, eso sí,
que la reducción de personal en este caso no será
estrictamente necesaria, puesto que el objetivo es la calidad
y no el ahorro.
Por su parte, el Viceministro Técnico de la Protección
Social dice que es fundamental, para que esta entidad pueda
cumplir con sus funciones de vigilancia y control, la existencia
de un sistema de información en el que se registren
todos los balances de las entidades a través de un
plan único de cuentas: La nueva Superintendencia
debe ser una entidad que tenga herramientas legales para cerrar
las instituciones cuando no estén cumpliendo con sus
deberes y este sistema de información debería
llevar todos los trances de estas entidades de una forma uniforme,
comparable, verificable y además soportado, y deben,
a través de este sistema de información, poder
hacer el seguimiento a las entidades que no están cumpliendo.
La debilidad de las instituciones antes mencionadas, ha dado
lugar incluso a que se presenten casos de corrupción,
como el denunciado recientemente en la Superintendencia de
Salud por el Ministerio de la Protección Social. Este
foco de corrupción implica a funcionarios de la Superintendencia
de Salud con la complicidad de algunas empresas privadas,
en el cambio de resoluciones de sanción, falsificando
las firmas de algunos funcionarios de la Superintendencia;
el caso fue denunciado por el Ministerio ante la Fiscalía
y la Procuraduría. A propósito de los cambios
profundos que se avecinan para el fortalecimiento de la entidad,
el Ministro de la Protección Social, Diego Palacio
Betancourt, instó a las empresas privadas a que no
entren en este juego y no permitan la comisión de dicho
tipo de fraudes.
Además, el mismo ministro afirmó que la labor
de vigilancia de la nueva superintendencia debe empezar por
casa, porque será una de las superintedencias más
importantes, no sólo por el monto de los recursos que
vigilará sino porque a partir de las medidas que actualmente
se están tomando en su proceso de concepción,
harán que ésta sea una entidad muy fuerte con
un alto nivel de eficiencia en su funcionamiento.
Ahora solo resta esperar, para conocer las directrices definitivas
de lo que será la Superintendencia de la Protección
Social, una de las más grandes y poderosas dependencias
oficiales, que deberá velar por la buena marcha de
todos sus vigilados, para beneficio de todo el sistema de
protección social que está naciendo.
|