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Luego de que el pasado 7 de agosto en la Quinta de Bolívar,
el presidente Uribe lanzara la Visión Colombia
II Centenario 2019, no se han visto reacciones al tema
que según palabras del presidente, es una propuesta
del gobierno nacional para que sirva de enlace para los planes
de desarrollo de los próximos gobiernos, teniendo en
cuenta el pasado y visionando el futuro. Reiteró
que no se trata de reinventar el país ni la Nación,
ni desconocer el pasado, ya que todo hay que construirlo en
la aceptación y a veces en la exaltación del pasado:
Es prospectar el futuro con inmenso respeto por el pasado.
Un encargo a Planeación Nacional
Visión Colombia II Centenario 2019 surgió
como propuesta del presidente Uribe encomendada a Planeación
Nacional. El doctor Santiago Montenegro, director de Planeación,
lo considera más como una propuesta para discusión
que un documento terminado, una visión ambiciosa pero
alcanzable, partiendo de lo que es Colombia en la actualidad
y con condicionantes para su cumplimiento, como que la economía
crezca a un ritmo del 4.5% a partir del año 2008, al
5% desde el 2010 y al 6% después del 2013, para lo cual
la inversión deberá subir a un 25%. |
En el 2019 se
habrán sembrado dos millones de hectáreas adicionales
y la producción agropecuaria pasará de 30 a 57
millones de toneladas; la pobreza medida con subsidios, que
hoy se sitúa en un 45%, deberá caer a un 15, y
la indigencia reducirse a un 6%, indicó.
El paso siguiente es presentarlo a discusión: Se
van a realizar foros regionales en los que pediremos a las autoridades
que nos presenten documentos recogiendo comentarios, y en temas
más científicos las universidades nos pueden dar
mucho. Finalmente, el doctor Montenegro señaló
que para que Colombia 2019 no se convierta en un saludo a la
bandera, se propondrá a quienes aspiren a la Presidencia
de la República y al Congreso de la República,
que avalen los resultados para que quien sea el próximo
presidente, base su plan de desarrollo en esta visión
y se prioricen los resultados de este ejercicio.
Proceso de una Visión
La propuesta parte de analizar el país de donde
venimos, donde está en este momento contextualizándolo
con el mundo, y con base en esos elementos, cuál país
se quiere tener. Diego Bautista, coordinador de la elaboración
del documento, comenta que para las metas se hizo un ejercicio
de mirar los costos que significa dentro de la estrategia macroeconómica
y fiscal del país: En 2005 hay una inversión
de 16.8% del PIB en inversión pública para educación,
salud e infraestructura; se espera que en el 2019 esa inversión
suba al 24.9%, del cual 18.2% lo va hacer el sector privado,
especialmente en infraestructura. El Estado se compromete a
funciones propias, como brindar seguridad física a los
inversionistas y condiciones que generen riqueza, pero el sector
privado asume el compromiso de contribuir al logro de metas
para cerrar las brechas sociales.
Metas sociales en salud
En salud el documento plantea como metas equiparar los
contenidos del Plan Obligatorio de Salud (POS) subsidiado y
contributivo; alcanzar cobertura al 100%; aumentar la esperanza
de vida de 72,5 a 76,5 años; reducir la mortalidad infantil
de 24,4 a 14 por mil nacidos vivos. Para lograrlas, se proponen
como acciones un incremento de la eficiencia en el gasto social
y focalización de los subsidios, lo que para algunos
se podría traducir en reestructuración de entidades
y reducción en los subsidios, para que lleguen sólo
a grupos ubicados casi en la indigencia.
El doctor Hugo López, coordinador de la Misión
contra la pobreza del gobierno nacional, considera que
en la Visión el país debe tener en cuenta
que para reducir la pobreza se necesita un compromiso a 15 años
por lo menos, y los caminos son expandir la educación
dando acceso a las clases pobres a la educación superior,
en el campo proceder a una redistribución de tierras
con una política exportadora, y en general un sistema
de protección social que proteja a la gente pobre, permita
asistirla y le ayude a superarse. |
El problema
es que aborda lo general y no se detiene en pequeñeces
que tienen que mostrarse. ¿Cómo se van a
lograr ciertas cosas que uno sabe que el país ha
pregonado pero nunca se han cumplido? Debería plasmarse
el compromiso de un desarrollo económico realmente
sostenible y para eso tiene que profundizarse el detalle.
Fabio Vélez, profesor de Ingeniería
Sanitaria, Universidad de Antioquia.
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El
del pasado: Un país que parece otro país
Considerando que el documento parte de un análisis
histórico como base para plantear el futuro, el historiador
y profesor de la Universidad de Antioquia, Eduardo Domínguez,
considera que pierde validez debido a errores históricos
y a problemas de interpretación. Desde el diagnóstico
parece hablarse de otro país, una Colombia de una fuerte
institucionalidad civilista; pero si observamos, casi todos
los presidentes del siglo XIX fueron hombres de guerra: esa
es una verdad histórica que no pueden desconocer. Dicen
que Colombia vivió grandes períodos de paz: ¿en
cuál siglo? Porque el XIX se perdió en 42 guerras
civiles y 4 nacionales y el siglo XX comenzó con un cierre
del Congreso durante 14 años, y el período de
violencia entre el 48 y el 62 no puede llamarse de paz.
Y agregó que no se puede desconocer la falta de institucionalidad:
La descripción de grandes progresos como bajar
en 50 años del 92 al 70% de la gente bajo condiciones
de pobreza, y después de 200 años la pobreza y
la miseria, aún superan el 50%. Eso es propio de un país
sin instituciones, si por instituciones se entiende el conjunto
de leyes y organizaciones que buscan el bienestar de la población.
El del presente: un país maquillado
Con la visión planteada sobre el presente del
país, el doctor Alberto Yepes, director de Colombia
sin Pobreza, dice que la magnitud del desastre social
que tenemos está siendo tergiversada: Un ejemplo:
el Centro de Investigaciones de Desarrollo de la Universidad
Nacional, mostró que la pobreza estaba en 67%, luego
un estudio de la Contraloría lo rebajó al 64%,
y ahora el documento 2019 de manera inconsistente, imputa los
subsidios que reciben las personas y le da 41%. En menos de
un año se redujo por ajustes estadísticos en 26%;
así, ¡tres documentos más y la pobreza se
acaba en este país! Esto plantea una dificultad para
discutir seriamente los propósitos y visión del
2019.
Para el doctor Yepes, el documento cambia las reglas de juego
del país para adecuarlas a ganadores y perdedores con
el TLC: El manejo social se ve comprometido por cuanto
las transferencias a las entidades territoriales van a aumentarse
muy por debajo del índice de crecimiento de la economía,
que se plantea crecerá al 6%; las transferencias a las
regiones lo harían sólo al 3%, con lo cual, debido
a los aumentos de la población no alcanzarán los
recursos. En este campo lo que se dice es retórica social.
Es una visión candorosa
Para el precandidato a la presidencia de la república,
Rodrigo Rivera, el documento es un primer paso en la dirección
correcta para rectificar el cortoplacismo; sin embargo, no
basta pensar con visión de largo plazo, es necesario
pensar en grande, y resulta sorprendente que la visión
2019 es bastante resignada; plantea un paso casi inercial de
lo que estamos viviendo hoy hacia los próximos 15 años,
pero además refleja una posición de Planeación
Nacional sin ambición política, no inspira al
país sino que lo resigna a seguir viviendo al ritmo de
la inercia. El documento brilla por su debilidad en cuanto a
instrumentos capaces de cambiar la inercia de crecimiento económico
mediocre, de profundización de la inequidad: es candoroso
y carece de credibilidad . |
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