Unicef advierte que
los niños entre 18 meses y 4 años de edad corren
el riesgo de morir y sufrir graves lesiones: la mayoría
de estas ocurren en el hogar y casi todas se pueden evitar (2002).
Según el Instituto Nacional de Medicina Legal, la mayoría
de muertes accidentales en Colombia en el año 2004 ocurrieron
en niños que apenas alcanzaron los 2 años de edad.
Las quemaduras son la segunda causa de muerte no intencional
en niños en el mundo, por detrás únicamente
de los accidentes de tránsito (Behrman, 2004).
Entre las causas más frecuentes de accidentes en el hogar
en los niños están las quemaduras y entre ellas
las producidas por líquidos calientes, que se estima
sean responsables del 80% de estas lesiones y son más
prevalentes en menores de 4 años. La Unidad de Quemados
del Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín,
atiende mensualmente en promedio 12 niños y niñas
quemados con líquidos calientes, la mayoría en
el grupo de 1 a 4 años de edad.
El riesgo de quemaduras con líquidos calientes es multifactorial.
Entre los factores están la pobreza, la baja calidad
de vida, situación de hacinamiento, malas condiciones
de las viviendas y bajo nivel educativo. Y no hay que olvidar
que el maltrato infantil también es causa frecuentemente
de estos eventos.
Preocupados por la problemática actual, el Hospital Universitario
San Vicente de Paúl con el apoyo del Club Rotario Medellín,
está desarrollando desde octubre pasado una campaña
educativa para la prevención de niños quemados
por líquidos calientes denominada Te quiero feliz,
no más niños quemados. Su objetivo es sensibilizar
a la comunidad, especialmente a los padres de familia y profesores
sobre la problemática. Entre las actividades de la campaña
se destacan las charlas educativas por parte de promotores en
escuelas, colegios, jardines, comedores comunitarios y otros,
la difusión por medios de comunicación y la distribución
de afiches y volantes.
Para reducir la presentación de las quemaduras son necesarias
acciones como educación a la comunidad para crear una
cultura de prevención, cambios en el comportamiento,
brindar seguridad y cuidado permanente a los menores, así
como identificar y controlar los factores generadores de riesgo
dentro de la vivienda. La participación de profesores,
promotores de salud y grupos de madres comunitarias es vital
en este proceso. Una clave en la prevención es informar,
capacitar y educar a los padres de familia y cuidadores en medidas
preventivas enfocadas a las diversas etapas del desarrollo de
los niños.
Las lesiones en el hogar pueden ser evitables y de esta manera
se puede impedir la muerte de menores, su invalidez o daños
estéticos, que provocan gran impacto en el individuo,
en su grupo familiar, en el sistema de salud y en la sociedad.
Los estamentos de salud y educación deben desarrollar
campañas educativas permanentes, sobre los riesgos y
formas de prevención de estos accidentes 6
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