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Un país
que envía siempre menos mercancías o productos
de los que recibe, se desequilibra y se empobrece: cada vez
recibirá menos, hasta que, reducido a la pobreza suma,
ya no reciba nada. |
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Desde que el presidente Álvaro Uribe manifestó
su intención de firmar el Tratado de Libre de Comercio
con los Estados Unidos, rapidito y asumiendo la responsabilidad
política, se generó una reacción
inmediata del sector agropecuario que ve llegar a su fin las
negociaciones sin poder salvar al sector, y de los especialistas
que lanzaron lo que puede ser una última voz de alerta
sobre el peligro que corre la seguridad alimentaria del país
en medio de dicho tratado.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC),
doctor Rafael Mejía, criticó la posición
del gobierno y cuestionó las responsabilidades sociales
y financieras que |
puede traer el TLC:
El pueblo colombiano debe exigir que este tipo de situación
no es simplemente decir 'yo asumo la responsabilidad', sino
cómo la asume, con qué la asume, con quién
la asume y hasta cuándo. Hemos visto que el compromiso
de poner en marcha la agenda interna no se ha logrado, entonces,
¿cómo vamos a hablar que el presidente 'lo asume'
si no hay una política agropecuaria de largo plazo en
el país? Es muy simplista hablar de que yo asumo la responsabilidad.
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Colombia no podrá
aplicar políticas a favor de sectores productivos,
grupos sociales o de regiones para compensar pérdidas:
por tanto, el país será más vulnerable
a conflictos sociales y se ampliará la inequidad.
Jorge Reynel Pulecio
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Para la SAC, las condiciones
de negociación estaban claras y se basaban en tres ejes
que se le entregaron al gobierno: lograr acceso real a
los mercados, buscando productos diferentes a las exportaciones
tradicionales para poder tener artículos como azúcar,
frutales, hortalizas, etc.; en segundo lugar, establecer mecanismos
de defensa para contrarrestar las distorsiones de mercado causadas
por los subsidios en Estados Unidos a su sector agrícola,
es decir aranceles residuales, contingentes, salvaguardias permanentes,
transitorias; y, determinar una gradualidad en tiempo a la entrada
de las importaciones para permitir reconversión, adaptación
y utilización de beneficios. Según el doctor Mejía
hay más ofertas de Colombia que respuestas de los Estados
Unidos, la gradualidad no se logró y la mesa encargada
del tema fitosanitario se desbarató, situación
grave por cuanto el problema de acceso a EU no depende tanto
de los aranceles como de las barreras no arancelarias.
Seguridad alimentaria es más
que existencia de comida
Seguridad alimentaria según la FAO, es que todas
las personas, en todo lugar, tengan acceso físico y económico
a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos, que satisfagan
las necesidades alimentarias desde lo nutricional y lo cultural;
esta definición contempla: disponibilidad de alimentos,
acceso, consumo y aprovechamiento por los organismos. Según
la doctora Luz Marina Arboleda, profesora de la Escuela de Nutrición
de la Universidad de Antioquia, es en disponibilidad y acceso
donde las negociaciones del TLC influyen, porque la disponibilidad
no estaría segura y el acceso se afectaría por
la pérdida de empleo en el área rural: Colombia
actualmente no tiene problemas de disponibilidad de alimentos:
el país produce alimentos para toda la población.
¿Dónde está el problema? En el acceso,
porque se produce, pero las personas no tienen ingresos para
acceder a estos alimentos; entonces lo que dice el gobierno
no está en relación con el verdadero problema
de seguridad alimentaria y nutricional de la población.
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Seguridad
alimentaria es problema de seguridad nacional, porque el
desempleo en el campo trae mayor desplazamiento e incrementa
la violencia. ¿De dónde sale el empleo y el
ingreso para comprar productos importados y baratos? Vamos
a terminar siendo mirones de supermercados y plazas, porque
los norteamericanos no renunciaron a nada y nosotros renunciamos
a todo.
Germán Umaña
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A su vez, el doctor
Germán Umaña de la Universidad Nacional, señala
que la seguridad alimentaria es un problema de seguridad nacional,
por cuanto el desempleo en el campo trae mayor desplazamiento
e incremento en la violencia: Los países desarrollados
lo consideran un problema de seguridad nacional y no económico;
la contradicción está en que nosotros con desplazados,
falta de empleo en el campo y contradicciones sociales, lo consideramos
en el TLC como una negociación de productos donde hay
ganadores y perdedores. Nosotros abandonamos el concepto y ellos
lo profundizan, la visión del gobierno es reduccionista
al pensar que el problema se limita a tener oferta de alimentos,
cuando la pregunta es distinta: ¿de dónde sale
el empleo y el ingreso para comprar los productos importados
y baratos? Vamos a terminar siendo mirones de supermercados
y plazas, porque los norteamericanos no renunciaron a nada y
nosotros renunciamos a todo.
El espejismo de los precios bajos
El doctor Jorge Reynel Pulecio, asesor de la alcaldía
de Bogotá para el TLC, opina que el gobierno colombiano
está asumiendo equivocadamente que importar productos
de EU más baratos y abundantes significa garantías
para el consumidor colombiano, pero esa es una perspectiva reducida
al corto plazo, ya que si la producción estadounidense
desplaza la colombiana, asunto previsible gracias a sus subsidios
que se mantendrán, los productos estadounidenses se quedarán
con el mercado e impondrán precios hacia arriba: Es
una decisión irresponsable con la seguridad alimentaria,
porque la Constitución establece la obligación
del Estado de garantizarla y en estas condiciones seríamos
más vulnerables.
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Según la
Contraloría, el 31% de la población está
en situación de indigencia sin ingresos para satisfacer
la canasta de alimentos, padecen hambre 1 de 3 colombianos
y el 64% está en situación de pobreza. Mientras
el proteccionismo nunca fue tan reforzado en países
desarrollados, nos vendieron la idea de que exportar era la
salvación, pero EU exporta menos del 8% de su producción
nacional.
Alberto Yepes
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Según el doctor
Pulecio, aspectos con graves consecuencias son: Colombia
no podrá aplicar políticas a favor de sectores
productivos, grupos sociales o de regiones para compensar pérdidas;
Estados Unidos no ha aceptado negociar el tema, por lo tanto
el país se hará más vulnerable a los conflictos
sociales y se ampliará la inequidad. Se aceptó
que todos los sectores de la agricultura norteamericana van
a tener cero arancel de manera inmediata o en el año
cero al 15, y entrarán al país bajo normas ambientales,
sanitarias y fitosanitarias de los Estados Unidos; se desmontó
la franja de precios andina que permitía compensar las
oscilaciones de precios internacionales; EU dejará los
subsidios de su producción agrícola y entrará
al mercado colombiano con una competitividad espúrea.
Esa es la realidad aceptada por Colombia.
Desaparecer aranceles no es lo importante
Para el doctor Alberto Yepes, director de la Fundación
Colombia Sin Pobreza, el problema de la exportación agropecuaria
no está en los aranceles, ni siquiera en los subsidios
que EU conceden: está en las normas sanitarias y fitosanitarias
que son la barrera real para el ingreso de productos. Dichas
barreras tienen estándares muy altos, generalmente caprichosos,
y son establecidas unilateralmente por EU, sin que se haya aceptado
en las negociaciones la creación de una comisión
permanente para establecer sus contenidos.
Según el doctor Yepes, el país está entregando
la producción de alimentos vitales, renunciando a que
Colombia tenga soberanía y seguridad en su pro-ducción.
El otro elemento es que la diversidad alimentaria se ve lesionada
por variedades únicas que son impuestas mediante manipulación
genética. Frente al acceso, opinó: Según
un estudio de la Contraloría General de la República,
el 31% de la población está en situación
de indigencia sin ingresos para satisfacer la canasta de alimentos,
padecen hambre 1 de 3 colombianos y el 64% está en situación
de pobreza. Mientras que el proteccionismo nunca se ha visto
tan reforzado en los países desarrollados, nos han vendido
la idea de que en exportar está la salvación,
pero Estados Unidos exporta menos del 8% de su producción
nacional: el 92% lo deja para consumo interno, Japón
exporta el 10%, pero primero han abastecido sus necesidades
de consumo básico.
Negociar después y mejor
El precandidato liberal, senador Rodrigo Rivera, manifiesta
que lo más apropiado es suspender el proceso, recapitular
el estado actual de la negociación e implementar un plan
B, que sería básicamente reactivar las preferencias
del ATPDEA. Frente a las negociaciones, propone incluir una
Cláusula de Paz que permita a Colombia proteger ciertos
renglones sensibles cuando la competencia pueda generar problemas
de orden público, y plantear dentro de las conversaciones
la financiación de la agenda interna por parte de Estados
Unidos, ya sea pidiendo los recursos o solicitándoles
que se abran ya a los productos colombianos, y supeditar la
apertura de nuestro mercado al cumplimiento de ciertos parámetros,
como hicieron España e Irlanda en sus negociaciones en
Europa. |
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