 |
|
|
 |
El tema
de los costos crecientes de los medicamentos dentro de los sistemas
de salud es un fenómeno global, pero en la actualidad
afecta principalmente a los denominados 'mercados emergentes',
donde los valores de las ventas de productos farmacéuticos
están creciendo a un ritmo mucho mayor que en los países
industrializados. |
El acceso a medicamentos
se considera parte integral del derecho fundamental a la salud
y depende en gran medida de que éstos tengan precios
cercanos a los costos de producción, para que sean asequibles.
De otro lado, la industria farmacéutica busca mayores
incentivos para la innovación a través de la protección
de la propiedad intelectual, que les permite fijar precios muy
superiores a los costos de producción, con el fin de
incorporar los costos hundidos como estímulo
a los inventores e inversionistas, para que puedan continuar
aportando nuevos productos en beneficio de la salud.
|

El precio más elevado de los 93 países para
el medicamento de marca se documentó en Colombia para
el producto CIPRO® de Bayer. En Colombia hay 42 opciones
de tabletas de ciprofloxacina de 500 mg, con precios entre
$110 pesos y $20.676 pesos por tableta.
|
Los sistemas
de salud que incluyen en las prestaciones que ofrecen a sus
beneficiarios la entrega de medicamentos, se enfrentan a problemas
que nacen en estas contradicciones.
En Colombia, se argumenta que los medicamentos patentados que
están en el mercado son muy pocos (17, que representaban
el 1,3% de las entidades químicas presentes en el mercado
en 2005, según estudio de Fedesarrollo), y que por lo
tanto, no existe relación entre la protección
de la propiedad intelectual mediante patentes y los grandes
diferenciales de precios entre medicamentos originales y competidores.
Estas diferencias se explicarían en mayor medida por
las asimetrías en la información y por la falta
de reconocimiento de competidores por parte de los agentes del
sistema y de los usuarios.
Caso ciprofloxacina
Sin embargo, este análisis no tiene en cuenta
las dimensiones globales del problema. Aunque el comportamiento
de los precios de los medicamentos en el mercado es muy diverso,
y las generalizaciones en este tema siempre serán peligrosas,
el caso de la ciprofloxacina tabletas de 500 mg, sirve para
profundizar en el análisis de la situación.
Este caso se menciona reiteradamente, debido a que recientemente
se publicaron los resultados de un estudio de la Red de Acción
Internacional por la Salud con referencia a este antibiótico,
usado para el tratamiento de varias infecciones comunes. En
el estudio, personas ubicadas en ciudades de 93 países
preguntaron en farmacias abiertas al público por el precio
que se pagaría por cada tableta, si se comprara por cuenta
propia el medicamento comercializado por Bayer (medicamento
pionero o marca original como se denomina comúnmente),
y por el precio del medicamento genérico equivalente
más barato que estuviera disponible en el mismo establecimiento.
El precio más elevado de los 93 países para el
medicamento de marca se documentó en Colombia para el
producto CIPRO® de Bayer. Este precio es 200 veces mayor
que el que pagarían los habitantes de países asiáticos
por los medicamentos genéricos equivalentes más
baratos encontrados en el estudio. Los datos de IMS, una firma
internacional que audita los precios de los medicamentos a través
del monitoreo de su comportamiento en muestras representativas
de farmacias, confirman el hecho. Una persona en Colombia podrá
encontrar 42 opciones de tabletas de ciprofloxacina de 500 mg,
con precios que varían entre $110 pesos y $20.676 pesos
por tableta.
Una conclusión del estudio indica que el precio medio
de la marca original muestra poca variación en países
de diferente riqueza, mientras que el precio medio de los genéricos
disminuye a medida que se reduce la riqueza del país.
Esto es así porque los laboratorios que ponen en el mercado
productos patentados, deben sostener el precio al que venden
en países industrializados para evitar que se erosione
la disposición de los consumidores a pagar sumas altas
mientras dura la protección por patentes y/o protección
a los datos de prueba presentados a la autoridad sanitaria,
mientras que los productores de genéricos buscan obtener
ganancias a través del aumento en el volumen de ventas.
Una vez que las medidas de protección de la propiedad
intelectual mediante exclusividad comercial expiran y los competidores
ingresan al mercado, no siempre el laboratorio que comercializó
el producto por primera vez entra a competir con los medicamentos
genéricos bajando sus precios, sino que puede optar por
mantener y en algunos casos aumentar su precio, para compensar
la pérdida de participación en el mercado, a la
vez que profundiza su posicionamiento de marca para mantener
nichos claramente definidos.
Aunque la ciprofloxaciona nunca estuvo patentada en Colombia,
y tiene 41 competidores, nuestro país alcanzó
el deshonroso primer lugar por ser el sitio donde más
se paga por ella cuando se consigue por gasto de bolsillo, y
según los datos de IMS, los precios del medicamento fluctúan
ampliamente dentro del rango descrito.
Es apenas normal que estos gigantescos diferenciales de precios
causen desconcierto entre consumidores, instituciones (IPS y
EPS) y personal de salud, en especial médicos que prescriben
y farmacéuticos que entregan estos medicamentos, siendo
el precio uno de los factores más importantes en un sistema
de mercado, porque es la expresión del valor que se asigna
a un producto o servicio en términos monetarios, y está
asociado a características como calidad o prestigio de
los productos. Esto sin hablar de los intereses propios que
puedan tener estos actores, para que se consuma uno u otro medicamento.
Que se expliquen diferenciales de precio
La existencia de estos diferenciales de precios constituye
una puerta abierta para hacer grandes negocios, mediante diferentes
prácticas aceptadas y rechazadas socialmente. El Invima
debería decirle al país, en el caso de la ciprofloxacina
y en muchos otros donde existen estos enormes diferenciales
de precio, si realmente existen diferencias de calidad entre
los productos. Una vez asegurada su homogeneidad, se debería
emprender una campaña para reducir las asimetrías
de información, empujando a los laboratorios a ser tomadores
de precios más que fijadores de los mismos,
es decir, a tener que competir con eficiencia al verse obligados
a vender a precios cercanos al costo de producción, en
lugar de otorgarles el poder de determinar el precio al que
venden sus productos.
Y finalmente, es necesario que nos preguntemos si realmente
tiene justificación un modelo en el que los incentivos
a la investigación y el desarrollo descansan sobre la
inequidad, aún si no existe una patente o si ésta
ya ha expirado. |
 |
|
|
|
|
|
|