| Hay regiones más vulnerables
como Guajira, Chocó, Guainía y Nariño,
pero la tragedia de muertes de niños por hambre se vive
a lo largo y ancho del país. En Chocó a fines
de julio habían muerto por lo menos 12 niños menores
de 5 años por enfermedades asociadas a desnutrición,
según la Secretaría de Salud del departamento;
más en denuncias en el Congreso de la República
en la Comisión de Derechos Humanos por su presidenta,
la senadora Sofía Gaviria habló de 51 niños
muertos por desnutrición en Chocó en 2016. |
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Afirmó la
senadora: No hay puestos de salud en los resguardos, y
en la cabecera municipal donde sí los hay, no se atiende
con diligencia a los indígenas ni hay personal que hable
su lengua. Para recibir atención médica tienen
que hacer recorridos en canoa o en lancha que pueden tardar
entre 8 y 10 horas, lo cual se dificulta notablemente cuando
hay que trasladar enfermos y cuando no se cuenta con recursos
para desplazamientos.
En este caso Minsalud afirmó que hasta junio 30/16 solo
tenía registradas 7 muertes de menores de 18 años
en Bojayá, pero Sergio Durán, investigador de
la Facultad de Medicina de la U. de Antioquia, que coordina
brigadas en comunidades indígenas, afirma que los niños
y adultos muertos por desnutrición existen y tienen nombre
propio, fechas de defunción e información de la
enfermedad: Estos datos no coinciden con los de Minsalud,
porque solo registran menores de edad una vez al año,
y EPS e IPS no hacen presencia constante para obtener esta información,
lo que genera realidades que sobrepasan cifras oficiales.
Sofía Gaviria hizo un llamado urgente al Gobierno a evitar
más muertes de menores por desnutrición: Es
simplemente la punta del iceberg de un drama muchísimo
más grande. Hay cifras de que 42% de los niños
indígenas están en desnutrición aguda,
incluso con datos de que la niñez afro-indígena
en Guajira, Chocó, Vaupés y Guainía está
muriendo por desatención. No se pueden diluir responsabilidades
diciendo que son muchos los responsables, aquí hay un
gobierno que debe empezar a asumir con seriedad una responsabilidad
sobre las muertes de quienes tiene que proteger. Comparó
la desnutrición aguda en Guajira con la de Ruanda, donde
mueren miles de niños al año.
La problemática de muertes por hambre también
se da en Antioquia, donde existe gran inequidad entre regiones;
Urabá, Magdalena Medio, Nordeste y Bajo Cauca están
a años de la realidad de la capital antioqueña,
y en la misma Medellín las comunas o asentamientos sub-normales
de población desplazada responden a una realidad diferente
de la del resto de la ciudad. Lo mismo se puede decir de Cali,
Barranquilla, Bucaramanga, Bogotá. La situación
no es diferente en Arauca, donde el defensor del pueblo, Alfonso
Cajiao, informó que tras visita humanitaria se evidenció
que en la comunidad indígena Hitnü habían
casos de desnutrición infantil, hecho que ya causó
la muerte de menores.
Augusto Pasqualotto, líder de la Secretaría de
Salud de Medellín, afirmó que en la ciudad hay
1.500 niños menores de 6 años con algún
tipo de desnutrición, y que en los últimos 7 años
no se dieron muertes por esta causa, excepto en 2012 con 2 casos.
El concejal Jaime Mejía presentó datos que reflejan
otra situación: Según el Dane, entre 2005
y 2013 hubo 198 fallecimientos, frente a 20 que reporta la Secretaría
de Salud en ese período.
Se concluye que si bien el Plan de Acción del programa
Primeros Mil Días es una intencionalidad bastante positiva
del Estado en términos de la intervención integral
de las problemáticas que atraviesan la salud de la población
infantil vulnerable y debe ser una apuesta de largo plazo con
recursos del nivel nacional y departamental, con todas las energías
de los actores territoriales, de la institucionalidad, del talento
humano en salud, la esperanza es que lo que se siembre en Guajira,
Chocó, Guainía y Nariño no se quede en
una anécdota, y se articule con el Plan Decenal de Salud
Pública, para algún día avizorar realmente
que aquello de Todos por un nuevo país sea
más que un eslogan. |