MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 16    No. 217  OCTUBRE DEL AÑO 2016    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 


Mayor mortalidad de niños
por desnutrición en Guajira, Chocó, Guainía y Nariño: por pobreza, atraso y olvido

Juan Carlos Arboleda Z., Periodista - elpulso@sanvicentefundacion.com
Una comisión de docentes de la Facultad Nacional de Salud Pública de la U. de Antioquia que recorrió Guajira, Nariño, Guainía y Chocó para socializar la implementación del programa Primeros Mil Días, evidenció que el drama de muertes de niños por desnutrición es peor de lo que muestran los medios y no se refleja en las estadísticas oficiales.
Para el pediatra Humberto Ramírez, las 4 regiones son similares en el alto porcentaje de poblaciones con malas condiciones de salud materno-infantil y hay gran vulneración de derechos sexuales y reproductivos en las mujeres, y derechos en general en la niñez: “Estos grupos están minusvalorados y es llamativo que el caso de Guainía no aparezca en los medios; se habla mucho de La Guajira, pero Guainía o Chocó pueden estar en peores condiciones, y allí la mujer y los niños llevan la peor parte”. Y agrega: “El problema de la salud allí es multi-causal, hay aspectos culturales, condiciones étnicas, inaccesibilidad a servicios de salud.
En Guajira influye también la calidad y acceso al agua, ya que las empresas la usan y dejan a la población sin acceso”. Ante la situación de los niños, sostiene: “Los menores de un año tienen derecho a atención prioritaria y la desnutrición vuelve al niño más vulnerable a otras enfermedades. Y aunque el certificado de defunción no lo señale como causa central, la desnutrición tiene mucho que ver con la mortalidad y morbilidad infantil, subyace como telón de fondo”.
El salubrista Julián Vargas considera que indicadores como mortalidad y morbilidad materna, y mortalidad infantil, en estos 4 departamentos están por encima 2 o 3 veces del promedio nacional, y si bien Nariño tiene una situación mejor, por su diversidad étnica-cultural tiene zonas donde la situación es la misma que en Chocó, Guainía y Guajira. “De ahí la intención del Ministerio de Salud de intervenir prioritariamente estas 4 regiones, para demostrar que implementando el Plan de Acción del programa Primeros Mil Días se pueden mejorar los resultados en salud”, indicó
Hay desventaja de la población materno-infantil de estos 4 departamentos frente al resto del país, por barreras de acceso geográfico, condiciones sociales y políticas, falta de oportunidades de empleo, insatisfacción de necesidades básicas, insuficiente infraestructura en salud, bajas condiciones nutricionales, y en general, por Determinantes Sociales de la Salud que impactan de manera negativa y aumentan su vulnerabilidad.
El doctor Vargas relata que en las comunidades wayuu se observa que lo informado por los medios sobre situación nutricional puede ser mucho más severo, superando el tema de muertes infantiles: “La población en general tiene condiciones que las pone en riesgo inminente de caer en eventos fatales. Ello implica que el Estado y el sistema de salud deben volcarse a modelos fundamentados en la atención y de contacto con la comunidad”. Resaltó factores adicionales que llevaron al actual estado de cosas: “La inequidad tiene que ver allí con la falta de acceso a la tierra que les ha sido expropiada por explotación minera, no hay soluciones reales del Estado para el suministro del mínimo vital del agua, los programas de bienestar son captados por intereses clientelares y corruptos, pero esta situación no es exclusiva de Guajira, se repite en Guainía y Chocó”.
“Indicadores como mortalidad
y morbilidad materna, y mortalidad infantil,
en Guajira, Chocó, Guainía y Nariño están por encima
2 o 3 veces del promedio nacional”.

Dr. Julián Vargas
Si bien la desnutrición tiene múltiples causas, debe añadirse el testimonio de una ginecóloga entrevistada en La Guajira: “La mayoría de mujeres que van a consulta ginecológica de población indígena y gestantes en general tienen desnutrición, y esto es un factor de riesgo para que el niño nazca con una desnutrición que comienza desde la gestación; una mujer en estado adecuado de nutrición debe ganar 10 kilos en el embarazo, pero si está desnutrida debe ganar más para que el niño no tenga desnutrición, y las mujeres desnutridas en Guajira solo ganan 6 kilos la mayoría; de ello se origina que la mayoría de los niños tengan bajo peso al nacer y problemas de salud. La cifra es contundente: 98% de niños de población indígena que consultan, llegan con desnutrición”.
Condiciones de vida inadecuadas
Describir el panorama general de las comunidades puede servir para comprender las dimensiones del problema. El doctor Ramírez, aclarando que el abordaje en visitas de campo puede ser insuficiente, señaló que se evidencian condiciones de vida inadecuadas para el desarrollo de las personas, hay problemas por características geográficas difíciles, particularidades climáticas y ambientales no favorables, precariedad en las viviendas, falta de acceso a educación, hacinamiento, familias muy numerosas y desplazamiento, que toman visos alarmantes por ejemplo en Guainía, departamento con 72.000 kilómetros2 y solo 47.000 habitantes, donde la mitad está en Inírida, que ya tiene dos zonas de desplazamiento forzoso de personas de varias etnias indígenas que sobreviven en condiciones infrahumanas y sin posibilidad de mejoramiento: “Allí se incuba un ambiente propicio para que fenómenos de morbi-mortalidad materno-infantil se perpetúen”.
En Casablanca, uno de estos dos asentamientos de desplazados, la Comisión observó un cuadro que por repetitivo no deja de ser apabullante, relata el doctor Ramírez: “Hay una familia de 7 personas, padre de 57 años, madre de 46 mucho más envejecida, cargando un bebé de 1 año, los otros niños con edades inferiores a 10 años, y una adolescente de 17 años a punto de dar a luz: cuando los visitamos tenían el fogón apagado y ese día no habían tenido nada qué comer, eran las 3:00 de la tarde. Es solo una foto de un abordaje casual de una realidad que de estudiarse de forma más profunda sería más delicada”.
En visita a Guajira de la abogada Carolina Sáchica, de la Comisión de peticionarios de medidas cautelares de indígenas wayuu otorgadas por la CIDH, informó que las condiciones en algunas rancherías como Jaiparen, Paneraca, Ahulalia y Camantusumana son deplorables: no había agua y muchos niños solo consumen un vaso de chicha como único alimento diario. En una ranchería en zona rural de Manaure velaban una niña de 11 meses. El periodista Gonzalo Guillén, que acompañó la Comisión, narró que en una ranchería en la que habitan 90 personas, 7 menores murieron de hambre en 2016, exterminio del 7.7% de la comunidad en un año.
En Nariño se pensaría que estos problemas no son tan graves, pero en la Costa Pacífica, Tumaco y Barbacoas están muy mal: mientras indicadores generales de Nariño muestran buenos resultados, hay municipios con condiciones de salud graves por diferencias entre las poblaciones. Además, el corredor del Chocó bio-geográfico tiene una población indígena muy numerosa en las cordilleras en condiciones de pobreza y marginalidad sumamente grandes, problema agudizado por la minería ilegal.
La visita a 4 regiones con características bien diferentes, en las 4 esquinas del país y priorizadas por el programa de los Primeros Mil Días, debe abrir interrogantes sobre otros lugares aún más olvidados. ¿Qué pasa en Guaviare? ¿Acaso Caquetá está muy bien? Priorizar estas 4 regiones para el programa fue decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Ministerio de Salud, y puede ser un buen paso, pero debe extenderse a otras regiones donde las condiciones de inequidad producen los mismos efectos: y hacerlo fuera de las lentes de las cámaras, porque la prioridad de las acciones de salud no debe ser titulares de prensa, debe ser vidas salvadas.
 
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