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Hace un año el mundo
entró en pánico al enterarse de la aparición
en Méjico de un virus de una gravedad tal, que puso
en jaque varios sectores de la economía, copó
todo el espacio en medios de comunicación e impuso
la moda de andar por la calle con tapabocas. Había
llegado el A-H1N1, inicialmente conocido como virus de la
gripa porcina, pero cuyo nombre fue cambiado para no estigmatizar
la industria del subsector porcino.
A Colombia acaban de llegar 2 millones de dosis de la vacuna
que prevendría el contagio, precisamente cuando las
cifras muestran un descenso progresivo del número de
casos, y se consolida el manto de dudas sobre la verdadera
gravedad de la pandemia.
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Un experto
declaró en 2009 que la pandemia duraría hasta
que los medios hablaran de ella y así parece confirmarse:
ya no se ven oleadas de personas cubriéndose la boca,
las campañas de prevención en los medios terminaron
y los boletines epidemiológicos apenas ocupan esquinas
escondidas en páginas de algunos periódicos. El
silencio de los medios le quitó la peligrosidad al virus
de manera más efectiva que la misma vacuna.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
209 países confirmaron casos de influenza A-H1N1 y el
punto máximo se alcanzó a fines de octubre y noviembre;
la transmisión más intensa se da en norte de África,
Asia Meridional y zonas limitadas de Europa oriental. En el
norte de África la pandemia sigue activa, aunque la tendencia
es a bajar el número de casos, como ocurre en Egipto,
Asia occidental, India, Europa y América (con sólo
casos esporádicos en regiones templadas del hemisferio
sur). El número de muertes llegó a 14.142 en el
mundo reportó OMS el pasado 17 de enero, y América
reporta la mayor cantidad con 7.094 casos.
En Colombia (según Sivigila), hasta febrero 1º de
2010 se reportaron al Instituto Nacional de Salud 152.560 casos:
139.430 son sospechosos, 2.030 probables, 3.572 confirmados
y 7.528 descartados. El pico más alto fue en agosto y
septiembre de 2009, con un posterior descenso; se confirmaron
casos en 31 departamentos, 4 distritos y 218 municipios, sin
evidencias de circulación del virus en Guainía.
Las mayores incidencias están en Amazonas, Bogotá,
Cundinamarca, Meta y San Andrés, y los casos fatales
llegan a 205, procedentes principalmente de Bogotá, Antioquia,
Cundinamarca y Valle.
Una vacuna cuestionada
Los 2 millones de dosis de la vacuna llegados al país
costaron $30.000 millones y fueron adquiridos por la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) en licitación internacional
para los países de la Región, buscando mejor precio,
calidad y seguridad. Su aplicación se focalizará
en grupos de mayor riesgo: gestantes, personal de salud, enfermos
crónicos (por EPOC, diabetes Mellitus o inmuno-suprimidos).
El Ministerio de la Protección Social garantiza la calidad
del producto, afirmando que se fabricó con el mismo soporte
tecnológico de la vacuna contra influenza estacional
y que según seguimiento en Estados Unidos, reporta pocos
eventos adversos (menos de un caso por 100.000 dosis aplicadas).
OPS ratificó que la vacuna es efectiva para la prevención:
Andrea Vicari, asesora internacional de inmunizaciones, dijo
que aunque la ocurrencia de casos de influenza A-H1N1
ha disminuido, el riesgo de que sigan presentándose y
que haya una segunda ola sigue vigente. Y la coordinadora
del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) del Ministerio,
Martha Patricia Velandia, señaló que la vacuna
cumplió todos los procesos clínicos pre-mercadeo
para probar seguridad y efectividad, así como el registro
en países de producción y sigue una evaluación
post-mercadeo. |
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Las críticas actuales
recaen en la rapidez
con que OMS declaró la pandemia, desconociendo
uno de los principios básicos para hacerlo:
la gravedad de la enfermedad, y no solo su
dispersión geográfica; incluso el Consejo
Europeo inició una investigación al respecto.
Lo grave del asunto es que la medida
generó un pánico colectivo mundial.
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Sin embargo,
pese a que OMS y la industria farmacéutica aseguran que
las vacunas son seguras y eficientes, la seguridad de la vacuna
es cuestionada. Buena parte de europeos y de sus médicos
se negó a aplicársela por temor a daños
en su salud: países como España, Holanda, Francia
y Alemania, echaron para atrás decisiones de compra.
La agencia de noticias Checa CTK anunció que el Ministerio
de Salud de su país rechazó la vacuna producida
por Baxter a causa de los riesgos y la incapacidad del
laboratorio para garantizar que la vacuna sea segura,
luego que el viceministro de Salud, Marek najdr afirmara:
La vacuna puede tener efectos secundarios y podría
incluso causar la muerte si se administra. La ministra
de Salud de Polonia, Ewa Kopacz, decidió no comprar la
vacuna. Swissmedic, la autoridad de salud suiza, no permitió
aplicar una de las vacunas en gestantes, niños o adultos
jóvenes (menores de 18 años), y mayores de 60
años.
Según algunas versiones, habría 5 muertes por
reacciones a la vacuna en Suecia y se reportaron 200 casos de
efectos secundarios, según el diario Tages-Anzeiger.
El virólogo Alexander Kékule de la Universidad
de Halle, denunció que las vacunas contienen adyuvantes
como mercurio en cantidades superiores a las autorizadas por
la FDA para los alimentos; y el diario inglés, Sunday
Express, afirmó que la vacuna utilizada por Novartis
contiene mercurio en grandes cantidades, metal vinculado con
el autismo, Alzheimer y esclerosis múltiple. En Estados
Unidos, Kent Holtorf, experto en enfermedades infecciosas, afirmó
en Fox News: Estoy más preocupado por la vacuna
que por la gripa, ha salido muy deprisa y tiene altos niveles
de adjuntos incluyendo phamaerosol, conservante vinculado con
el autismo, y que afecta a las personas con disfunción
en la barrera remato-encefálica y a personas con fibromialgia.
Crecen las dudas
Dudas similares sobre la efectividad de la vacuna, se
ciernen sobre el origen del virus. El científico australiano
Andrew Gibbs, profesor de la Universidad Nacional de Australia
y quien trabajó en el desarrollo del antiviral Oseltamivir
(Tamiflu), insinuó que el virus A-H1N1 pudo haber sido
generado en el marco de investigaciones en laboratorios, con
el fin de obtener nuevos virus y probar vacunas. El virólogo,
especialista en neurobiología, llegó a estas conclusiones
tras formar parte del programa que analizó el virus para
encontrar su huella genética: Tomamos la secuencia
de estos genes y encontramos que 6 de ellos están muy
relacionados con virus de cerdos en Estados Unidos, otros 2
genes provienen de virus presentes solo en Euro-Asia, y al examinar
las secuencias descubrimos que cada uno de esos 8 genes en vez
de evolucionar al mismo paso que otros genes asociados, lo hicieron
3 veces más rápido que los normales de la influenza.
Esa evolución se dio hace unos 8 años y uno se
pregunta: ¿Por qué nadie lo había descubierto
o no se había manifestado antes?. Adicionalmente,
el doctor Gibbs señaló la presencia de genes de
la gripa humana así como material del huevo común,
utilizado en laboratorios para la reproducción. Sin embargo,
el director adjunto de la OMS, Keiji Fukuda, descartó
estas afirmaciones y aseguró que el virus tenía
un origen natural.
Antecedentes
Lo que pocos saben o recuerdan, es que no es la primera
vez que una gripe es asociada con los cerdos. En 1976 se extendió
una alarma por gripe porcina en Estados Unidos y cuyo origen
se focalizó en el Fuerte Dix del Ejército en New
Jersey; el gobierno reaccionó rápidamente con
la producción de una vacuna que se aplicaron 46 millones
de norteamericanos, luego de la invitación del presidente
Gerard Ford; unas 4.000 personas demandaron por efectos secundarios
por unos US$3.5 billones de dólares; dos tercios de las
demandas son por daños neurológicos, como el síndrome
de Guillain-Barré, y en esa ocasión la epidemia
solo ocasionó un muerto y 4 infectados que se curaron
rápidamente. |
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Son muchas las dudas
frente al manejo dado a la gripa A-H1N1. Menos de una semana
después de lanzarse la noticia al mundo, cuando en teoría
apenas se analizaba el nuevo virus, Mario Andrés Urán,
representante de Roche en el país, anunció en
los medios de comunicación que existía un medicamento
para enfrentar la enfermedad: Tamiflu; el 30 de abril de 2009,
pocos días después, el gobierno adquirió
400.000 dosis de Oseltamivir (Tamiflu) por $15.000 millones,
el total de los dineros aprobados solo 2 días antes (28
de abril en el decreto 1453) por la declaración de desastre
nacional para enfrentar la enfermedad. |
La decisión
del Ministerio no incluyó la adquisición de ninguna
unidad de Ralenza, el otro fármaco recomendado; la compra
se hizo pese a que el Tamiflu era cuestionado internacionalmente,
e incluso, el boletín de farmacovigilancia número
15 del Invima (diciembre 15 de 2006), mencionaba su relación
con efectos neuro-psiquiátricos, y según otros
análisis, podía producir arritmias cardíacas
e incluso aumentar la tendencia suicida. Un boletín anterior
del mismo Invima, señalaba que este fármaco no
ofrecía mayores beneficios frente a otros similares,
y que su utilización, como lo dice su registro sanitario,
era para acciones de prevención y profilaxis, pero no
como tratamiento.
Quienes ordenaron comprar 400.000 unidades de Tamiflu actuaron
convencidos por las predicciones catastróficas sobre
la enfermedad, como la advertencia del representante de OPS
en Colombia, Pier Paolo Balladelli, que anunció la posibilidad
de 7 millones de afectados en Colombia en 8 semanas. Ahora,
cuando la gravedad de la epidemia no fue la esperada, ¿qué
hacer con esas miles de dosis que se vencerán en 4 años?
¿Qué tan cerebral fue la compra? Hay una pregunta
lanzada por Observamed: ¿qué tanto se repite la
historia con la compra de 2 millones de dosis de la vacuna para
gripe A-H1N1?
¿Necesidad de la pandemia?
Las críticas actuales recaen en la rapidez con
que OMS declaró la pandemia, desconociendo uno de los
principios básicos para hacerlo: la gravedad de la enfermedad,
y no solo su dispersión geográfica; incluso el
Consejo Europeo inició una investigación al respecto.
Lo grave del asunto es que la medida generó un pánico
colectivo mundial. En Colombia, por ejemplo, los tapabocas se
agotaron en pocos días y las personas caminaban por las
calles con el rostro cubierto cuando no se había detectado
un solo caso en el país. Ante el panorama apocalíptico,
las empresas farmacéuticas recibieron la mayor tajada
y la siguen recibiendo: caso concreto es el aumento en el precio
de las acciones de Roche, empresa que produce y distribuye el
Tamiflu, y que ya habían aumentado cuando se anunció
la gripa aviar, que tampoco tuvo las connotaciones anunciadas.
Este tipo de pánico colectivo tiene un antecedente reciente,
también con la OMS. En mayo de 1997 se descubre en Hong
Kong el primer caso de un humano afectado por la gripe aviar:
7 meses después había 18 personas infectadas y
6 fallecidas. En febrero de 2003 un nuevo brote en Hong Kong
terminó con 2 casos positivos y una muerte; en 2005 la
OMS anunció que el número de personas que podría
morir por gripa aviar en el mundo era de 7.4 millones; en octubre
de 2005 se confirmó el caso de un loro en Gran Bretaña;
en noviembre, el presidente George Bush vaticina que en Estados
Unidos morirán 2 millones de personas; en julio de 2009
ya NADIE hablaba de la gripa aviar. En esa oportunidad, el gobierno
de Estados Unidos aprobó US$7.100 millones de dólares
para comprar medicamentos: en Estados Unidos a causa de la gripa
aviar hubo cero muertes, y en vez de los 7.4 millones de muertos
presupuestados por OMS, entre 2003 y 2009 sólo hubo 272.039
casos por año, mientras la gripa normal cobra medio millón
de muertes cada año.
Al declarar la pandemia de A-H1N1 se habían presentado
382 muertes en todo el mundo; sin embargo en el planeta mueren
cada año 2 millones de personas por malaria, 2 millones
de niños por diarrea, 10 millones de personas por enfermedades
curables como sarampión. ¿Se apresuró entonces
la OMS al generar una situación de pánico que
terminó beneficiando a unos pocos? ¿Quién
le volverá a creer a la próxima alerta?. |
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