Dentro del sector salud, se ha instaurado la costumbre de
esperar a que solamente instancias del Estado resuelvan -Ministerio
de la Protección Social, Superintendencias, Presidencia,
Congreso, secretarías de salud, estrados judiciales,
etc.-, generándose una dinámica pasiva y de
estancamiento. Por ser conexo con el derecho a la vida, lo
relacionado con salud es delicado, y requiere del acompañamiento
permanente de los entes de dirección y control, pero
también es cierto que buena parte de las dificultades
del sector son generadas por los propios agentes y que ellos
mismos pueden intervenir para prevenirlas y solucionarlas,
ya sea de manera individual o de manera colectiva, siendo
esta última la que tendrá más posibilidades
de éxito. La democracia supone que sus miembros no
sean sólo sujetos pasivos de orden.
Ante el inextricable estado del sistema de salud, se percibe
perplejidad por una gran mayoría de quienes participan
en él. A veces he creído que la situación
actual se parece un poco a la del sorprendido peatón,
que frente a la inminencia de ser atropellado por un vehículo,
no sabe que hacer: ¿Saltar? ¿Correr hacia delante?
¿Correr hacia atrás? En tanto, queda petrificado
y en estado de pánico, inmóvil ante la suerte
del desenlace.
Hacer nada también es una forma de facilismo, en la
cual la culpa y la solución son del otro, quedando
espacio solo para quejas y lamentos perennes. Entiéndase
bien que grandes problemas requieren de la intervención
sin duda del Estado, pero dificultades generadas por actitudes
y desorientadas posiciones de sus propios agentes, bien podrían
ser remediadas en buena medida por ellos mismos con el adecuado
acompañamiento que los aboque hacia una salida: operación,
contratos, definición de términos comerciales,
solución de controversias, mecanismos de comunicación,
aplicación de clasificaciones, iniciativa empresarial,
etc.
Aunque escasas, existen por fortuna iniciativas positivas
encaminadas a buscar acercamientos entre diferentes actores
del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS),
como algunas emprendidas por la Fundación Corona o
el Centro de Gestión Hospitalaria, encaminadas a dotar
de instrumentos que permitan una mejor relación entre
dos actores tan importantes pero tan históricamente
contrapuestos, como los aseguradores y los prestadores
de servicios de salud.
La Llave
En ese sentido y como un aporte al sector, quiero presentarles
el modelo de La Llave, una iniciativa en la que
importantes empresas de salud se han comprometido a buscar
soluciones para sus problemas de relación, con el ánimo
de proponer recursos que les sean útiles a ellos mismos
y que puedan convertirse en estándares futuros para
el sistema de salud. Entendiendo que la problemática
entre prestadores y aseguradores ofrece un universo de situaciones
que enrarecen su actividad, desde hace dos años y medio
un grupo de empresas -Promotora Médica Las Américas,
Susalud, Clínica Las Vegas y Clínica El Rosario,
de Medellín; Fundación Abood Shaio, Colmédica,
Clínica Palermo, Compensar, Colsánitas, Hospital
Universitario San Ignacio, Famisanar, Clínica Reina
Sofía y Clínica del Country, de Bogotá;
y Coomeva de Cali-, decidió conformar una instancia
permanente (1) de trabajo, orientada a solucionar dificultades,
cimentar CONFIANZA y edificar alianzas. El grupo es coordinado
por la ANDI, que desempeña un papel neutral y de ordenamiento
técnico.
Luego de una ardua labor de todo el año 2003, en la
que sus grupos directivos se reunían mensualmente en
largas jornadas de 2 días utilizando una metodología
específica para solución de conflictos e identificación
de compatibilidades, lograron identificar más de 200
proyectos de trabajo, que requerían de acciones coordinadas
y logro de arreglos para impactar en el costo de tran-sacción,
en la dinámica de sus relaciones comerciales, contractuales,
y en el futuro económico de las compañías;
igualmente, entendieron que aunque los aspectos de precio
son siempre importantes, había que des-tarifar
su diálogo para poder iniciar la búsqueda de
coincidencias y llevar a cabo ejecutorias, acordándose
entonces que la variable precios no sería
elemento de trabajo en el proyecto La Llave.
Posteriormente a la identificación de valores, al trazo
de una plataforma estratégica, al desarrollo de Misión
y Visión, se conformaron grupos técnicos especializados
para la ejecución de 5 proyectos, se asignaron presupuestos
y se definieron cronogramas de trabajo. Dos de esos proyectos
ya están terminados (Codificación de Glosas
y Modelo de Interlocución), tres siguen su proceso
de ejecución (Urgencias y Triage, MUPS Interfases de
Información), y este año se iniciarán
otros tres (Manual de Auditoria, Facturación y Admisiones).
El propósito de La Llave ha sido diseñar
mediante una metodología de participación, de
consenso, de evaluación técnica, financiera,
jurídica y operacional, instrumentos conjuntos que
les permitan una más eficaz gestión a sus integrantes.
Por la magnitud e importancia de algunos de estos trabajos,
desde mediados del año pasado el Ministerio de Protección
Social mostró su interés por evaluar las herramientas
desarrolladas, con la idea de verificar si éstas pudieran
ser aplicables al sistema.
Acuerdos
El perfeccionamiento de actividades de consenso, como las
que ejecuta La Llave, nos ha enseñado que
se requieren varios acuerdos sin los cuales no son posibles
logros significativos entre aseguradores y prestadores. Los
enuncio en el orden en que en nuestro caso se han venido presentando
-aunque a veces no es fácil definirlo y con seguridad
variarán con otro tipo de iniciativas-:
1. Conciencia de la existencia de problemas.
2. Reflexión acerca del impacto de esas dificultades
y del papel que sus organizaciones juegan en ellas.
3. Deseo genuino para la búsqueda de soluciones
4. Acceder al apoyo de una tercera instancia neutral, que
facilite que las partes se acerquen sin temores, que no tome
partido y que allane el diálogo.
5. Diálogo abierto y respetuoso.
6. Compromiso real de las partes: definición de equipos
de trabajo, de tiempos, de recursos.
7. Entender que las soluciones requieren inversiones.
8. Trabajo en equipo.
9. Desarrollo de una metodología para encontrar consensos
y de una estructura jerárquica para la solución
de divergencias.
10. Identificación de principios, valores y metas conjuntas.
11. Levantamiento sistemático de ayudas de memorias,
intercambio de documentos y distribución de información.
12. Entender las preocupaciones y realidades de la contraparte.
13. Identificar proyectos y programas de tipo pragmático,
no teórico, que tengan repercusión inmediata
en las organizaciones y en la relación comercial y
operativa de las partes.
14. Prever que los productos del consenso -instrumentos, manuales,
programas, etc.- puedan ser aplicables a todos los miembros
de La Llave, y que en un futuro puedan extrapolarse
a otros dentro del Sistema General de Seguridad Social en
Salud.
15. Contar con apoyo técnico para la definición
de líneas de gestión.
16. Desarrollo de un plan de trabajo que es aceptado y ejecutado
por todos.
17. Basar las discusiones en elementos técnicos.
18. Comprometer a toda la organización.
19. Respetar los diferentes estados de perfeccionamiento administrativo,
logístico, conceptual y las prioridades de las partes.
20. Interiorizar que los logros se obtienen cuando se respeta
un marco ético empresarial.
Como colofón, el grupo de empresas participantes de
La Llave ha descubierto que no solamente pueden
hacerse proyectos conjuntos con entidades que se han mirado
con recelo, sino que pueden progresar hacia el diseño
de alianzas de largo plazo. Algunos de los resultados de estos
proyectos serán publicados próximamente en la
página www.andi.com. co/cassa/ .
(1) En breve entrarán a participar otras instituciones
más.
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