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Entre perplejos
y desorientados frente al alto costo
Conrado
Gómez Vélez Especialista en salud pública
y en evaluación social de proyectos. Magíster
en ciencias políticas. - elpulso@elhospital.org.co |
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El
panorama de las enfermedades de alto costo en Colombia está
lleno de confusión y su manejo plagado de errores desde
el comienzo. Equivocaciones que obedecieron a la falta de conocimiento
de un modelo de salud que exige información precisa y
en grandes cantidades. Las primeras incongruencias pueden adjudicarse
a la curva de aprendizaje de un país pobre, que sin el
conocimiento ni el recurso humano calificado, se empeñó
en sacar adelante una reforma de salud a toda costa, sin gradualidad
y con muy poca disposición para oír recomendaciones
o críticas.
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| Sólo
ahora, luego de doce años, comenzamos a tener una idea
mejor de las enfermedades de alto costo. Lo irónico es
que apareció otro inconveniente, el del cabildeo (los
lobbyes): un enorme ruido sobre las decisiones que se deben
implantar. No hay duda por ejemplo, que el listado de enfermedades
de alto costo dejó por fuera cosas tan importantes como
la hemofilia, o que la reglamentación del reaseguro fue
un error de grandes proporciones. No obstante, en un ambiente
corporativizado como el Consejo Nacional de Seguridad Social
en Salud -CNSSS-, es difícil aplicar correctivos de fondo.
Si se revisan los Acuerdos de redistribución de las enfermedades
de alto costo del CNSSS, desde el 217 hasta acá, se encontrará
la mano de los grupos de interés por todas partes, empeñados
en su punto de vista y no en el del interés general. |
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Alto costo
no es una clase de enfermedad de la Clasificación Internacional
de Enfermedades CIE 10-. No es una denominación epidemiológica,
sino económica, importante porque la reforma dio un
vuelco a la manera de ver los problemas.
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Insuficiencia
Renal Terminal y Enfermedad Cardiovascular: de proporciones
aterradoras
La mirada limitada de las partes es justamente la que ha impedido
ver el problema de la Insuficiencia Renal Crónica Terminal
IRCT- y el de la Enfermedad Cardiovascular -ECV- en sus proporciones,
que son sin exagerar, aterradoras. La IRCT viene creciendo entre
12 y 15% por año durante la última década,
alcanzando 14.500 enfermos para 2006; la atención de
cada uno cuesta en promedio $30 millones al año, y contando
complicaciones e incapacidad, esta enfermedad exige al país
más de $500.000 millones anuales, que se incrementan
cada año en $80.000 millones, cifra suficiente para reestructurar
10 hospitales. Sobre la ECV no existe como en la IRTC un problema
económico tan visible, porque la mayoría de los
afectados muere, pero las causas tanto de la IRTC como de la
ECV son las mismas: la diabetes y la hipertensión arterial.
El panorama futuro de la IRCT tampoco es auspicioso. La tendencia
mundial es al crecimiento. Estados Unidos ya tiene una tasa
seis veces mayor que la de Colombia, mientras que otros países
latinoamericanos multiplican la prevalencia colombiana por tres
o cuatro. Para allá vamos.
El problema ahora no es ser leproso
sino costoso
La manera como estamos interpretando la IRCT es una
parte endeble, pero muy explicativa de cómo se ha dejado
de aprovechar el conocimiento epidemiológico. Para comenzar,
alto costo no es una clase de enfermedad de la Clasificación
Internacional de Enfermedades CIE 10-. No es una denominación
epidemiológica, sino económica, que no corresponde
a ningún sistema orgánico ni anatómico,
pero que cobra importancia porque la reforma dio un vuelco a
la manera de ver los problemas. Sale a flote porque las reformas
de los 90's y los 80's están concebidas sobre la idea
central del equilibrio financiero. Una perspectiva que suena
mal, pero que hace más congruente la salud con la política,
y que resulta opresiva cuando se vuelve la única forma
de ver las cosas. |
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Si se revisan los Acuerdos
de redistribución de las enfermedades de alto costo
del CNSSS desde el 217, se encontrará la mano de grupos
de interés por todas partes.
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Por
eso, porque ha cambiado la manera de ver la salud, ya hace mucho
que la lepra no le preocupa a nadie, pese a que fue durante
tres mil años lo más importante. Tampoco se da
mayor importancia al VIH-sida y peligrosamente menospreciamos
cosas como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo SARS-
y la gripe aviar, porque sus costos inmediatos no nos mueven.
Como decía en otra oportunidad, el problema ahora no
es ser leproso sino costoso. El sistema en su conjunto se enfoca
en el alto costo porque el manejo de esta variable le da viabilidad
a una aseguradora o la hunde, porque es lo que hay que auditar
cuerpo a cuerpo y lo que afecta la afiliación. Es también
el alto costo una nueva manera de segregación social
y riesgo ético, que exigiría reglas claras en
el manejo de la información, la historia clínica
y los pacientes.
Alto costo no es sinónimo
de desarrollo
La división de las enfermedades en unas de alto
costo y las demás, también distorsiona la política
pública, enfocándola en la repartición
de enfermos entre EPS. Para otros, el problema de las enfermedades
de alto costo es el precio y no su origen epidemiológico.
La meta es bajar los costos contratando más barato para
que haya para todos. Diálisis para todo el mundo,
Si se puede consumir a mas bajo costo, mejor. Romper
los monopolios y bajar los precios.
No falta a quienes la IRCT les parece una cierta clase de bendición.
Un hecho natural que ocurre con el desarrollo y el mejor acceso
a la cobertura de servicios. En afirmarlo, echo mano de algunas
conversaciones con varios consejeros y ex consejeros del CNSSS.
Para ellos, la IRCT es un síntoma de que el sistema de
salud ha mejorado y de que tenemos más servicios. Esta
no es una idea nueva y ni siquiera colombiana. Cuando se correlaciona
el ingreso per cápita y la tasa de pacientes con IRTC
en países latinoamericanos, por ejemplo, se encuentra
que a mayor ingreso mayor prevalencia de IRCT, como puede verse
en la figura siguiente: |
| Correlación
entre ingreso e IRTC Países de América Latina |
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| Luego
surge la idea simplista de que enfermedad renal es una señal
de desarrollo, porque aparece cuando se incrementan el ingreso
per cápita y la esperanza de vida. Lo que no se ha visto,
es que la causa de la IRCT es la mala calidad de los servicios
de salud. Hoy en día sabemos que el 26% de los pacientes
con IRCT tiene como enfermedad de base la diabetes. No hemos
entrado a revisar, por ejemplo, el problema de la transición
epidemiológica. Se piensa de manera lineal que los países
pobres vamos irremediablemente en el camino al desarrollo, que
hoy somos pobres y mañana simplemente seremos ricos.
Pero eso no es cierto. |
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El sistema se enfoca en el alto costo porque
el manejo de esta variable le da viabilidad a una aseguradora
o la hunde, porque es lo que hay que auditar cuerpo a cuerpo
y lo que afecta la afiliación. Es también el
alto costo una nueva manera de segregación social y
riesgo ético, que exigiría reglas claras en
el manejo de la información, la historia clínica
y los pacientes.
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| Nuestro
modelo económico está llevando a que algunos sean
ricos y muchos sean más pobres: por eso la pobreza no
se analiza con promedios. Una cosa parecida sucede con el perfil
epidemiológico; mirando los promedios nacionales, parece
que en conjunto y todos al mismo paso vamos hacia las enfermedades
crónicas, que estamos dejando las infecciosas, y naturalmente
que eso refleja lo desarrollados que somos. También suponemos
que la esperanza de vida creció para todos hasta 72 años.
Pero eso es falso. Las diferencias son enormes cuando se revisa
la esperanza de vida o el perfil epidemiológico por estratos
socioeconómicos o grupos vulnerables; las enfermedades
infecciosas y materno-infantiles no sólo no desaparecen,
sino que se concentran en los vulnerables. Las enfermedades
crónicas hacen también una aparición diferente
a la que hicieron en países ricos; el cáncer no
ocurre porque seamos opulentos, sino porque no hay acceso adecuado
en servicios preventivos de cáncer, como el de cérvix
y de otros como el de mama. La IRCT no ocurre porque seamos
ricos, sino porque tenemos poblaciones diabéticas sin
tratamiento o con tratamiento de a poquitos. Por
eso la enfermedad renal en los colombianos es en personas más
jóvenes que en Estados Unidos y que en todos los países
latinoamericanos reportados. Es decir, al mismo tiempo que hay
transición epidemiológica también hay contra-transiciones,
pero éstas no se ven en los promedios. |
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¿Qué ocurre
con la IRTC? Simplemente acumulación epidemiológica.
Las economías que hacemos negando la atención
en diabetes se suman en enfermedades como ECV e IRTC.
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Una
vez que el sistema de salud acumula recursos y se reforma, obtiene
una liquidez expresada en dineros frescos, pero, ¿que
hacemos con ellos? Los gastamos en diálisis. ¿Eso
es desarrollo? Lo que sucede es que se crean mercados y oportunidades
comerciales para empresas que pueden enfocarse en la fracción
de enfermedades crónicas que son más investigadas
en países ricos y en las que hay mayor producción
de patentes y productos innovadores, así como también
sucede en cáncer. Dicha atención se dirige a las
etapas terminales de las enfermedades y no a su prevención,
y esto lleva a cosas como la reciente puja por incluir medicamentos
para cáncer en el Plan Obligatorio de Salud POS-, sin
que éste incluya por ejemplo la atención integral
de la diabetes y la hipertensión arterial HTA- en el
régimen subsidiado, ni en los subsidios parciales. Por
eso llegamos a contradicciones como la de personas humildes
que nunca tuvieron una casa, ni educación, pero que si
obtienen en la última década de la vida tratamientos
de decenas de millones de pesos. No sé si esto es racional,
pero en todo caso suena paradójico.
¿Qué ocurre con la IRTC? Simplemente acumulación
epidemiológica. Las economías que
hacemos negando la atención en diabetes se suman en enfermedades
como ECV e IRTC. Se sabe perfectamente que el 30% de los diabéticos
tipo I harán IRTC, y que para evitarlo es preciso un
control exigente de la glicemia con unas tiritas de papel que
existen para eso, pero que no han estado en el POS. Aunque de
los diabéticos el tipo I es el 5 ó 10%, también
un número apreciable de los tipo II, hasta el 15%, pueden
hacer IRCT; para prevenirlo se requiere tratamiento continuo
e ínter-consulta temprana con el nefrólogo. Pero
como esas cosas no vienen en los programas de Promoción
de la Salud ni en el régimen subsidiado y menos en el
parcial, los pacientes llegan al nefrólogo para comenzar
la diálisis o para ver como se meten en la seguridad
social. Según la ENFRECII/1998, el 44,7% de los mayores
de 40 años nunca se había hecho una glicemia y
sólo 24,5% de los diagnosticados tomaban medicamentos.
Según el DANE, la diabetes fue la tercera causa de muerte
en el año 2000 en población de 45 a 64 años,
y la cuarta en 65 años y más. La HTA era a su
vez la quinta causa de muerte en 65 y más. |
No es sabio
brindar tratamientos de alto costo sin prevención.
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Para
atender la población adulta, el CNSSS estableció
en 2003 las metas mínimas de desempeño de los
programas de promoción y prevención de las EPS,
seleccionado pruebas como la creatinina en sangre, útil
para detectar al IRTC; sin embargo, luego se fijó que
las EPS podrían alcanzar una cobertura del 40% de los
adultos afiliados y que ello equivaldría al 100% de cumplimiento.
Finalmente se las evaluó empleando la consulta general
cómo parámetro trazador (no se valoró creatinina
ni uroanálisis), y naturalmente se concluyó que
el 83% de las EPS cumplían óptimamente y el 17%
en un buen nivel.
Luego, la cosecha de enfermos de IRTC que vemos es fruto de
la mala cobertura en la atención de diabetes y la HTA.
Los avances en una cobertura porque tenemos plata para pagar
la diálisis pero no diabetes, son dudosos. No es sabio
brindar tratamientos de alto costo sin prevención. Tampoco
parece válido que la culpa de la IRTC sea de unas multinacionales
que hay por ahí acusadas, porque cobran caro. Nosotros,
solitos y sin ayuda de nadie nos estamos enterrando el
cuchillo. Además, bajar los precios para darle
diálisis a todo el mundo en un país sumido en
la IRTC, tampoco parece algo prometedor. |
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Es urgente que se revisen
los contenidos del POS: protocolos que garanticen atención
a diabéticos e hipertensos, períodos de carencia
y todas las barreras de acceso en el régimen contributivo.
Además, tenemos mucho que investigar, porque apenas
entendemos lo que nos está pasando.
|
| Es
muy contradictorio, por ejemplo, que algunas EPS reclamen dinero
para atender sus enfermos de IRTC luego que durante años
no dispusieran de insulina de forma responsable. En esto de
la IRTC pasa como en la seguridad de los aviones: no son confiables
las compañías en quiebra porque quedan expuestas
a economizar en seguridad. Empresas como el ISS, que se gasta
la tercera parte de su UPC en pagar jubilaciones, está
muy expuesta a actuar de forma insegura, por lo que una pronta
intervención del gobierno es ineludible. Es urgente que
se revisen los contenidos del POS, tanto subsidiado como parcial,
sobre la idea de protocolos que garanticen atención a
diabéticos e hipertensos, de principio a fin, al mismo
tiempo que se debe analizar los períodos de carencia
y todas las barreras de acceso que hay en el régimen
contributivo. Finalmente, tenemos mucho que investigar, porque
apenas entendemos lo que nos está pasando. |
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