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Precisamente para
avanzar en ese camino de tener información al respecto,
el Cendex hizo un estudio denominado Usos y Gastos en
Salud en Colombia, en el que durante un año se
siguió el consumo de servicios de salud en una muestra
representativa de 4 municipios tipo: Bogotá como Metrópolis,
Manizales como ciudad Intermedia, Campoalegre como Centro
Subregional y Palermo, en el Huila, como Centro Local. El
estudio midió las condiciones de uso y gasto en salud,
comparándolas de acuerdo con las diferencias entre
los territorios, nivel de ingresos y vulnerabilidad social
de la población. Se siguieron 4.837 hogares en los
cuales, mes a mes y persona por persona, se midieron las variables
anotadas. En estas familias se incluyeron personas tanto afiladas
como no afiliadas a la seguridad social. El objetivo final
era medir, en las condiciones de aseguramiento contributivo
y subsidiado, cuál era la demanda y la utilidad final
que obtenían las personas, y cuál era su diferencia
con aquellas personas que no tenían ninguna afiliación.
Los investigadores concluyeron que existen diferencias significativas
en la utilización de servicios de salud (ambulatorios,
medicamentos, hospitalarios, pruebas y procedimientos), dependiendo
del tipo de municipio, la edad y el tipo de afiliación,
con tendencia a ser mayor en grandes ciudades y ciudades intermedias,
poblaciones menores de un año y mayores de 45 años.
Más importante aún, que la utilización
en la población afiliada al régimen contributivo
y subsidiado es 44% mayor en el primero, y 37% mayor en el
segundo, a la utilización encontrada en la población
no afiliada. Por otro lado, el gasto medio de bolsillo en
Bogotá en los afiliados al régimen subsidiado
durante el año era de $38.277, en el régimen
contributivo $75.593, y entre los que no tenían ninguna
afiliación $110.255 por persona año. Esto lleva
a un gasto familiar en salud de $156.935, $309.931 y $452,045,
respectivamente. El gasto en salud representa el 2% del ingreso
en la población más pudiente y el 7% en los
más pobres. Los mayores gastos por persona al año
de la población se dan en los servicios ambulatorios,
$25.120 en Bogotá, seguido de los gastos en medicamentos
$23.688, y por último $12.904 en servicios hospitalarios,
para un gasto promedio en la población de $61.712,
de los cuales $51.123 corresponden a gastos de bolsillo en
servicios pagados por fuera del sistema y $10.588 a copagos.
Estos resultados indican:
- El aseguramiento de la población, particularmente
el aseguramiento subsidiado está siendo muy eficiente
en la retribución a la población afiliada, hasta
el punto de que las diferencias entre las primas de aseguramiento
(UPC) y lo que las personas reciben en servicios es tan solo
de $5.600 en Bogotá. Sin embargo, estas diferencias
son algo mayores en los municipios pequeños, donde
parece no existir suficiente competencia en el aseguramiento
subsidiado.
- El balance para el régimen contributivo es mucho
más precario y la diferencia promedio entre el valor
de la prima y el retorno en servicios está en $121.300.
- La población no asegurada está sometida a
una doble condición de racionamiento: en cantidad de
servicios y en mayor gasto de bolsillo, lo cual lleva a que
en Bogotá tenga un balance promedio negativo por persona
de $101.281 al año. Esto debe hacer pensar sobre la
relación costo - eficiencia de la inversión
que la sociedad, a través del Estado, está haciendo
en subsidios a la oferta, que no se traducen en beneficios
para la población no afiliada sino que probablemente,
se quedan en el mantenimiento de estructura hospitalarias
burocráticas e ineficientes.
El director del Cendex, Fernando Ruiz, agrega que las evidencias
demuestran que las veces que en Colombia se ha tratado de
estudiar el equilibrio de la UPC frente al paquete de servicios,
se ha tropezado con un gran obstáculo, y es que no
hay suficiente información.
Dadas estas circunstancias, sugiere que no debería
excluirse ningún procedimiento ni medicamento del POS
hasta tanto no se haya revisado el equilibrio de la UPC sobre
dos bases: 1) Corrección del descreme del mercado,
consecuencia de la selección adversa de riesgos y,
2) Previsión del retorno efectivo en servicios hacia
el asegurado en el régimen contributivo, razones por
las cuales propone iniciar un análisis actuarial representativo
para determinar los desequilibrios existentes y los requerimientos
de ajuste, ya que sería impensable administrar o regular
un sistema de seguridad social del tamaño del colombiano,
sin la suficiente información, y crear además
una comisión reguladora con suficiente capacidad técnica
e independencia, y una estructura ligera, pero muy especializada.
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