Así fue como
nació en el Hospital, hace ya dos décadas,
la Clínica de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos.
Desde entonces, miles de pacientes han logrado mejorar su
calidad de vida, y sus familiares han aprendido a cuidarlos
y a manejar la situación de manera que el duro momento
de una enfermedad sea una oportunidad para resolver asuntos
familiares, fomentar la comunicación y aprender a
vivir el día a día.
Y es que en esta Clínica los pacientes reciben mucho
más que medicinas y análisis médicos,
la principal terapia consiste en el acompañamiento
y en la verdad, pues los enfermos y sus familiares tienen
la oportunidad de asimilar la situación, encontrar
una respuesta a sus inquietudes, recibir un acompañamiento
continúo y asesoría de un grupo interdisciplinario
conformado por un médico, una enfermera y una sicóloga.
Sensación
de alivio
Debido a la especialización del servicio de anestesia,
la atención del dolor agudo fue absorbida por esa
dependencia y en 1989 la Clínica de Alivio del Dolor
se dedicó exclusivamente a los pacientes con dolor
crónico de origen maligno, especialmente aquellos
que se encuentran en etapa terminal. Pero desde hace un
año, con la llegada de anestesiólogos y el
apoyo del departamento de fisiatría, se atiende nuevamente
a personas que padecen de dolor crónico no terminal,
es decir, pacientes que no presentan cáncer pero
que por tener constantemente migrañas o estar enfermos
de artritis, osteoartritis y enfermedades degenerativas
en general, requieren aprender a manejar su dolencia para
lograr vivir a plenitud.
Trabajo
gratificante
Oscar Velásquez Acosta, es el médico coordinador
de la Clínica de Alivio del Dolor hace más
de una década. Para él, su trabajo diario
es bastante gratificante porque no ve en sus pacientes personas
que van a morir y ya, sino seres humanos que requieren que
se les abra una puerta cuando la medicina y la ciencia ya
no tienen cómo ofrecerle la cura de su enfermedad.
"Es una manera humilde de enfrentar la enfermedad y
de ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida y
la de su familia hasta que fallezca", señala
el doctor Velásquez.
Por su parte, María Eugenia Cardona Gómez,
la enfermera que conforma este grupo de trabajo, indica
que su labor en la Institución ha sido un aprendizaje
constante, no sólo de la manera de cuidar los pacientes
sino también de las muestras de valor y de las actitudes
positivas que muchos de ellos asumen frente a la vida. Es
además la oportunidad de acompañar a estos
enfermos, pues según ella, las personas que llaman
a la Clínica se sienten bastante solas y en muchos
casos desorientadas.
Sobre su labor, la sicóloga Adriana Arroyave Bernal
señala que lo más importante es enseñar
a los pacientes y a sus familiares que el presente es hoy,
y que por ello es necesario solucionar ya las dificultades
emocionales y hasta económicas que se derivan de
una enfermedad terminal. "Los niños son parte
importante del proceso de atención a un paciente,
pues se busca que ellos entiendan que la muerte es un proceso
natural al que no se debe temer", manifiesta la sicóloga.
Cuidado
y compañía
Las citas para la Clínica de Alivio del Dolor se
piden telefónicamente y desde ahí el grupo
de profesionales evalúa si es pertinente o no que
el enfermo asista a una primera cita con su familia. Muchas
veces el paciente no conoce su verdadero estado de salud,
por ello este primer acercamiento se realiza en presencia
de todo el equipo de trabajo, quienes explican detenidamente
la situación a la persona y le indican cómo
van a acompañarlo desde ese instante.
Para las personas que tienen dificultades para desplazarse
por su gravedad, se programan visitas domiciliarias, también
se da atención telefónica a quienes viven
en otros municipios o requieren aclarar una inquietud de
manera inmediata.
Ser un espacio donde la limitación de la medicina
para sanar ciertas enfermedades no es el final de la atención
al paciente sino el inicio de un proceso de compañía
y cuidado permanente para mejorar su calidad de vida, es
el principal logro de esta Clínica donde el dolor
se transforma en esperanza.