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Durante el pasado
Congreso Sectorial de Salud de la ANDI, Thomas Bossert de
la Universidad de Harvard, dejó planteado que a lo
largo de estos años en Colombia se ha venido implementando
la reforma de salud, sin construir algunos necesarios controles
e instrumentos de gestión del sistema.
Particularmente, y luego de advertir que Harvard se ha alejado
estos últimos años de los acontecimientos del
Sistema General de Seguridad Social de Salud (SGSSS) de nuestro
país, observó que algunos aspectos fundamentales
para hacer funcionar bien cualquier sistema de salud en el
mundo, requieren de un Sistema de Información, el que
inexplicablemente, aún no tenemos; planteaba que es
muy difícil tener un Sistema de Información
que cubra de forma absoluta y total las necesidades de todos
los agentes del sistema, y que es imposible pretender que
todos se encuentren bajo la misma plataforma tecnológica,
pero que sí debe existir una cohesión entre
las diferentes bases tecnológicas de información
en función del desarrollo del sistema de salud. No
tener un sistema de información eficiente coloca en
riesgo a todos por varias razones:
- Falta de transparencia: La transparencia es primordial para
el adecuado funcionamiento de un esquema tan complejo como
el SGSSS. No tener información confiable, completa
y útil se convierte en la peor amenaza para lograr
con éxito las metas de salud que se proponen, pues
en un modelo corporativo como el nuestro en el que participan
miles de agentes, siempre habrá algunos que aprovecharán
el desorden y el desconocimiento para beneficio propio, pues
la información no se conoce, es manipulable, cualquier
conclusión puede ser puesta en duda porque sus bases
son incompletas, todo puede ser relativo o absoluto según
sea la conveniencia. En estricto sentido, no tener información
confiable es el mejor de los abonos para la corrupción,
la cual según lo ha expresado en varias ocasiones el
señor Ministro de Protección Social, doctor
Diego Palacio Betancur, se campea por el sector.
- Toma de decisiones equivocadas: Al no tener bases ciertas
para la toma de una decisión, queda al criterio particular
de algunos la toma de decisiones. ¿Cómo ajustar
la Unidad de Pago por Capitación (UPC), si no se conocen
bien las frecuencias de uso de todas las Empresas Promotoras
de Salud? ¿Cómo mantener la amplitud de los
planes de beneficios del Plan Obligatorio de Salud (POS) si
no podemos saber cuánto cuestan esos planes y no tenemos
actualizados estudios de carga de enfermedad? ¿Cómo
implementar medidas de salud pública si no conocemos
el perfil epidemiológico del país? ¿Cómo
tomar medidas de control si no se tienen medidos los estándares
de calidad de la atención de servicios? Estas e infinidad
de preguntas más, no pueden ser resueltas de manera
técnica y objetiva entonces, cuando no se tiene un
sistema de información.
- Desperdicio de recursos: Como dice el refrán popular,
"los errores se pagan con plata". Un incremento
tan importante en fuentes de recursos y en dinero como el
que ha tenido el sistema de salud colombiano, en ocasiones
ha sido utilizado en lo que no es prioritario, o se ha perdido
por la simple toma de decisiones equivocadas.
- Desconfianza: Cuando un actor del sistema no sabe con certeza
lo que sucede a su alrededor, cuando no conoce el comportamiento
de las principales variables que condicionan su actuar, cuando
percibe que algunos agentes sí conocen parcial o totalmente
la información a la que él no puede acceder,
cuando observa comportamientos que no entiende, entonces surge
la desconfianza. En un escenario así, la desconfianza
es un poderoso desestabilizador; entendemos pues la razón
de las difíciles relaciones entre aseguradores, prestadores,
proveedores, gobierno, profesionales de salud y usuarios dentro
del Sistema General de Seguridad Social en Salud.
- Incapacidad de reacción: Esta condición se
proyecta de diferentes maneras según sea el caso. Para
el gobierno y sus diferentes instancias se convierte en un
problema de direccionamiento y control, pues al no conocer
adecuadamente los indicadores del sistema, no puede hacer
los ajustes que corresponden, actuando de forma reactiva y
mediante supuestos, con la consecuencia lógica del
malestar político que ello acarrea. Para el caso de
los actores privados del sistema, sean aseguradores, prestadores
o proveedores, los riesgos del mercado, los riesgos económicos
y los riesgos técnicos se incrementan de una forma
tal que se hace peligrosa su operación, porque no pueden
aplicar correctivos eficaces y prontos. Para el usuario, el
último de la cadena, el hecho de enfrentarse con una
asimetría de información tan grande, significa
poner en riesgo no solo su salud sino su vida en muchos casos.
El anterior Ministerio de Salud realizó esfuerzos por
desarrollar indicadores que permitieran conocer la realidad
del sistema. Los Registros Individuales de Atención
(RIA) y posteriormente los Registros Individuales de Prestación
de Servicios (RIPS), hicieron parte de esa iniciativa que
nunca pudo culminar exitosamente. Su implementación
tuvo sucesivos inconvenientes y detractores. Algunos porque
consideraban que estaban diseñados de manera incorrecta
y que no aportaban la información necesaria, o porque
se pedía más de lo que las instituciones podían
aportar, o porque se enfocaban en información innecesaria
para el sistema; también se argüía que
la carga de la información estaba solo en cabeza de
los prestadores y que incorrectamente se ataba la entrega
de esa información al pago de sus servicios, lo que
claramente iba en contravía de la ley.
El asegurador o el prestador de servicios de salud, hoy debe
realizar innumerables reportes de todo tipo; también
estos informes los deben hacer a diferentes entidades y en
medios distintos. La consecuencia lógica se resume
en que la información que tiene el país con
respecto de los temas del sector salud es fragmentaria, no
confiable e incompleta, pues el esfuerzo integrador que debiera
obtenerse mediante un Sistema de Información aún
no se logra.
El Ministerio de la Protección Social se encuentra
en la actualidad en el proceso de calificación y elección
de los diferentes oferentes para desarrollar un Sistema de
Información para el Sistema de Salud, el cual se espera
tener en funcionamiento en 2 o 3 años. Se espera que
esta iniciativa tan necesaria al sector salud pueda llegar
a buen puerto y cumplir con las múltiples expectativas
de todos los actores del sector salud.
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