MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 240 SEPTIEMBRE DEL AÑO 2018 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com
M ás allá de los resultados en salud, que deberían ser el eje para la medición del éxito o fracaso de todo sistema sanitario, en Colombia la sostenibilidad del sistema, la suficiencia de los recursos, el flujo del dinero, y las pérdidas y ganancias financieras de los distintos actores han copado la discusión durante los últimos años. Cuando los prestadores hablaron de crisis se miró a las aseguradoras como las principales responsables, pero después cuando las EPS comenzaron a mostrar sus déficits, las explicaciones buscaron otras causas, y surgió una pregunta del millón: ¿Dónde están los recursos de la salud? El cuestionamiento dio lugar a foros y eventos académicos que trataban de discernir hacia donde podían irse los billones de pesos que anualmente se destinan al cuidado de la salud de los colombianos.
Si bien la pregunta sigue abierta, y pueden ser muchos los destinos, el primer boletín del SISMED da luces importantes sobre las ganancias de un actor que hasta ahora nunca se ha quejado de tener pérdidas en el sistema, y que por el contrario muestra un crecimiento constante.
El boletín del SISMED, publicado el pasado 8 de agosto, tiene como objetivo analizar el comportamiento de los precios de los medicamentos en Colombia entre el año 2008 al 2017. Para obtener la información utilizó como fuente de datos para este análisis el Sistema de Información de Precios de Medicamentos (SISMED), en el cual se reportan las compras, ventas y recobros de medicamentos de todo el país, y al cual están obligados a reportar todas las entidades pertenecientes al SGSSS que compren o vendan medicamentos, así como laboratorios y distribuidores mayoristas. Esta plataforma se desarrolló en 2006, cuando todos los medicamentos del país fueron incorporados al régimen de libertad vigilada.
El primer boletín SISMED muestra el total de ventas reportadas desde el año 2008 por laboratorios, discriminado tanto por canal institucional como comercial. Por canal institucional se entiende aquél en el que las transacciones son cubiertas con recursos públicos, mientras que el canal comercial corresponde a los medicamentos son pagados con recursos privados, o en otras palabras, distribuidos a través de farmacias de manera no institucional.
El informe muestra que en los años recientes se ha presentado un incremento de las ventas totales, y a partir del año 2011 en ambos canales, registrando un crecimiento del 86.92% entre 2008 y 2017, lo que equivale, en promedio, a un crecimiento anual del 7.2%.
En el canal institucional se pasó de un volumen de ventas de 3,1 billones de pesos en 2008, a un total de ventas de 6,20 billones en el 2017, un crecimiento de 98.28% nominal en el periodo, lo que representa un crecimiento promedio anual del 7.9%.
Por otro lado el canal comercial también tuvo resultados similares, con un aumento de ventas totales al pasar de 4 billones de pesos en el 2008, a 7,28 billones en 2017, lo que significa según el informe, una expansión del 75.93%, equivalente a 6.5% anual.
Resulta particularmente interesante observar que en un país donde supuestamente se cuenta con una cobertura casi universal, y unos planes de beneficios calificados como “amplios, la participación del canal comercial sea superior, con un 59.86% entre 2008 y 2017, mientras que el institucional tuvo una participación del 40.14%. en este punto será necesarios esperar informes de los años siguientes para detectar si la unificación de los planes de beneficios disminuye la brecha, de no ser así, habría que buscar las causas en otras razones.
Según el boletín SISMED en el año 2016, el medicamento con el mayor nivel de ventas fue Humira (principio activo adalimumab), cuyo titular es laboratorio Abbvie, con ventas por $105.58 mil millones en ambos canales. El segundo y tercer lugar, lo ocuparon los medicamentos Avastin (bevacizumab) y Herceptin (trastuzumab) de Roche, con un nivel de ventas de $100.95 mil millones y 86.89 mil millones, respectivamente, ya en el año 2017, los mismos tres medicamentos ocuparon los primeros lugares pero con incrementos en ventas: Humira, $112.65 mil millones, Avastin $111.70 mil millones, y Herceptin con $90.24 mil millones. Los tres son medicamentos biológicos y se utilizan por lo general para el tratamiento de cáncer de mama (Trastuzumab), cáncer de colon (Bevacizumab) y enfermedades inflamatorias (Adalimumab).
Ahora bien, al analizar el comportamiento de los cinco medicamentos con más ventas en 2017, Humira, Avastin, Herceptin, Mabthera y Enbrel, sus ventas totales fueron de $473.945 millones de pesos. En líneas generales las ventas de estos productos han presentado una tendencia creciente desde el 2007, con un cambio en el año 2013, que según el boletín SISMED refleja la implementación de la regulación de precios aplicando la metodología de la Circular 03 de ese año. En el caso de Avastin, se observa que desde febrero de 2015, momento de su lanzamiento, y diciembre del mismo 2015 sus ventas crecieron en 1.367%.
La tendencia creciente en ventas también se extiende a los titulares del registro sanitario de medicamentos en el periodo analizado, es así como se destacan los laboratorios Pfizer, Sanofi Aventis, Novartis y Roche. El Boletín SISMED muestra que Lafrancol fue el que presentó el mayor crecimiento en ventas entre 2012 y 2017, exhibiendo una expansión del 153.95%.
Otro dato que resulta interesante es que de los medicamentos que fueron lanzados en 2017, los que reportaron un mayor nivel de ventas en ese mismo año fueron: Keytruda (pembrolizumab), Darzalex (daratumumab) y Kovaltry (factor VIII), comercializados por los titulares Merck Sharp & Dohme, Janssen y Bayer respectivamente. Por su parte Keytruda, utilizado para el tratamiento de melanoma metastásico, fue el medicamento que alcanzó un mayor nivel de ventas a partir de su lanzamiento en 2017.
Finalmente el boletín muestra que las presentaciones comerciales con el mayor precio reportado en el año 2016 fueron lomitapide del laboratorio Valentech, Calcio Folinato del laboratorio Pharmachemie y Canakinumab de Novartis, con precios por caja (presentación comercial) de $123.55 millones, $50.00 millones y $31.02 millones, respectivamente.
En esta clasificación, el medicamento lomitapida del laboratorio Valentech continuó siendo el medicamento más costoso, con un precio de $126.00 millones. El segundo puesto lo ocupó el vedolizumab del laboratorio Takeda, seguido del treprostinilo del laboratorio United Therapeutics, con precios de $74.61 millones y $69.24 millones, respectivamente.
El boletín muestra también que la escalada en los precios de los medicamentos no se ha detenido a pesar de las medidas tomadas para su control. Para el 2017 el 52,55% de los medicamentos comercializados por laboratorios, incrementaron su precio más allá del IPC (4,09%) en porcentajes muy importantes. El promedio simple del incremento en el precio fue de 59,44% y presentaron una mediana de 18,75%. Entre los laboratorios titulares que más incrementaron sus precios, se encuentran: La Sante, Baxalta y Pisa, con aumentos de aproximadamente 66%, 60% y 52% respectivamente. El informe señala que estos incrementos corresponden al promedio simple de las variaciones de precios por presentaciones comerciales, es decir, sin ponderar por ventas.
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