MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 241 OCTUBRE DEL AÑO 2018 ISNN 0124-4388 elpulso@sanvicentefundacion.com
H ace un par de años, un grupo de líderes globales marcadamente intelectuales, que incluye 5 premios Nobel de economía, un Presidente de una República, un Ministro de salud en ejercicio –Alejandro Gaviria- y una decena de profesores de Universidades de amplia trayectoria – incluyendo a Jeffry Sachs, ampliamente conocido por su defensa de la tesis de acabar con la pobreza dentro de una economía neoliberal- firmaron una “declaración” para decirle al mundo que la guerra contra las drogas había fracasado.
Argumentan estos líderes que mientras hemos malgastado billonarias sumas en represión, los precios de las drogas siguen en descenso, la calidad ha mejorado y la diversificación parece no tener límites. Las cárceles están sobresaturadas de microtraficantes y de mulas, mientras las intervenciones en salud pública son relegadas a la categoría de permisividad y blandura. Y las violaciones a los derechos humanos se volvieron sistemáticas en el mundo entero.
En Colombia, un país eminentemente productor, habíamos avanzado. El propio expresidente Santos había participado de manera notoria en debates sobre tan complejo tema en la Asamblea de las Naciones Unidas. Pero tenemos un nuevo gobierno y el énfasis parece que regresa a la Guerra contra las drogas al Glifosato y al cálculo de las áreas cultivadas. A la penalización del consumo y los abusos contra los derechos humanos.
Pesa mucho sin duda el que el Presidente de los Estados Unidos sea un millonario, de aquellos que creen que son millonarios por ser inteligentes y por ser sabios. Que creen que pueden comprar hasta una presidencia de un país. Ya lo decía Greg Palast en su libro “La mejor democracia que el dinero puede comprar” . Pero si algo sabe un buen negociante es que en la guerra sí que hay mucho dinero.
Nuestro nuevo gobierno parece muy cómodo en sus relaciones con ese Presidente. Muy a gusto en el regreso a la guerra, aunque sepamos y sepan que es una guerra perdida. Al fin de cuentas el precio lo pagarán los adictos, los negros, los marginados, los pobres. No los políticos. Como tiene que ser, como diría, o habría dicho, Godofredo Cínico Caspa.
El énfasis en el uso del término “legales” obedece a que estos pacientes fueron convertidos en adictos gracias a las prescripciones de médicos que se dejaron convencer por una agresiva campaña publicitaria de una muy rentable empresa farmacéutica - PURDUE PHARMA- con la complicidad de la Food and Drug Administration –FDA- y del gobierno y demás autoridades de salud. Al final los dueños de Purdue Pharma son millonarios y como millonarios deben ser sabios. Y como muchos otros millonarios son reconocidos filántropos que financian causas sobre todo artísticas.
La historia es estremecedora. Parece de ciencia ficción. Una familia de empresarios emprendedores –el paradigma de la razón de ser del ser humano del orden del día- compra un laboratorio farmacéutico y lanza al mercado un par de productos muy exitosos. Primero el MST Continus y luego el Oxicontyn. Pero no fueron exitosos porque fueran útiles o porque fueran buenos. Fueron exitosos por la brutal campaña promocional sobre los médicos y porque, siendo productos de enorme capacidad adictiva, fueron autorizados para su comercialización sin restricciones. Morfina de venta libre.
Cuenta Patrick Radden –Periodista del New Yorker- que, en una campaña especialmente destinada a los médicos generales, estos dos productos exitosos fueron promocionados - y prescritos- para el dolor lumbar – de lejos la mayor causa de consulta médica en el mundo- para la cefalea, para los dolores musculares y para cualquier modalidad de dolor crónico no canceroso. Las preocupaciones de los médicos sobre el potencial adictivo de los opiodes fueron controladas gracias a un mecanismo muy en boga en nuestros días. Médicos prestigiosos publicando documentos y dando conferencias sobre la virtual ausencia de riesgos con estos productos. Médicos pagados por Purdue Pharma en lo que hoy se ha vuelto costumbre con o sin declaración de conflictos de interés.
La historia ha trascendido al nivel de inspirar una serie de TV. Mad Men. La historia de cómo el marketing carente de escrúpulos puede generar una epidemia de muertes por sobredosis. Mientras tanto, fueron necesarios años de presión de familiares de los fallecidos –curiosamente no de los médicos- para que en los Estados Unidos se impusieran restricciones a su uso y sobre todo a su promoción mentirosa y peligrosa.
De España nos llegan advertencias. Parece ser que PURDUE Pharma no se resigna a perder sus ingresos. Hay tanta filantropía por hacer. Así que a España están llegando campañas más sutiles, abogando por un mejor acceso a las terapias contra el dolor. Y hemos de esperar que lleguen también a los mercados emergentes. Tendremos que estar atentos al arribo de tales campañas en nuestro país.
Tel: (4) 516 74 43
Tel: (4) 516 74 43
Tel: (4) 313 25 23, Medellín