La frase aquella: "Mientras más
me decían cómo era yo, más me daba
cuenta de cómo eran ellos", parece repetirla
ahora el Partido Conservador. "Los mecanismos de la
vieja política que la doctora Noemí nos atribuye
a nosotros, son justamente los utilizados por ella",
manifestó desde la Dirección Nacional del
Conservatismo Carlos Holguín Sardi, al criticar lo
que ha llamado "búsqueda de adhesiones y de
votos por la puerta de atrás". Pero en los últimos
meses no sólo los "Conservadores con Noemí",
sino los llamados "Conservadores con Uribe Vélez"
han dado la ración diaria de espectáculo a
una prensa complacida en registrar los deslices de los infieles
y gustosa en armar titulares que rasgaran las más
irrigadas entrañas del conservatismo. Salían
por punta y punta de las páginas gruesos apellidos:
Gómez Hurtado, Valencia Cossio, Gómez Martínez...
y así, en medio de la división, de las acusaciones
de saboteos y de "raponazos" electorales, el doctor
Juan Camilo Restrepo Salazar fue elegido para representar
a su Partido. La verdad, "hay más candidato
que Partido", han dicho quienes destacan la estatura
intelectual del candidato al tiempo que reconocen las fragilidades
de un conservatismo extraviado. Desde su mayoritaria elección
como candidato oficial (con 5.219 votos frente a 78 de su
opositor) Juan Camilo Restrepo ha intentado ponerle buena
puntuación a los párrafos accidentados de
la historia conservadora y de su propia historia que, a
propósito, comenzó como escritor en las páginas
de El Siglo. Abogado de la Universidad Javeriana, nacido
en Medellín en el año de1946, con doctorado
en derecho administrativo (Universidad de París)
y con estudios de derecho económico (London School
of Economics), Juan Camilo Restrepo ha sido tan admirado
en su faceta académica como criticado en algunos
momentos de su extenso recorrido político. Ha sido
Ministro de Hacienda y Crédito Público, de
Minas y Energía, embajador, senador... Su grupo de
trabajo en la candidatura presidencial está conformado,
en materia de salud, por personas reconocidas, entre ellas
la ex ministra Sara Ordóñez Noriega. Los siguientes
son algunos comentarios sobre el sector. Los lectores podrán
encontrar, no sólo las propuestas, sino las críticas.
Y es ahí cuando de pronto se ve la espada y en la
punta, engarzados, corpulentos nombres propios.
Doctor Restrepo ¿cómo garantizar la estabilidad
financiera del Sistema de Salud?
Los supuestos económicos sobre los cuales se construyó
la Ley 100 no se dieron en la realidad. Este fue su primer
descalabro y se debe al actual asesor de la candidata presidencial
Noemí Sanín, el doctor Juan Luis Londoño,
quien como ministro de Salud hizo cálculos errados.
Otro de los culpables es el actual aspirante a la jefatura
del Estado, Alvaro Uribe Vélez, quien como senador
fue ponente de la norma y avaló unas proyecciones
de crecimiento económico muy difíciles de
cumplir y sin dejar salida de emergencia.
La ley 100, de norma imperativa sólo tiene el título.
La verdad es que una promesa incumplida.
Para enfrentar la actual crisis, lo primero es hacer una
proyección realista del presupuesto nacional y cancelarle
al sector salud lo que se le adeuda por el punto de solidaridad:
el pari-passu.
En segundo lugar, hay que sacar al Fosyga del presupuesto
nacional. Los recursos de la salud no pueden sufrir recortes
por otros déficits del Tesoro. Como tercer punto
clave, es urgente la transparencia en el manejo de los recursos,
fortaleciendo las instancias de información y acabando
la intermediación inútil.
El Estado colombiano tiene que desprivatizarse, porque dejó
de gobernar y se convirtió en contratista. En el
campo de la salud, tal situación es grave, ya que
instituciones como las Administradoras de Régimen
Subsidiado (ARS) son entidades nefastas, y donde más
clientelismo y corrupción se ha detectado.
En Colombia se está gastando en salud un porcentaje
del PIB que solamente es superado en el continente por Costa
Rica, pero buena parte de esos recursos no están
cumpliendo su finalidad.
Urge, en consecuencia, desprivatizar el Estado en materia
de salud, para que éste cumpla directamente las funciones
que le competen. Las tareas que correspondan al sector privado,
que las haga, pero no mediante contratos con el Estado,
sino cumpliendo a cabalidad las leyes que éste fije.
En ese orden de ideas, el primer tema a tratar es el de
las ARS, las cuales no tienen razón de ser.
¿Qué comentario tiene frente al déficit
en la cuenta de compensación? El mismo Ministerio,
luego del déficit de 113 mil millones de pesos en
el año 2000, ha reconocido que es preciso tomar decisiones
fundamentales porque, de no ser así, el sistema colapsará.
Este déficit existe, porque tanto las entidades públicas
como las privadas que manejan afiliaciones al régimen
contributivo, no están cumpliendo con sus obligaciones.
Mientras no se perfeccione el sistema de información
y existan controles reales sobre los aportes de los afiliados,
habrá desequilibrio en el Sistema. La cuenta de compensación
tendrá déficit en la medida en que las personas
de mayores ingresos no cancelen lo que les corresponde al
régimen contributivo o estén por fuera del
sistema. Se requiere un control real sobre los aportes.
Si las EPS no cobran por el POS obligatorio lo que cada
colombiano con capacidad de pago puede y debe cancelar,
el déficit se mantendrá. Hay muchos casos
de personas que informan ingresos muy inferiores a los que
tienen en realidad.
Otro aspecto a corregir tiene que ver con la doble afiliación,
lo cual está implicando que el Estado pierda miles
de millones de pesos anuales. Existen casos comprobados
en donde el Fosyga ha pagado a distintas EPS la compensación
por una misma persona. Recuperar esos recursos es prácticamente
imposible.
Para solucionar esta grave problemática en necesario
optimizar el Sistema Unico de Información, de tal
manera que en cualquier centro de atención médica
del país se pueda acceder de inmediato a una base
datos que permita establecer a cuál EPS está
afiliado el paciente y determinar que no está cotizando
en otra empresa. También se podrá saber si
la persona se encuentra al día en sus obligaciones.
Los regímenes especiales han contribuido al desbalance
de la cuenta de compensación. El caso de las universidades
públicas, señala el CNSSS, ha impedido este
año el ingreso de más de 10 mil millones de
pesos a la subcuenta de compensación del Fosyga.
¿Qué observación tiene frente a ésto?
Yo siempre he pensado que no debe haber privilegios y el
país sabe que cumplo (ejemplo claro lo que me sucedió
en Bucaramanga en el periódico Vanguardia Liberal).
No deben existir regímenes especiales en salud, como
tampoco colombianos de primera, segunda y tercera. En el
caso de las universidades, es doloroso ver que estas entidades,
las cuales se supone deben enseñar la solidaridad
e igualdad, hayan buscado un régimen privilegiado
para ellas. Todos los colombianos deben estar en igualdad
de condiciones dentro del Sistema de Seguridad Social, incluyendo
a los maestros y demás empleados públicos
que tengan regímenes de privilegio.
¿Es la cobertura de servicios, y la continuidad
de afiliación de la población más pobre
y vulnerable un hecho realmente posible?
Sí. Una de mis críticas a la legislación
actual, tiene que ver con que se haya empezado por darle
a las personas de menores ingresos el acceso sólo
a los servicios más baratos de salud. Yo creo que
lo primero que se debe garantizar es aquello que está
fuera del alcance del bolsillo. Todos tenemos con que pagar
una aspirina, pero no una radioterapia. Hoy, lamentablemente,
el Estado paga la primera, pero no cubre la segunda, y esa
deficiencia causa que la gente se muera. Se debe establecer
un mecanismo de selección rigurosa para identificar
de una manera precisa a las personas que tienen derecho
a Sisbén. Sólo así se evitará
lo que ha ocurrido hasta ahora, donde beneficiarios que
pueden y deben pagar al Sistema sus cotizaciones, reciben
atención gratuita sin merecerlo, quitándole
posibilidades de atención a los más pobres.
Intermediación innecesaria
¿Qué opina del difícil
flujo de recursos entre los diferentes actores del Sistema?
La abolición de las ARS solucionará en buena
parte el problema del flujo de recursos. Pero esto debe
ir acompañado de una mejoría eficaz en los
sistemas de información. Yo en eso coincido con lo
expuesto por la ex ministra de salud Sara Ordóñez
y el doctor José Félix Patiño: es muy
difícil manejar cualquier cosa si no se conoce.
Si no hay información, el flujo de recursos en cualquier
sistema se tranca. El uno pregunta si usted dio esos servicios,
para que el otro le pueda girar la plata, y como ese tampoco
sabe y no tiene idea de cómo llenar un formulario,
entonces, mientras éste último aprende a llenarlo,
el Sistema colapsa. En conclusión, hay que suprimir
muchos trámites.
Yo no creo que el Estado necesite intermediarios. Lo que
haga el sector privado, que lo haga directamente, y lo propio
se aplica para las instancias públicas. Los intermediarios
son la mayor fuente de corrupción.
Ahora bien, lo que realice el sector privado por delegación
del Estado, debe ajustarse a una reglamentación clara
y tener unos controles eficaces para evitar abusos contra
los usuarios. Yo creo en el sector privado, pero con estrictas
reglas y con vigilancia eficaz.
¿Podría enumerar otros ajustes que juzgue
imprescindibles frente a la Ley 100?
Yo creo que la ley 100 es buena en su filosofía pero,
repito, arrancó sobre unas bases económicas
absolutamente utópicas. Hay que ajustarla a la realidad,
quitarle lo que ya se sabe que no funciona, como las intermediaciones,
de que hemos hablado. También es necesario aclarar
quiénes son los que prestan servicios de salud y
con qué autorización. Es evidente que la legislación
en salud es una de las más grandes, complejas, confusas
y contradictorias. Solucionar esa problemática no
obliga tanto a modificar la Ley 100 en su totalidad, sino
fundamentalmente a precisar su interpretación vía
reglamentos, decretos y resoluciones del Ministerio y otras
entidades.
En conclusión, a la Ley 100 hay que hacerle ajustes
para privatizar lo que es privatizable, pero del todo; y
estatizar lo del Estado, pero también del todo. Si
se reducen las confusiones legales, los recursos alcanzarían
más. Dentro de esos ajustes legales, es necesario
crear un sistema que permita la cobertura a la población
que se encuentra desempleada, subempleada o con empleo informal,
que por el nivel de ingresos no califica para el régimen
contributivo, pero que tampoco cumple los parámetros
para estar en el régimen subsidiado..
Cierre de hospitales ¿Menos es más?
Los hospitales son herramientas fundamentales para curar
la enfermedad. Lo importante es que ésta se atienda
y bien. Por lo tanto debe haber una oferta hospitalaria
adecuada para que no se despilfarren los recursos de la
salud. Hay que garantizar las camas y la disponibilidad
de elementos curativos necesarios en todo el país,
pero no hay que tener elefantes blancos, que sólo
ocasionan gastos y son ineficientes. Se debe racionalizar
la prestación de los servicios de salud, modernizarlos
tecnológicamente. Todo lo anterior, para que los
recursos vayan a la salud, no a limpiar, barrer y tender
camas en donde no hay enfermos..
¿Qué piensa de crear incentivos para la
compra e incorporación de nuevas tecnologías
a la prestación de servicios de salud?
En materia de salud Colombia no es un país tecnológicamente
atrasado, estamos a la vanguardia en muchos temas. Incluso,
en algunos casos hay sobrecapacidad en equipos muy especializados
que no se usan. En ese orden de ideas, se debe propender
por racionalizar la utilización de estos equipos
de alta tecnología..
¿Cuál es su propuesta para controlar la
corrupción?
Como lo dije anteriormente, para mi la intermediación
innecesaria trae corrupción. La única manera
de acabar con esta última es con transparencia y
un buen flujo de información al interior del sistema.
Hoy por hoy no hay información confiable, sólo
hasta ahora se está montando un sistema creíble..
Financiación de atención de Enfermedades
Catastróficas ¿otra amenaza?
Yo no creo que atender las enfermedades llamadas Catastróficas
sea una amenaza. La amenaza es la enfermedad y no atenderla.
Como toda calamidad, ésta debe y puede ser asegurada
y manejada eficientemente dentro de unas grandes cifras.
Desgraciadamente cuando se discutió en el Congreso
el proyecto de ley sobre atención a enfermedades
de alto costo, no se mostraron realmente los riesgos que
se estarían cubriendo, el valor y manejo de este
aseguramiento. El tema se satanizó, perdiendo así
una oportunidad de llegar a un sistema de salud más
justo.
Más allá de la controversia entre el valor
y la eficiencia, lo que se debe garantizar, por encima de
todo, es el derecho constitucional a la salud, sobretodo
cuando se sufren enfermedades de alto costo.
En síntesis, para garantizar la justicia y equidad,
se deben buscar mecanismos que hagan viable la atención
en salud a las personas, tengan recursos o no. La posibilidad
de sobrevivir a una enfermedad, no puede depender de la
capacidad económica del paciente.
Reforma a la ley 60 ¿Beneficiará la salud?
La reforma a esta ley realmente tocó menos al sector
salud que al de educación. En cuanto al primero,
lamentablemente creó nuevamente una inconsistencia
al pasarle competencia en prevención y promoción
a la red pública de salud, sin pasarles la atención
de la enfermedad. En otras palabras, el Estado al tratar
de solucionar el tema de la promoción y prevención
en salud para los más pobres, lo que hizo fue crear
un híbrido que puede acabar de enredar el Sistema.
La solución estaría en dejar directamente
al Estado y sin intermediarios, todo lo relativo a la atención,
promoción y prevención en salud de las personas
que no tienen ingresos..
Pasando a otro tema controvertido, el de las fumigaciones
a los cultivos ilícitos, el Ministerio de Salud ha
reconocido "no tener estudios experimentales sobre
efectos en la salud de la aspersión aérea".
No obstante siguen las fumigaciones. ¿Qué
opina?
El Ministerio ha confirmado reiteradamente que no ha hecho
directamente tales estudios, ni tiene capacidad para realizarlos.
Es más, esa no es su función prioritaria.
La investigación sobre el impacto de las fumigaciones
le corresponde a entidades científicas, especializadas
y tecnológicamente bien dotadas, para que sus conceptos
sean confiables. La fumigación de narcocultivos es
un tema que tiene distintos matices, desde políticos
y sanitarios hasta científicos y militares. En lo
atinente a la salud, en los últimos debates en el
Congreso se presentaron distintas posiciones y conceptos
toxicológicos, la mayoría de los cuales coincidieron
en que las fumigaciones no afectaban de manera grave la
salud de las personas, sin desconocer, claro, que la exposición
de la piel, los ojos o las fuentes de agua a un químico
puede tener consecuencias.
Aquí lo importante es que se realicen estudios serios,
profundos, especializados, con gran trabajo de campo y apoyo
de tecnología de punta, para llegar a una conclusión
definitiva.
¿Qué perfil tendría su Ministro
de Salud?
Yo creo que el nuevo Ministro de Salud, al igual que el
de todo funcionario de gobierno, debe tener como primera
característica su compromiso de trabajar por el país
y su gente. La persona que coincida con los planteamientos
que he expuesto y se comprometa a cumplirlos, sería
mi Ministro de Salud.
¿Quiénes componen su equipo asesor en salud?
Sara Ordoñez, Julián Giraldo, Margarita Jaramillo
de Botero y Luis Ignacio Betancur.