MEDELLÍN,   COLOMBIA,   SURAMÉRICA    AÑO 5    NO 47   AGOSTO DEL AÑO 2002    ISSN 0124-4388      elpulso@elhospital.org.co






 

 

Exitoso trasplante de laringe abre paso al de tráquea
Olga Lucia Muñoz López Periodista, Medellín elpulso@elhospital.org.co

Estoy feliz... muchas gracias... amo mucho a mi esposa", fueron las primeras palabras de Marín Alonso Gaviria, un entrenador de caballos de 41 años, el tercer día después de ser el receptor del primer trasplante de laringe en Colombia y el segundo del mundo, en intervención efectuada en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín el 11 de julio pasado.
Esas primeras palabras de alguien que hacía casi un año había perdido la voz, junto con la capacidad de comer y respirar normalmente, fue el primer indicio positivo de la evolución acelerada del proceso de recuperación después del trasplante: se esperaba

que empezara a fonar después de la primera semana y lo hizo al tercer día, que empezara a respirar en forma normal hacia la tercera semana y lo hizo tres días después de la segunda semana, y ahora solo resta esperar menos de dos meses, para que empiece a comer por la boca y deje de ser alimentado por sonda.
Este proceso de recuperación es sumamente valioso en primera instancia, porque se ha podido devolver al paciente algunas condiciones para mejorar su calidad de vida; en segunda instancia porque demuestra la validez de la técnica médico-científica empleada, y en tercera instancia, porque demuestra el apoyo incondicional del Hospital Universitario San Vicente de Paúl a la investigación y el avance médico; no en balde, después de conocerse los primeros efectos positivos del trasplante, la noticia fue referenciada en medios de información de todo el mundo y el logro mereció incluso el reconocimiento del presidente de Colombia, Andrés Pastrana, quién en comunicación escrita exaltó este avance tecnológico, destacándolo como una hazaña humana y científica.
Diferencias con el primer trasplante
A diferencia del primer trasplante de laringe realizado el 4 de enero de 1998 en la Clínica Cleveland de los Estados Unidos, cuando el doctor Marshall Strome intervino a Thimothy Heidler para devolverle la voz perdida hacía 23 años en un accidente automovilístico, el segundo trasplante de laringe del mundo efectuado en Medellín presentó los siguientes avances: en primer término, la revascularización o forma de pegar los grandes y los pequeños vasos sanguíneos; en segunda instancia, se pegaron nervios y músculos que abren y cierran la laringe que en el primer trasplante no se habían pegado; y en tercer lugar, la aplicación de una dosis precisa de radioterapia a la laringe que se trasplantó, para evitar el rechazo, técnica que hasta ahora ha demostrado su efectividad. Esta aplicación de radioterapia fue una propuesta clínica de Luis Fernando Tintinago en 1997, antes del trasplante en Estados Unidos, y esa propuesta le valió incluso recibir el Premio Nacional de Medicina en Colombia, aunque apenas estaba empezando su fase de experimentación de trasplante de laringe en animales.
Otra diferencia con el primer trasplante, estriba en que este procedimiento es resultado del trabajo de investigación de un equipo de 23 personas coordinado por el cirujano de cabeza y cuello, Luis Fernando Tintinago, respaldado por la administración del Hospital Universitario San Vicente de Paúl, su grupo de trasplantes y su equipo de reconstrucción de laringes. Sin el apoyo de los 9 subgrupos de trabajo habría sido imposible realizar este trasplante, dice el doctor Tintinago, quién exaltó la labor del cirujano cardiovascular Fidel Cano; del jefe de Otorrinolaringología de la Universidad de Antioquia, Alfonso White, y del residente Byron López; de los cirujanos microvasculares Jaime Restrepo Espinal y Juan Fernando Lopera; de los anestesiólogos Juan Fernando Alzate y Gabriel Marín; y de la nefróloga Inge Elena Arango, quienes constituyeron el equipo quirúrgico básico de la intervención, pero cuyo trabajo fue apoyado constantemente por los radioterapeutas y un físico médico, el neumólogo, el patólogo, el inmunólogo, la rehabilitadora, tres enfermeras profesionales que han estado siempre pendientes de la atención especial del paciente, y en general, todo el equipo que hizo posible la intervención y el avance en el proceso.
Sin embargo, todo este esfuerzo puede irse al traste, si la justicia colombiana no aprueba una tutela que le garantice al paciente, más que el pago del procedimiento, que ya fue asumido por el Hospital, la continuidad en el suministro de los medicamentos que necesitará de por vida para garantizar el buen funcionamiento de la laringe trasplantada. El Hospital San Vicente ha invertido cerca de $100 millones en cubrir los costos del procedimiento, los médicos han entregado su capacidad de trabajo sin recibir pago y ahora se buscará respaldo internacional para continuar con las investigaciones y la realización de otros trasplantes. Los primeros contactos se han establecido con el Instituto Carlos III de España, para presentar esta iniciativa como un proyecto de investigación en cáncer, ya que uno de los grupos más beneficiados en el mundo pueden ser los más de 100.000 nuevos pacientes con cáncer de laringe en Europa cada año, los más de 10.000 en Estados Unidos y los más de 1.000 en Colombia; con la Organización Roche en Suiza, a la cual se le presentará un proyecto de reconstrucción de voz en pacientes con cáncer; con un Hospital en Sicilia, Italia, y con el Royal Marsden Hospital, de Londres.
Después de una exitosa intervención quirúrgica de 23 horas, ahora Martín Gaviria solo espera que la ley colombiana le garantice poder llevar una vida normal, porque su caso, como el de miles de colombianos, depende del visto bueno de un juez, ante el vacío en la legislación para pacientes como ellos, porque este tipo de trasplantes no están incluidos en el Plan Obligatorio de Salud. Sin embargo, suceda lo que suceda, ya se dieron los primeros pasos para devolverle sus funciones normales de hablar, comer y respirar, lo que además ha abierto la puerta de la esperanza para los pacientes que tienen afectada su tráquea, porque los avances del trasplante de laringe ya le permiten al doctor Tintinago asegurar que en el primer semestre del año 2003 realizará este procedimiento, más complejo y más riesgoso para la vida del paciente.
Preámbulo al primer trasplante de tráquea en el mundo
Con un porcentaje de éxito superior al 60% en el trasplante de laringe, ya se puede hablar de que se ha cumplido con este requisito previo, para pensar ahora en la posibilidad de realizar el trasplante de tráquea. Ya se tienen además, gran cantidad de pacientes, que han sufrido intubaciones en las Unidades de Cuidado Intensivo, en donde al mantenerlos varios días sujetos al respirador artificial, se les fibrosa la tráquea (se les pega completamente); aunque a muchos pacientes se les hace cirugía de reconstrucción, algunos quedan sin tráquea completamente y pasan el resto de sus vidas conectados a tubos artificiales, lo que deteriora su calidad de vida. Otros pacientes serían los que han sufrido estenosis, que se les ha quemado la laringe o la tráquea por una quemadura.
El grupo investigador del Hospital Universitario San Vicente de Paúl aspira a realizar el primer trasplante de tráquea que se practique en el mundo, porque el trabajo conjunto siempre se ha encaminado a tener la capacidad para realizar trasplantes de cualquier parte de la vía aérea y digestiva, para devolver a los pacientes las funciones normales de cualquier ser humano, de respirar, hablar y comer al igual que sus congéneres.
Ya se han hecho avances importantes en la fase de experimentación y en muchas cirugías de reconstrucción, y la técnica es muy similar a la del trasplante de laringe; en el mundo no se ha hecho el primer trasplante de tráquea, porque no se conocían muy bien los territorios vasculares de la misma (logrados a base de pegar pequeños y grandes vasos), pero al pegar estos vasos de manera funcional en el trasplante de laringe, se abrió la luz para el de tráquea. El equipo de trabajo sería básicamente el mismo del trasplante de laringe con el concurso de unas dos personas más y el apoyo económico para continuar adelante con las investigaciones; se depende entonces, no solo de la buena disposición del Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín, sino del apoyo financiero necesario para desarrollar este trabajo que ya ha mostrado sus primeros buenos resultados.
 



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