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He leído con gran
satisfacción la biografía inédita del
profesor Antonio Ramírez González, Ex Director
de nuestro Hospital Universitario San Vicente de Paúl
de Medellín, catedrático e investigador, además
de visionario e innovador de la ciencia médica antioqueña.
Con su anuencia transcribo un fragmento que considero fundamental
como reflexión, debido a los difíciles momentos
que viven actualmente las fundaciones e instituciones que
prestan servicios a la comunidad indigente, con riesgo de
intervencionismo de intereses individuales o grupistas y,
por qué no decirlo, politiqueros.
Los siguientes son apartes del texto del Doctor Antonio
Ramírez González:
"Según opinión de los expertos jurídicos,
las fundaciones de orden privado, sin ánimo de lucro,
no podían ser enajenadas por el Estado, a la luz
de la Constitución Colombiana. Pero los funcionarios
de la Secretaría, cuota política de algún
directorio, y algunos círculos universitarios empecinados
en enconada lucha por el poder, festinaban pronto esa subyugante
vinculación que incluía un total de 1.800
trabajadores, entre médicos, paramédicos,
auxiliares y muchos otros oficios. Y lo más importante,
un ingente patrimonio con grandes recursos propios aportados
por, y pertenecientes a la comunidad, serían presa
de esa idea y de un manejo politizado y de poca experiencia
en el área.
Esta benemérita institución que por más
de sesenta años había servido a la comunidad
a título de caridad, según la portentosa visión
de Don Alejandro Echavarría quien, cuando Medellín
tenía escasos sesenta mil habitantes, había
creado un Hospital de mil camas, no podía ser objeto
de rebatiñas clientelistas, ideológicas o
personales. Acababa de sentirlo en persona cuando a mi oficina
de la Dirección llegó un senador de la República
a decirme que en el Congreso se tramitaban unos auxilios
para el Hospital y que él estaba muy atento para
gestionar un pronto resultado. Pidió datos e informes
y me visitó dos o tres veces. A poco empezaron a
llegar tarjetas de recomendación para que el Hospital
nombrara los recomendados en distintas posiciones. Como
no precisábamos de personal, hicimos caso omiso de
esas tarjetas y el senador no apareció más,
ni hubo ningunos auxilios".
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La Aporía
de los
embriones sobrantes
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Aporía:
razonamiento que presenta dificultades lógicas no superables",
nos dice el diccionario. Pues bien, algo así como una
sin salida, para entenderlo mejor. Es a una sin salida, a una
situación de absurdo -absurdo por demás particularmente
aterrador- a lo que conduce la instrumentalización del
ser humano, cuyas consecuencias son de gran envergadura. Cuando
por diversas vías, la condición del ser humano
se reduce a la de un "objeto" sobre el cual se pretende
tener dominio, se le despoja de su dignidad intrínseca
y ocurren entonces todas las fatales consecuencias de deshumanización
que confirmamos iterativamente con cualquier noticiero de actualidad.
Quizá sea uno de los niveles más profundos de
barbarie, aquel en el cual las sociedades han permitido legalmente
la instrumentalización y la degradación de algunos
de sus miembros, olvidando el conocido imperativo kantiano:
el hombre es fin en sí mismo, nunca medio. No es otro
el problema de la degradación de la existencia de quien
ha sido privado brutalmente de la libertad, por medio de la
intimidación o de la fuerza física, como ocurre
en el secuestro.
No obstante, el uso de la tecnología médica y
de los conocimientos en manipulación embrionaria, también
nos ofrece múltiples ejemplos de lo que acontece en este
proceso de degradación de lo humano: no se trata sólo
de las recientemente debatidas consecuencias de la clonación
de humanos, se trata, aunque ahora llame menos la atención,
de las mortales consecuencias de técnicas que están
de moda en el mundo, desde años atrás.
En las tecnologías de reproducción asistida (fertilización
in vitro y transferencia de embriones, FIVET) opera una dinámica
intrínseca de dominio y de muerte selectiva. Son conocidos
los problemas planteados por los embriones "sobrantes",
una de las realidades de estos procesos, de las cuales -muy
comprensiblemente- los difusores, tecnócratas e inversionistas
involucrados en ella, menos hablan. Se entiende que se refieran
poco a ello, pues están, ellos y sus clientes, ante una
verdadera "aporía", un problema sin salida:
no debemos dejar en el olvido que en el Reino Unido en 1996,
fueron "descartados" 3.000 embriones humanos, debido
al cumplimiento de los términos prescritos por un mandato
legal que impedía su mantenimiento por mayores períodos
de tiempo en condiciones de crío preservación...
En diversos centros del mundo, dedicados a la industria de la
FIVET, se ha intentado evaluar el efecto de estos procesos de
decisión sobre los embriones "sobrantes" en
las parejas involucradas. Por ejemplo, en un estudio sueco reciente
(Acta Obstet Gynecol Scand 2001; 80:849-855) , se le presenta
a los padres dos opciones ante los embriones "sobrantes"
de la fertilización in vitro: usarlos o desecharlos.
No se menciona en dicho documento científico que los
padres no son propietarios de sus hijos. Tampoco se aclara la
mentalidad materialista y cientificista en la cual se enmarcan
sus conceptos. Se introduce la sutileza de diferenciar entre
"desechar" y "usar", como si con la primera
acción no se optase también por una salida utilitarista:
desechar es enviar a la basura aquello que no se halla útil.
En este caso, destinar a la muerte, de modo deliberado, voluntario,
sabiendo qué es lo que se hace, a unos embriones humanos.
El uso que se da a lo que se desprecia.
Consecuencias de la negación de Dios, único Creador.
Al ser negada esta Suprema Realidad, una nueva realidad hace
presencia, la de quien imagina ser superhombre y se dedica (invocando
diversos pretextos, en este caso el progreso tecno-científico)
a la eliminación de quienes autocráticamente han
sido calificados como si fuesen subhombres o infrahombres, los
embriones "sobrantes".
No es esto otra cosa que la aparición, contundente, aterradora
y escondida tras los velos del dominio tecnológico, de
una realidad dura, oportunamente denunciada ante todo aquel
que quiera escucharla: son los campanazos atronadores de la
contra-cultura de la muerte que se anuncia.
Los medios de comunicación se refieren a ello, de modo
más o menos "light". Se espera a que pasen
las tormentas de unas semanas posteriores a los anuncios de
cada nuevo "avance", pero no se llama la atención
sobre lo que en verdad acontece desde tiempo atrás: la
aporía de la instrumentalización del ser humano.
Otra expresión de terrorismo, una más, entre tantas.
*Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética
-CECOLBE-
*Cada autor es responsable de sus conceptos. |
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La ASOCIACIÓN MÉDICA
COLOMBIANA -AMC- ante la expectativa creada por la fusión
de los Ministerios de Trabajo y Salud programada por el
Gobierno que asumirá el próximo 7 de agosto.
MANIFIESTA
Al gobierno nacional que inicia su gestión el próximo
7 de agosto, a la comunidad médica y a la opinión
pública, la preocupación de sus afiliados
ante la disminución de autonomía que representa
volver a la etapa anterior a 1946, cuando el Ministerio
de Trabajo, Higiene y Previsión Social, hubo de ser
dividido ante la enorme carga técnica exigida por
los avances de la preservación de la salud y los
nuevos y dificiles conceptos laborales que requerían
su atención individualizada.
En los momentos difíciles que afronta la Nación,
cuando sufre la peor crisis de la salud de toda su historia
manifestada por:
a) El cierre o la quiebra financiera de los principales
hospitales del país.
b) La cobertura en salud de la población mas necesitada,
que en la actualidad no sobrepasa el 50%.
c) La ausencia de calidad, eficiencia y eficacia de los
servicios prestados.
d) La disminución de las cifras y niveles de vacunación
y el aumento creciente de las enfermedades de interés
en Salud Pública, situaciones controlables con políticas
y planes de salud ejecutados desde un Ministerio de Salud
fortalecido con visión científica y técnica.
e) La insatisfacción y el desánimo de un profesional
en salud mal remunerado, rutinizado, limitado en sus libres
determinaciones, convertido en operario a destajo sin capacitación
y actualización, sin seguridad social y sin aliciente
profesional técnico o económico de ninguna
clase.
f) La proliferación incontrolada de Facultades, Escuelas
e Institutos Técnicos en Salud que lanzan al mercado
un número incalculable de jovenes profesionales que
vendran a engrosar la "mano de obra barata" necesaria
para alimentar el Sistema.
g) El fenómeno ajeno al Sistema de Salud, pero no
por ello menos evidente, de la imposibilidad actual de llevar
Salud a los territorios dominados por el conflicto que nos
envuelve y nos ahoga cada vez con mayor despliegue de agresión
e irrespeto a los derechos fundamentales del ser humano,
y que hace cada vez mas ardua y compleja la labor que a
nuestro juicio debe ser desempeñada desde un Ministerio
de Salud altamente técnico, de la mayor jerarquía,
con amplio respaldo gubernamental y social, y dirigido y
manejado por los profesionales mas capaces en tan delicada
materia.
Ante los hechos enunciados, la AMC por su naturaleza, ha
estudiado a fondo el desarrollo del actual Sistema de Seguridad
Social en Salud y ha expuesto sus ideas y sus propuestas
de solución, plasmadas en el Documento de Chinauta
y en múltiples foros en los que ha tenido oportunidad
de debatirlas con las autoridades de salud y el Congreso
de la República.
La AMC ante la comunidad médica, la opinión
pública, y el Gobierno Nacional, reitera su actitud
histórica y estatutaria de contribuir con su aporte
intelectual y su experiencia al análisis y solución
de las múltiples fallas del Sistema, observadas a
lo largo de los nueve años transcurridos desde su
implantación en Colombia, actitud que esperamos sea
tenida en cuenta por los funcionarios del Gobierno que inicia
su gestión.
Cordialmente,
Junta Directiva Nacional
ASOCIACIÓN MÉDICA COLOMBIANA
Gilberto Rueda Pérez
Presidente
Bogotá, julio 17 de 2002
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