MEDELLÍN, COLOMBIA, SURAMERICA No. 259 ABRIL DEL AÑO 2020 ISNN 0124-4388
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Desde el 6 de marzo cuando se notificó el primer contagio por coronavirus en Colombia, solo bastaron 25 días para que fuera necesario declarar la fase de mitigación de la pandemia, lo que en otras palabras quiere decir que los nuevos casos detectados se han salido de las cadenas de seguimiento y podrían considerarse como autóctonos.
Si bien esta evolución estaba prevista y el gobierno nacional ha declarado que era natural llegar en algún momento a esta fase, lo que también es cierto es que el país entró a una etapa de expansión y que a partir de ahora es cuando de verdad se pondrán a prueba todas las capacidades del país para luchar contra el Covid-19, y si bien las medidas de contención continuarán vigentes, serán los procesos de atención los que comiencen a asumir la mayor relevancia.
El ministerio de salud y protección social, dentro del cumulo de disposiciones emitidas para enfrentar la pandemia, preparó un documento con los lineamientos para la prestación de servicios de salud durante las etapas de contención y mitigación de la pandemia por Sars-Cov-2, que busca organizar la prestación de los servicios de salud en los ámbitos ambulatorios, domiciliarios, hospitalarios y de urgencia en el marco de la pandemia, así como establecer las fases y acciones para responder a ella por parte de cada uno de los actores del SGSSS, en el marco de sus competencias.
El documento era absolutamente necesario, sin embargo diferentes expertos y organizaciones de la salud en todo el país han señalado algunas inquietudes sobre sus contenidos, que más que críticas, buscan aportar en la construcción de un mejor plan para que como país se pueda enfrentar la pandemia con las menos pérdidas de vida posibles y utilizando de manera óptima los recursos disponibles.
Un cuestionamiento de fondo es la insistencia del gobierno en mantener tanto el sistema como la atención fragmentadas al trasladar las responsabilidades a las EPS. Si bien es cierto que no se puede cambiar el SGSSS en este momento, la actual situación por extraordinaria debe afrontarse como una especie de excepción partiendo de un mando unitario, un destino único de los recursos, no se debería por ejemplo continuar con la división de un talento humano respondiente ante una EPS, o división de los insumos, los esfuerzos deben ser para todo el país.
Diferentes salubristas han declarado que ante una pandemia no se puede actuar igual que siempre, y en esa medida los lineamientos se limitan a aspectos obvios dentro de la lógica del aseguramiento, pero no frente a la magnitud del potencial problema. Por ejemplo se debería hablar de una Red de Atención Única Nacional, sin separaciones en redes de cada EPS, como señalan los lineamientos. Asimismo se olvida que al estar ante un tema de salud pública las decisiones se deberían centrar en una rectoría fuerte desde donde se direccionen todas las acciones, se direccionen pacientes, etc. esta visión se ha aplicado en países europeos donde incluso han nacionalizado temporalmente todos los servicios para atender la pandemia, en Colombia, se podría pensar en una toma estatal de control del sistema de manera temporal.
Y es que aunque muchas EPS han mostrado cierta diligencia activando servicios de atención domiciliaria, aplicaciones para autorizaciones, y campañas en medios invitando a la prevención, la verdad es que en sus líneas telefónicas no responden las llamadas, problema eterno que ahora se ha agudizado, dejando a los afiliados un poco al garete, y si bien algunas han implementado modelos de teleasistencia, sigue faltando oportunidad en aspectos cruciales como la entrega de medicamentos, la atención domiciliaria, la toma de muestras, entre otras.
Y es que mantener la estructura de gobernanza en cabeza de las EPS permite que subsistan situaciones que en las actuales circunstancias deberían ser inaceptables, como que los pacientes que acuden a determinado hospital se choquen con la falta de un contrato y se limite su atención.
Otra crítica que ha surgido es el débil papel y responsabilidades asumidas por las ARL, las cuales están desaparecidas frente a la pandemia cuando deberían estar presentes y muy activas asumiendo liderazgo en los puestos de trabajo del personal de la salud, pero también en todas las empresas y actividades que al estar excepcionadas de la cuarentena, continúan trabajando, y así cumplir un papel fundamental para evitar nuevos contagios.
Sin embargo el componente donde más se observaría la fragmentación es en el lineamiento que le ordena a los municipios adelantar la vigilancia epidemiológica, pero ¿y los recursos para hacerlo? Hasta ahora los anuncios de giro de recursos para atender la emergencia se canalizan hacia las EPS y hasta cierto punto a algunas IPS, pero los entes territoriales, ante todo los de categorías 4, 5 y 6, difícilmente cuentan con los dineros suficientes ni la capacidad logística para adelantar la tarea de vigilancia epidemiológica, pero además se les pide garantizar la infraestructura y el talento humano necesarios, pero nuevamente: ¿pueden hacerlo los municipios pequeños? y acá la crítica es que el financiamiento no puede ir todo a las EPS donde además la figura de facturas y glosas no puede funcionar como hasta ahora.
La atención de la pandemia en los territorios debe ser resultado de la articulación de las decisiones entre municipios y coordinada con toda su subregión. Asimismo se ha propuesto desde diferentes sectores que las regiones deben tener un cuadro de mando único desde donde se coordine entre otras cosas la investigación epidemiológica.
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