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El equipo de rehabilitación del Hospital San Vicente Fundación trabaja conjuntamente en la implementación del uso de una máscara termoformada de alta temperatura, como otra forma de manejo de las cicatrices en áreas especiales, como lo es en este caso el rostro de los pacientes que han sido víctimas de quemaduras.
Este proyecto se basa en una técnica aprendida en los entrenamientos realizados por Médicos por la Paz (Physicians For Peace), organización estadounidense que proporciona educación en países en vía de desarrollo, y cuyo principal eslogan es “enseñar a uno sanar a muchos”. Los primeros acercamientos para el entrenamiento se dieron en el año 2016, en el marco del Primer Encuentro de Unidades de Quemados de Colombia, allí la terapeuta física, Liliana Arango, y la cirujana plástica Ana María Salinas, vieron una oportunidad para ser aplicada en el país, y desde ese momento se abrió la puerta para continuar con un proceso de entrenamientos.
En el II Encuentro de Unidades de Quemados de Colombia, realizado en Popayán en el año 2017, se profundizó acerca del “posicionamiento de los pacientes quemados y de la elaboración de unas máscaras transparentes, que ayudaran en el proceso de cicatrización de las quemaduras en el rostro, que fueran de segundo grado de profundidad en adelante, y por cualquier agente causal: llamas, líquidos o ácido”, indicó, Luz Ángela Calderón Calderón, Terapeuta Ocupacional.
“Como consecuencia de esa capacitación nosotros vimos y aprendimos que se podían utilizar diferentes materiales para la elaboración y el diseño de las máscaras; desde allí el grupo de terapeutas se interesó por ver qué viabilidad había, para poder realizar estas máscaras aquí en nuestro medio”, afirmó, Juan Carlos Parra Peláez, Jefe del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación.
También, en este mismo año, se recibió a una paciente con quemaduras en el rostro causadas por ácido y se tomó la decisión de comenzar el proyecto con su caso, gracias a “una donación de una lámina de material termoplástico transparente de alta temperatura (PEGT) que Médicos por la Paz realizó al Hospital en el II Encuentro de Unidades de Quemados de Colombia, realizado en el año 2017”, agregó, la terapeuta ocupacional.
Para la fabricación de la máscara hay que elaborar dos moldes: uno negativo y otro positivo; primero se tiene que hacer una preparación en la piel del paciente para protegerla “se aplica y se cubren con vaselina las cejas y pestañas para que cuando se aplique el material para construir el molde negativo en el rostro con yeso y se extraiga, no se vayan a desprender”, aclaró, Luz Ángela. Además, explica que en este primer proceso se realiza la impresión y el moldeamiento del rostro del paciente con el molde número uno (negativo).
Llegados a este punto, la terapeuta describe que “se prepara yeso en polvo y se vacía en el molde negativo, luego se deja secar y después de 4 o 5 días lo desprendemos y nos queda el molde positivo; seguidamente se pulen los abultamientos que generan las cicatrices de los pacientes con unas herramientas para esculpir cerámica y se lija”, añadió. En un tercer momento, se lleva la lámina termoplástica a un horno hasta que el material obtenga una consistencia blanda, lo cual lo hace mas fácil para su manipulación y adaptación sobre el molde positivo de yeso.
Según Luz Ángela Calderón, este material transparente tiene un diseño biomédico al estar elaborado con materiales biocompatibles con las características especiales para una piel quemada, la cual es mucho más frágil y sensible.
Por su parte, Liliana Arango Gaviria, fisioterapeuta del Hospital San Vicente Fundación, explica la función que ejerce la máscara en el paciente, “es hacer presión para que las cicatrices no vayan a generar queloides o no vayan a provocar una cicatriz hipertrófica”. Asimismo, expresa que con este desarrollo se puede lograr un proceso más adecuado y eficaz en el paciente, sobre todo en una parte tan importante como el rostro.
Asimismo la fisioterapeuta explicó que esta máscara es “más que todo de utilización ambulatoria y no hospitalaria, se emplea al alta y se empieza a hacer un proceso de educación del paciente en el manejo de la piel y su cicatriz”. En cuanto al proceso y la duración del tratamiento este depende del grado de la quemadura y normalmente el médico tratante indica cuanto tiempo es el aproximado, pero que en promedio puede estar entre los seis 6 meses a los dos años, o en algunos casos hasta mas.
De la misma manera, la presoterapia que hace la máscara, ayuda a minimizar diferentes complicaciones que deja el crecimiento desorganizado de las fibras de colágeno, como lo son: “limitaciones para el habla, dificultades para la alimentación e incluso en la estética del rostro”, especificó, la Terapeuta Ocupacional.
Hasta el momento, se han elaborado dos máscaras, las cuales han sido proporcionadas a pacientes del Hospital San Vicente Fundación, y otra se encuentra en proceso de fabricación; según Liliana Arango “la primera se le entregó a una paciente adulta y la otra fue para una hemicara de una niña; en este momento, la que está en fabricación es para un niño que está hospitalizado en la unidad de quemados infantil”.
Con relación a los resultados arrojados por la máscara, Calderón, comenta que con la primera paciente, se pudo apreciar que la vascularización roja de las cicatrices disminuyó y los abultamientos se han ido “aplanando” con la presión que ejerce la máscara en su piel.
El proyecto además de tener un ángulo que pretende minimizar las secuelas de las quemaduras de todo tipo, también posee un componente estético para que los pacientes se sientan menos afectados sicológicamente y se sientan cómodos al portarla, “nuestro objetivo con la máscara, fue aportar a la calidad de vida de los pacientes, para que en la reintegración en su colegio o en su trabajo u en otros contextos, no estén limitados o escondidos porque tuvieron una quemadura, si no que al contrario puedan incorporarse y motivarse sintiéndose estéticamente cómodos, contribuyendo a mejorar su esquema e imagen corporal y que a la vez se contribuya al proceso de rehabilitación”, añadió, la terapeuta ocupacional.
También, la idea es que estas máscaras puedan reforzar el trabajo que se adelanta con prendas elásticas y siliconas, que se hacía anteriormente. Asimismo, la máscara se utiliza solo en el día ya que en la noche se retira y se complementa con las prendas elásticas que los médicos rehabilitadores envían a los pacientes.
Por último, Liliana Arango Gaviria, resalta que en el proyecto se encuentra involucrado un equipo interdisciplinario, no es el trabajo de uno solo, sino que son varias personas que están detrás del proceso de atención al paciente quemado. “Todo esto se hace en función de darle la posibilidad al paciente de acceder a nuevas alternativas para su recuperación”, concluyó, Liliana Arango.
Tel: (4) 516 74 43
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