Espiritualidad y Atención Primaria en Salud (I)

Hace algún tiempo, cuando estaba pasando mi ronda habitual de hospitalización, atendí a un paciente afrodescendiente durante un episodio de agitación mental, mientras un nutrido grupo de acompañantes corrían desesperados por los pasillos y la sala de espera, gritando angustiosamente que el señor estaba “entundao”.

Tardaría varios minutos en enterarme que la alteración que el paciente presentaba era atribuida, según los seres queridos, a la Tunda (mujer monstruo similar a un vampiro), que de acuerdo a los sistemas de creencias de algunas comunidades del pacífico colombiano, generaba estados de trance en sus víctimas. Una vez pude comprender la situación, procuré comunicar que el estado del paciente se debía a una infección urinaria muy grave y que lo que ellos denominaban “entundamiento”, en medicina lo llamábamos “delirium”; y a diferencia de la “Tunda”, era la “sepsis” la que tenía al paciente a su merced.

Éste caso, ilustra la tesis de Kirmayer (2012) quien afirma que la cultura, el lenguaje, la etnia y las creencias religiosas y espirituales de los pacientes pueden influir sobre las causas, manifestaciones y curso de las enfermedades, específicamente en la forma cómo se perciben los síntomas, las actitudes frente al personal de salud, las estrategias de afrontamiento e incluso, la adherencia y respuesta al tratamiento. Esta comprensión del contexto del paciente es uno de los principios más importantes de la atención primaria en salud.

Al conjunto de capacidades que debe aprender el personal de salud para responder de forma apropiada y efectiva al ambiente, identidad y preocupaciones del paciente, se le denominan competencias culturales. Se ha planteado que su desarrollo, reduce las inequidades del sistema de salud, mejorando los índices de calidad sanitaria (Isaac, et al, 2016).

La espiritualidad es también un aspecto de la identidad cultural y cada vez más se reconoce como uno de los factores que impacta la toma de decisiones en el cuidado de la salud: puede ser una potente promotora y en ocasiones, una insalvable barrera para los comportamientos saludables. Comprendiendo los asuntos espirituales de una población determinada, pueden planearse intervenciones culturalmente relevantes que estimulen el bienestar y la prevención de enfermedades en los pacientes.

Será cada vez más frecuente encontrarnos en situaciones donde la comprensión de las manifestaciones culturales y la espiritualidad en los pacientes, sea decisiva para afrontar distintos retos donde no basta solo con poseer un vasto conocimiento técnico: lo cultural y lo humano, también deben hacer parte de la formación académica en el área de la salud.

Cuando buscamos comprender la forma como vive y siente el individuo que se enferma y la manera como sus creencias influyen en estas expresiones, podemos ofrecer soluciones en salud más responsables, respetuosas y efectivas. Lo anterior, facilitará nuestro vínculo terapéutico y podremos brindar una atención verdaderamente centrada en el paciente.

¿Cómo explorar en el ámbito de la atención primaria, la influencia de las creencias espirituales en los estilos de vida de los pacientes? Espere, próximamente, algunas ideas al respecto.

Referencias:

Isaac, K. S., Hay, J. L., & Lubetkin, E. I. (2016). Incorporating spirituality in primary care. Journal of religion and health, 55(3), 1065-1077.

Kirmayer, L. J. (2012). Cultural competence and evidence-based practice in mental health: Epistemic communities and the politics of pluralism. Social science & medicine, 75(2), 249-256.